El doctor José María Molero, del Grupo de Trabajo en Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), cree que España registrará un "incremento de casos de forma contenida" durante las próximas "4-6 semanas" hasta alcanzar un pico máximo de incidencia, y que a partir de ahí se producirá "un descenso progresivo de nuevos casos".
"No es previsible que en España lleguemos a vivir la situación que se ha vivido en China, en cuanto a tasa de incidencia y letalidad. Es previsible que no se llegue a situaciones de transmisión comunitaria masivas imposibles de controlar", apunta el experto.
Molero considera que "es previsible" que el riesgo de transmisión sea menor cuando suban las temperaturas. "Sabemos que es un virus al que gusta el frío. También es previsible que disminuya su transmisión por una cuestión social, ya que en invierno pasamos más tiempo en espacios cerrados, poco ventilados y nos juntamos más", expone.
Así, ve que la evolución del coronavirus a nivel mundial "era previsible desde el principio", dado su "alto grado de transmisibilidad". "Era fácil prever que en poco tiempo saliese de la provincia de Hubei y se expandiera por otros territorios. Además, en un mundo tan globalizado y con una infección que tiene periodos de incubación que van de 5 o 6 hasta los 14 días, parece casi inevitable que se escape de los controles incluso aunque fuesen tan estrictos y exhaustivos como los aplicados en China", añade.
En cualquier caso, el experto recuerda que "no se puede hablar de pandemia". "La tasa de casos identificados es muy baja, la mayoría corresponde a casos importados o sus contactos en nuestro entornos. No existe transmisión comunitaria generalizada, sostenida e incontrolada", tranquiliza.
Acerca de una posible vacuna, Molero detalla que "todavía hay que esperar bastante tiempo". "Aunque se puedan acelerar, es obligado respetar una serie de fases en los ensayos clínicos que impedirán tener una vacuna para uso en la población antes de un año y medio como mínimo. Este proceso puede ser mucho más corto en el caso de la posibilidad de disponer de un fármaco antiviral específico, pues en la actualidad algunos medicamentos han mostrado efectividad in vitro frente al coronavirus", argumenta.
Por último, no descarta que el virus mute, aunque no lo haya hecho hasta ahora. "Es un virus nuevo, que ha mutado con anterioridad a la infección del ser humano, por lo que es más inestable y no podemos estar cien por cien seguros de qué camino tomará. No obstante, es cierto que desde su aparición ha mantenido unos rasgos constantes en cuanto a letalidad y a características de la población infectada. La secuenciación de diferentes muestras de este coronavirus no han mostrado mutaciones", concluye.
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