Cuanto antes Manuel Herrera Gutiérrez vuelva a echar mano de su equipo de buceo, mejor señal será. Eso significará que la epidemia del coronavirus está controlada y que este intensivista malagueño recobra la normalidad profesional que perdió cuando la propagación de la covid-19 hizo que empezaran a dispararse los casos. "Muchas veces, después de una guardia, me voy a bucear porque es la forma que más me relaja", confiesa.
Herrera Gutiérrez (Antequera, 1960) ejerce en el Hospital Regional de Málaga y da clases como profesor asociado en esta Universidad malagueña. También preside el comité científico de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), una asociación que el próximo año cumplirá 50 años y que está tratando de ofrecer su conocimiento y experiencia en la atención de pacientes graves para gestionar esta crisis sanitaria que está poniendo al borde del colapso a no pocas UCI de este país.
Pregunta.-¿Qué desafío profesional está suponiendo para la especialidad la atención a pacientes de coronavirus?
Respuesta.-En sí, el paciente no supone un desafío. El enfermo que está llegando a la UCI es de mucha gravedad, similar a la de otras infecciones. Y estamos entrenados y preparados para asistirlo. El desafío ha sido realmente logístico. El número ha desbordado lo que habitualmente nosotros solemos manejar y ha llegado a un punto en que está casi colapsando algunas UCI. Yo diría que, más que un problema para la especialidad, la cuestión es cómo la especialidad es capaz de responder a un desafío logístico.
P.-¿Y cómo está respondiendo desde su experiencia sobre el terreno?
R.-Dentro de estas circunstancias catastróficas, creo que la respuesta ha sido muy buena. La Semicyuc está activa desde el principio. Hemos creado un área específica en la web donde nuestros socios tienen información actualizada, se hacen reuniones con jefes de servicio de Intensivos de forma periódica para conocer la situación y hemos incentivado la creación de planes de contingencia pensando en el peor escenario, lo cual ha facilitado mucho la respuesta. El problema es que la velocidad de propagación del virus y su contagio han superado realmente todas las expectativas.
La decisión de poner respirador o no a un paciente forma parte de nuestro trabajo. Estamos entrenados para ello"
P.-¿Cree que se reaccionó tarde en España teniendo tan cerca el caso de Italia?
R.-Eso es difícil de decir. Cuando empezaba el problema en Italia nosotros ya estábamos trabajando en planes de contingencia. No es que el virus empezara a despertar en España y nosotros no supiéramos que iba a venir. Lo que ha sucedido es que la curva ha tenido mucha pendiente, más que en Italia. En menos tiempo que allí hemos alcanzado sus niveles de infección y de casos graves. Nos hemos encontrado un poco desbordados y algunas zonas, como Madrid, han registrado un número absolutamente inesperado de casos.
P.-¿Qué carencias están notando los profesionales de cuidados intensivos para el manejo de la situación?
R.-Más que carencia ha sido no esperar el número y la velocidad de los casos que se nos iban a presentar. Tantos enfermos de un nivel de gravedad muy alto han supuesto que las UCI lleguen a un punto próximo al colapso, dado que la velocidad en algunas zonas ha superado los planes de contingencia. Pero creo que la respuesta de los profesionales ha sido muy adecuada. Hemos buscado trabajar en conjunto con otras especialidades y estamos abogando por una distribución de los recursos: que aquellas áreas que no están sufriendo tan fuerte el impacto puedan ceder material y personal temporalmente a las zonas que se están colapsando para intentar de esa forma controlar la situación.
P.-Se refiere a la solidaridad interterritorial…
R.-Efectivamente. Ése es un punto que la Semicyuc ha puesto sobre la mesa.
P.-¿Le sorprende que no se haya producido aún la derivación de pacientes a hospitales de otras comunidades vecinas, con los niveles de ocupación de UCI que se registran en algunas autonomías?
R.-Es una de las opciones, pero incluso hay otra más sencilla y que es el primer paso que nosotros habíamos planteado: que los profesionales de las zonas más descargadas pudieran desplazarse a Madrid o Cataluña junto con material médico, principalmente respiradores. Efectivamente, la segunda opción sería desplazar pacientes a zonas menos colapsadas.
El uso generalizado de la mascarilla me parece adecuado, pero puede generar un problema todavía más serio de abastecimiento"
P.-¿Tiene constancia del desplazamiento de profesionales?
R.-Ya se han producido en algunos casos solicitudes de personas que estaban dispuestas a desplazarse a Madrid para colaborar. Y alguna comunidad ha ofrecido respiradores a zonas más conflictivas.
P.-Y cuando hay más pacientes con recomendación de ingreso en UCI que plazas, ¿qué criterio está aplicando el intensivista?
R.-Al no estar en una zona en la que se haya llegado a ese punto… Nosotros tenemos planes de contingencia pensando en aumentar, pero lo que hay es que buscar zonas fuera de la UCI que puedan dar asistencia a esos pacientes. En Madrid está funcionando el Hospital de Ifema y muchos centros están haciendo eso: sacar la UCI del área que teóricamente se correspondería con la UCI. Y finalmente, si llegado el caso la situación nos desborda en el sentido de que no hubiera respiradores suficientes, qué paciente se puede usar la ventilación.
