En agosto de 2018 Luis Sans y sus socios, los hermanos Juan y José María Garrido, ya estaban en guerra. Los tres socios que habían adquirido iDental medio año antes se cruzaban demandas y los hermanos acusaban a Sans de haber frustrado la venta de las clínicas dentales a un fondo de inversión.
Todo ello mientras la Audiencia Nacional empezaba ya a investigar la trama que apunta a convertirse en el mayor escándalo sanitario de la historia, con decenas de miles de afectados en toda España. Sus propietarios y gestores están acusados de administración fraudulenta, estafa, apropiación indebida, falsedad documental, lesiones y contra la salud pública.
Pero mientras se conocían detalles del escándalo en iDental el verano pasado, Luis Sans iniciaba su estrategia para hacerse con el control de la otra compañía dental del grupo, Institutos Odontológicos (IOA), a la que aún no había salpicado el escándalo. En ese mes de agosto, el empresario amplió su capital en la compañía (en detrimento de sus socios) para pasar de tener un tercio de las participaciones al 95%. Y la mayor parte, 2,7 millones de euros, la aportó mediante un cuadro que no había pagado.
Retrato de los Marqueses de Linares
Sans realizó la ampliación de capital el 20 de agosto de 2018. Seis días después de que se firmara la compra del retrato de los Marqueses de Linares, una obra de 1888 del pintor Francisco de Pradilla, por cuatro millones de euros. Sans no acudió a la firma porque se encontraba de vacaciones en Cadaqués, según fuentes cercanas a la operación.
La compraventa del cuadro se firmó en Madrid el 14 de agosto de 2018 entre el representante de Sans – que adquiría la obra a través de su empresa Mortimer Wada SL – y su propietario hasta el momento, un empresario que había adquirido la obra en Venezuela en 1992. Ante notario se firmó la operación, pero Sans no desembolsó ni un euro de la compra. De hecho, aún no ha pagado nada por los cuadros.
No hubo desembolso porque en el contrato que firmaron el propietario de la obra y Sans figuraba un pago aplazado de los cuadros. Dos millones de euros antes del 10 de agosto de 2019 y el otro 50% antes del 10 de agosto de 2020. Entre tanto, Sans se comprometía a pagar 6.000 euros mensuales en concepto de mantenimiento, que se firmaron en un contrato privado según consta en una escritura de ratificación ante notario de marzo de 2019. “Si yo hubiera sabido para qué lo iba a utilizar a lo mejor no lo hubiera firmado”, defiende el vendedor, que asegura que recibió los 6.000 euros hasta septiembre y que no ha cobrado nada desde octubre, mes en que Sans ingresó en prisión. “La obra aún no es suya, si no me paga antes de agosto los dos millones el contrato queda anulado”, afirma el empresario que vive a caballo entre España y Venezuela.
Sin embargo, Sans utilizó apenas seis días después ese contrato de compraventa para hacer una ampliación de capital. Es más, utilizó sólo uno de los dos elementos de la obra, el del marqués, y lo valoró en 2,7 millones de euros. La obra se compone del retrato del marqués y de la marquesa en lienzos separados. Desde el entorno de Luis Sans aseguran que la operación se realizó de forma legal y que lo único que se ha incumplido es el impuesto a liquidar de la operación, que tampoco habría abonado.
Resulta también controvertido el contraste entre el precio de venta de los cuadros, cuatro millones de euros, y el del seguro de Casa de América, que según el contrato de cesión del Museo del Prado (al que actualmente está adscrito el retrato) es de 65.000 euros, como ha podido confirmar El Independiente con Casa de América. Es allí, en el antiguo Palacio de los Marqueses de Linares, donde los cuadros fueron inicialmente expuestos y a donde volvieron en 2017.
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