El mito tiene siglos de antigüedad, pues algunos historiadores ya afirmaban que María Antonieta encaneció cuando se enteró que iba a ser guillotinada en la revolución francesa. Es habitual oír de alguien a quien el estrés o algún disgusto le han hecho encanecer pero, ¿tiene base científica? Un equipo de científicos acaba de publicar en Nature que sí y que, además, han conseguido bloquear el proceso en ratones.
“Por mucho tiempo se ha dicho que el estrés provoca canas pero hasta ahora no había una base científica para esa creencia. Nuestro estudio prueba que el fenómeno ocurre y desvela, además, los mecanismos implicados. Además, hemos descubierto una manera de interrumpir el proceso”, afirma Thiago Mattar Cunha, investigador del Centro de Investigación, Innovación y Diseminación de Sao Paulo (Brasil).
El hallazgo ha sido accidental, según los propios investigadores, que estaban estudiando el dolor en ratones negros C57, un modelo con el pelo negro. La profesora de biología regenerativa de la Universidad de Harvard que también participó en el proyecto, Ya-Chieh Hsu, explica lo que ocurrió. "Les administramos una sustancia llamada resiniferatoxina para activar un receptor expresado por las fibras nerviosas sensoriales e inducir un dolor intenso. Unas cuatro semanas después de la inyección de la toxina, un estudiante de doctorado observó que el pelaje de los animales se había vuelto completamente blanco".
Ante el fenómeno, los investigadores se propusieron verificar la hipótesis y repitieron el experimento varias veces hasta confirmar que el encanecimiento se debía a la resinferatoxina, un químico natural que se encuentra en el espurio de resina (Euphorbia resinifera), una planta similar a un cactus originaria de Marruecos.
Lo siguiente fue comprobar si el fenómeno dependía de la activación de las fibras nerviosas simpáticas, según Ya-Chieh Hsu, ya que el estrés afecta directamente al sstema nervioso simpático. “Después de inyectar la resiniferatoxina a los ratones, les tratamos con guanetidina, un antihipertensivo capaz de inhibir la neurotransmisión a través de fibras simpáticas. Observamos que el proceso de pérdida de color del pelaje se bloqueaba", asegura Cunha.
Por otro lado, extirparon quirúrgicamente las fibras del sistema simpático para bloquear la neurotransmisión. En es caso tampoco se perdió el color del pelaje tras la inducción del dolor. “Estos y otros experimentos conducidos por nuestros investigadores demostraron la participación del sistema simpático con el encanecimiento y confirmaron que el dolor es un estresor potente. Pero aún quedaba por saber el detalle de los mecanismos implicados”, añade Cunha.
Cunha había viajado a Harvard como profesor visitante, donde descubrió que el grupo de Ya-Chieh Hsu había hecho averiguaciones similares sobre el tema del encanecimiento del pelo. Su grupo estudiaba los procesos que controlan la diferenciación de células madre de la piel.
El grupo de Harvard ya había averiguado que el estrés relacionado con el dolor provocaba que las células madre de melanocitos (los que producen melanina, el pigmento principal responsable del color de piel y cabello) "maduraran" demasiado pronto.
"En un individuo joven las células no se diferencian, como todas las células madre, pero con el envejecimiento, se diferencian gradualmente. Dejan de producir melanina cuando se completa el proceso", dijo Cunha. "Utilizamos diversas metodologías para mostrar que la actividad simpática intensa acelera significativamente la diferenciación. Por lo tanto, en nuestro modelo, el dolor aceleró el envejecimiento de las células madre que producen melanina".
"Cuando comenzamos a estudiar esto, esperaba que el estrés fuera malo para el cuerpo, pero el impacto perjudicial del estrés que descubrimos estaba más allá de lo que imaginaba", dice la investigadora. "Después de unos pocos días, se perdieron todas las células madre que regeneran el pigmento. Una vez que se han ido, ya no se puede regenerar el pigmento. El daño es permanente".
"El estrés agudo, particularmente la respuesta de lucha o huida, se ha considerado tradicionalmente beneficioso para la supervivencia de un animal. Pero en este caso, el estrés agudo causa el agotamiento permanente de las células madre", dice Bing Zhang, coautor del estudio.
Otros sistemas en el organismo probablemente se vean afectados por el estrés intenso de manera similar al bulbo del folículo piloso. "No sabemos con certeza cuáles son las implicaciones", dice Cunha. "Actualmente estoy trabajando en una investigación de los efectos de la actividad simpática en otras subpoblaciones de células madre".
La secuenciación de ARN fue una de las metodologías utilizadas para explorar los mecanismos que promueven la diferenciación de células madre de melanocitos. Los investigadores utilizaron esta tecnología para comparar los perfiles de expresión génica de ratones que recibieron la inyección de resiniferatoxina, desarrollando dolor, estrés y pérdida de color del pelaje, con los de ratones inyectados con un placebo.
"Buscamos genes cuya expresión estaba más alterada después de la inducción del estrés, y uno llamó nuestra atención: el gen que codifica una proteína llamada CDK (quinasa dependiente de ciclina). Esta es una enzima que participa en la regulación del ciclo celular", afirma Cunha.
Cuando los investigadores repitieron el procedimiento de inducción del dolor y trataron a los ratones con un inhibidor de CDK, encontraron que se evitó la diferenciación de células madre de melanocitos, al igual que la pérdida de color del pelaje. "Este hallazgo muestra que CDK participa en el proceso y, por lo tanto, podría ser un objetivo terapéutico", asegura el investigador Cunha. "Es demasiado pronto para saber si algún día se convertirá en un objetivo en la práctica clínica, pero vale la pena explorarlo más".
En otro experimento, los investigadores demostraron que cuando el sistema simpático se activa de manera robusta, las fibras que inervan los bulbos del folículo piloso liberan noradrenalina muy cerca de las células madre de los melanocitos. "Mostramos que las células madre de melanocitos expresan la proteína ADRB2 [receptor adrenérgico beta-2], que se activa por la noradrenalina, y descubrimos que las células madre se diferencian cuando este receptor es activado por la noradrenalina", dijo Cunha.
Para confirmar el hallazgo, los investigadores repitieron el experimento usando ratones que habían sido genéticamente modificados para no expresar ADRB2. Como se sospecha, su pelaje no se volvió blanco después de que se les inyectó resiniferatoxina. "En otra prueba, inyectamos noradrenalina directamente en la piel del ratón. Como resultado, el pelaje alrededor del sitio de la inyección se volvió blanco", apunta Cunha.
Finalmente, el grupo trató un cultivo primario de melanocitos humanos (células productoras de melanina obtenidas directamente de la piel de un voluntario) con noradrenalina, que como se señaló anteriormente es liberada por las fibras nerviosas simpáticas en los folículos capilares. El resultado fue un aumento en la expresión de CDK similar al observado en ratones.
Según Cunha, los investigadores aún no saben si habrá futuras aplicaciones estéticas para sus hallazgos, como el desarrollo de un medicamento que evite la pérdida de color del cabello asociada con el envejecimiento: "Sería necesario ver si un inhibidor de CDK tiene efectos secundarios y, de ser así, si el beneficio estético los superaría".
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