A diferencia de lo que se podía pensar, el abandono de la actividad laboral no hace aumentar los síntomas depresivos, sino que éstos se reducen un 27 %, según los datos de una encuesta a 1.700 personas de entre 55 y 75 años que busca medir el impacto de la jubilación en la salud de los españoles.
Se trata del estudio "Jubillennials: el impacto de la jubilación en la salud a partir de los 65 años", elaborado por la marca de seguros de salud 'Vivaz', la Universidad Francisco de Vitoria y el Instituto de Salud Carlos III.
Manuel Castillo, presidente Científico de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad, ha explicado algunos de los cambios que se producen en la vida de las personas cuando llega el momento de la jubilación.
"Al jubilarse, las personas tienden a adoptar hábitos de vida más saludables", de manera que aumenta un 28 % la práctica regular de ejercicio físico (del 44 % entre los 55 y 65 años al 57 % entre los 65 y los 75), se reduce un 61 % el consumo de tabaco (del 25 al 14 %) y un 6 % la ingesta de alcohol (del 83 al 79 %).
La adherencia a la dieta mediterránea también mejora con la jubilación al pasar del 68 % de las personas entre 55 y 65 años, al 77 % que se registra en el colectivo de entre 65 y 75 años.
Paralelamente, aumenta un 9 % el número de personas que se declara satisfecho con su vida social y los síntomas de depresión se reducen, al pasar del 25 % de la población de entre 55 y 65 años, al 18 % entre los 65 y 75 años.
No obstante, este colectivo también presenta determinados problemas. Así, los ciudadanos de entre 65 y 75 años se medican un 21 % más que las personas próximas a la jubilación y la polimedicación (consumir 5 medicamentos o más al día) se duplica, aunque en muchos casos se trata de fármacos para evitar factores de riesgo como el colesterol o la hipertensión.
Los problemas más habituales que aparecen después de la jubilación suelen estar relacionados con el aparato locomotor, la hipertensión, los problemas de visión y, en general, una menor vida sexual y se produce un aumento significativo de las analíticas (un 10 % más), ecografías (20 %) y radiografías (28 %).
Por otra parte, este colectivo se vacuna contra la gripe en mucha mayor medida que antes de jubilarse (un 119 % más), se hacen chequeos médicos más frecuentemente (9 %) y más pruebas que facilitan la detección precoz del cáncer (44 %).
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