La sociedad envejece. El aumento de la esperanza de vida y la mejora de los tratamientos sanitarios están invirtiendo la pirámide poblacional. La edad media de los españoles ha pasado en los últimos 20 años de los 39 a los 43 años, un momento en el que aún queda por delante casi la mitad de la vida y, no en vano, nos consideramos jóvenes.
Al menos es lo que dice la última encuesta internacional del WIN World Survey, que ha preguntado a más de 31.000 personas en 41 países sobre sus sentimientos respecto a la juventud y la vejez. En España nos sentimos jóvenes hasta los 47 años, siete más que la media.
Jóvenes hasta los 47 pero mayores a partir de los 60. Llegar a la séptima década supone para los españoles empezar a sentirse viejos. También más tarde que la media internacional, que se ve mayor a partir de los 55.
Dónde llega antes la vejez
Entre unos países y otros, la vejez se siente hasta 26 años antes. En China, a partir de los 44 años sus habitantes se sienten viejos, también en Malasia, Japón y Vietnam sus ciudadanos se sienten mayores antes de cumplir los 50.
Entre los países de nuestro entorno, los alemanes son quienes creen que la vejez les llega antes, tras cumplir los 50. Los griegos y los suecos a los 52, los marroquíes a los 53 y los irlandeses a los 54 experimentan la llegada de la vejez antes que la media.
En el extremo contrario se sitúan los italianos, Que no sienten la vejez hasta los 70 años - 26 después que los chinos. Finlandeses a los 69 y paraguayos a los 67 completan el podio de afortunados por alargar más los años de vida previos a la senectud.
A nuestros vecinos de Francia, Polonia, Líbano y Corea del Sur, cumplir los 60 también les hace empezar a sentirse viejos. El estudio, que para España ha realizado el Instituto DYM, miembro y responsable local de la red WIN, concluye que no hay diferencia entre hombres y mujeres respecto a la juventud y la vejez.
Jóvenes hasta los 29... O hasta los 60
Si hay 26 años de diferencia entre unos países y otros a la hora de sentirse viejos, más aún hay si hablamos de sentirse joven. Donde antes acaba la juventud (percibida) es en Filipinas, cuyos habitantes creen que termina a los 29. Al otro lado, los italianos y paraguayos, que se siente tan jóvenes nada menos que hasta los 60.
Además, de los filipinos, ganeses, pakistaníes, marroquíes y tailandeses son los que sienten queso juventud termina antes (a los 33, 34 y 37).
En nuestro entorno, los primeros en dejar de sentirse jóvenes son los alemanes, para quienes la juventud termina a los 41. Los británicos a los 43, daneses a los 44 e irlandeses a los 45, sienten que su juventud termina antes que los españoles. Al contrario que los croatas y franceses, que nos superan sintiéndose jóvenes hasta los 48 y 51 respectivamente.
Para Alejandra Chulián, psicóloga especializada en envejecimiento, esos años que pasan entre que dejamos de sentirnos jóvenes y empezamos a sentirnos viejos se da una "paradoja de la felicidad": "Cuando le preguntas a alguien joven que a qué edad se hará mayor te dirá que a los 65 pero a partir de los 45 empiezan a sentirse mayores. Las primeras canas, arrugas....coinciden con que a esa edad ya no se suelen tener objetivos por cumplirme al menos no tantos como antes, y sin ellos no hay satisfacción".
Por ello y porque cree que "aún hay muchos estereotipos negativos sobre la vejez", la psicóloga cree que hay que "buscar siempre objetivos, aficiones que ofrezcan satisfacción como deporte, voluntariado o actividades lúdicas que nos hagan mantener las relaciones sociales y los objetivos".
Porque si existen grandes diferencias sobre la percepción de juventud y vejez, más consenso hay sobre una problemática que se mantiene a nivel internacional y que es que la sociedad no se preocupa lo suficiente por los mayores. Dos tercios de los encuestados los creen.
Chulián también cree que esa falta de preocupación se da en España: "A los mayores no se les tiene en cuenta, lo que se plantea en políticas siempre va relacionado con la dependencia, y muy poco en cuanto a iniciativas globales de vejez activa".
Para cambiar esta creencia, la psicóloga considera que es necesario "cambiar los estereotipos existentes que asocian la vejez a la enfermedad y la cercanía a la muerte. Para ello nos ha venido muy bien, por ejemplo, la alcaldía de Manuela Carmena. Necesitamos más referentes mayores", concluye Chulián.
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