Las escaleras, la estructura del portal o incluso la anchura de una puerta se pueden convertir en los peores candados. Unas 100.000 personas con movilidad reducida (un 4% del todas las que tienen problemas de movilidad) están presos en sus hogares. Muchos más, 1,8 millones de personas, no pueden salir solos porque necesitan la ayuda de terceros.
Son los datos del informe Movilidad reducida y accesibilidad en el edificio, elaborado por la Fundación Mutua de Propietarios y la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Cocemfe), que revela también que una de cada cinco personas con movilidad reducida ha tenido que cambiar de casa. Otros no han podido hacerlo.
A través de un vídeo elaborado por ambas entidades, varias personas cuentan sus historias personales. Uno de ellos es Alejandro Carrasco: “Realmente la única posibilidad que tengo de salir de casa es que vengan los de la Cruz Roja a ayudarme. Mañana van a venir y estaré fuera de casa de nueve de la mañana a seis de la tarde”
Una de cada cinco personas con movilidad reducida ha tenido que cambiar de casa
También cuenta su historia Helena Helguera, que vivía en un quinto sin ascensor cuando fue diagnosticada de una enfermedad. “Pregunté para instalar el ascensor. No había problema por parte de los vecinos pero era imposible por la estructura. Primero bajaba poquito a poco agarrada a la barandilla pero luego estuve un tiempo bajando sentada de escalón a escalón. Porque lo que tenía claro es que tardara lo que tardara, cada día iba a salir de la calle porque si no el estado anímico decaería y eso dije que no me lo iba a permitir”.
En total, son 2,5 millones los españoles que tienen movilidad reducida y de los cuales el 43% pasa muchos días sin salir de casa, principalmente por los problemas de accesibilidad. De hecho, uno de cada tres asegura que saldría más si viviera en un edificio adaptado.
Un problema que está afectando a su estado de ánimo. Porque el 60% de estas personas aseguran que se sienten mal con ellas mismas, una percepción más acentuada entre las personas mayores de 70 años quienes, además, son las que en mayor medida afirman quedarse muchos días sin salir de casa.
Sólo el 0,6% de los edificios está adaptado
La Ley de Propiedad Horizontal establece que a petición de un propietario con movilidad reducida o mayor de 70 años, la comunidad está obligada a realizar obras aún sin el consentimiento de la propiedad, siempre que los gastos no supongan más de 12 mensualidades de la comunidad.
Sin embargo, resulta cuanto menos chocante que solo un 0,6% de los 9,8 millones de los edificios de viviendas en España cumplan los criterios de accesibilidad universal para personas con movilidad reducida o discapacidad. La normativa preveía un plazo para completar este tipo de obras que finalizó en 2017.
Los problemas para salir de casa son tanto de quienes están en silla de ruedas (38%) como quienes tienen problemas de movilidad que solventan con apoyos tipo muletas, bastones o andadores, así como aquellas que tienen una deambulación inestable.
Desde 2017 el total de las viviendas debería ser accesible
Según el estudio, las comunidades con mayor número de vecinos son los que, en menor medida, han realizado acciones a favor de la accesibilidad “poniendo de manifiesto la complejidad que representa solicitar ayudas en edificios con un número elevado de vecinos, donde influye la negociación y la corresponsabilidad de un número importante de personas que no siempre están sensibilizadas con los problemas de movilidad reducida”, afirma la directora de la Fundación Mutua de Propietarios, Laura López Demarbre.
Ante esta situación, los autores del informe han reclamado la creación de un Fondo Estatal de Accesibilidad, porque “es imprescindible que se establezcan ayudas específicas para todas las comunidades vecinales que deban afrontar obras de accesibilidad para garantizar el derecho a una vida independiente”.
Escaleras y portal suponen las mayores limitaciones
En concreto, las escaleras provocan que el 78% de estas personas no puedan moverse de manera libre, seguidas del acceso a la calle al portal (39%), o el mismo portal (39%), que también representa una barrera dentro del edificio. Además, las principales mejoras que se harían en el edificio son la instalación de un ascensor, entre quienes no tienen, y puertas automáticas.
Para tratar de solventar esta situación, los principales recursos utilizados por las personas con movilidad reducida son la ayuda de familiares y amigos (73%). Asimismo, un 22% cuenta con personal profesional de apoyo y un 22% recibe ayudas económicas, siendo destacable que un 7% asegura que no dispone de apoyo.
Asimismo, las nuevas tecnologías también están jugando un papel positivo en la realización de las tareas habituales: un 50% asegura que las utiliza para sus gestiones y un 19% para realizar compras por internet. No obstante, se percibe en el estudio una brecha digital que afecta a los mayores de 60 años y a quienes viven en zonas geográficas con servicios digitales menos desarrollados.
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