P.-Llegado ese caso, ¿cómo consideraba la Semicyuc que debe actuarse?
R.-La decisión de poner respirador o no a un paciente forma parte de nuestro trabajo y de nuestro entrenamiento. Estamos capacitados para hacerlo, en el sentido de que hay personas a las que si le ponemos el respirador no vamos a facilitar que se recupere y le vamos a hacer más daño que beneficio. Es un problema que normalmente enfrentamos pero que ahora se nos presenta a diario. La decisión del intensivista no es decir a quién se le pone y a quién no el respirador, sino detectar qué persona por sus características –independientemente de su edad o situación– no se va a beneficiar de ese tratamiento para no hacerle más daño.
P.-Está siendo unánime el lamento del personal sanitario por la falta de medios de protección con que está trabajando. ¿Usted lo acredita?
R.-El material de protección es uno de los problemas más importantes. El sanitario, sobre todo en UCI, no debe tratar a un paciente altamente contagioso sin protegerse. Es una norma básica. Si el sanitario enferma no hay quien atienda. El problema de los sistemas de protección no es la compra sino la fabricación. Para que se haga una idea, un paciente del que se sospeche que tiene la infección va a necesitar para su atención unos seis sistemas al día, pero para un enfermo intensivo se pueden necesitar hasta 25. Eso supone una cantidad de material terrible y en un momento dado podemos encontrarnos con suministro insuficiente. Como sociedad médica insistimos en que hay que optimizar los recursos, no usar la protección avanzada donde realmente no es necesaria y buscar alternativas en los casos donde haya falta de suministro importante. Ningún sanitario debe atender a un paciente sin los sistemas de protección adecuados para el nivel que ese paciente necesita.
La escasez de fármacos sería un problema importante; se están viendo alternativas para reducir el consumo de los que más riesgo tienen de faltar"
P.-De haber existido medios de protección en número suficiente, cabe pensar que al menos un porcentaje de contagios podría haber evitado. ¿No?
R.-Hay médicos que han estado aislados y que habían visto a pacientes con sistemas de protección completos. Es muy difícil determinar cómo nos estamos contagiando. En mi hospital, el número de enfermeros que se está infectando no es excesivamente alto, lo cual habla muy bien de su capacidad profesional y de que los sistemas de protección funcionan cuando se puede disponer de ellos.
P.-Junto a la falta de medios de protección, preocupa también el desabastecimiento de fármacos para la sedación...
R.-Con los fármacos pasa igual que con los sistemas de protección: no dependemos de que haya estocaje, sino de que se puedan o no fabricar. Y ya sabemos que hay problemas con la fabricación de algunos. Esto es un problema importante. La Agencia Española del Medicamento lo sabe y de hecho se puso en contacto con nuestra sociedad para que optimizáramos el uso y minimizar así el riesgo de que haya pérdida de existencias. Nuestra sociedad ha publicado una guía sobre sedación para que reconozcamos alternativas y veamos otras formas de sedar a los pacientes para disminuir el consumo exagerado de los fármacos que más riesgo tienen de faltar, de modo que se conozcan posibles alternativas en caso de que esa escasez se produjera. Es un tema que está presente y estamos trabajando para minimizar su impacto.
P.-Da la sensación de que las autoridades sanitarias empiezan a variar de criterio y a decantarse ahora por la utilización generalizada de mascarillas en pacientes asintomáticos, lo que antes rechazaban. ¿Cuál es vuestra posición?
R.-Todavía no hemos abordado el tema porque nos estamos centrando en lo que es nuestra parcela de tratamiento y estamos intentando enfrentarnos a los desafíos que supone el manejo del paciente crítico. A nivel personal, me parece una medida adecuada para intentar contener la progresión del virus a nivel de la población, aunque, si ya estamos teniendo problemas de desabastecimiento a nivel sanitario, eso sí que podría generar un problema todavía más serio de abastecimiento.
P.-Desde su experiencia, ¿qué está reportando esta catástrofe para los intensivistas?
R.-Para la especialidad está suponiendo un estrés terrible, una carga muy importante. Desde la Semicyuc somos optimistas y creemos que nuestra respuesta ha sido rápida y está siendo eficaz. Si no existiera nuestra especialidad, estos enfermos no tendrían las posibilidades de supervivencia que tienen. Somos una especialidad madura y con capacidad para enfrentarnos a situaciones de elevadísimo estrés como ésta con respuestas adecuadas para la sociedad.
El aplauso de los ciudadanos es clave para que el personal sanitario no tenga nunca la sensación de que no se valora su esfuerzo"
P.-¿Qué factura personal le va a pasar esta tragedia al personal sanitario?
R.-Los profesionales están dándolo todo, trabajando con un esfuerzo terrible, enfrentándose a situaciones a veces de decisiones muy difíciles y seguro que esto nos va a pasar factura a nivel personal. Pero saldremos crecidos. Estamos enfrentándonos con muchísima dignidad a este problema tan difícil.
P.-¿Se está refiriendo a una factura psicológica?
R.-Sí, principalmente psicológica. También de agotamiento y, queramos o no, de desmotivación. Ante una situación tan terrible, con una sobrecarga de trabajo tan grande, el esfuerzo que están realizando los profesionales es realmente muy alto. Lo principal es que no tengan nunca la sensación de que no se valora nunca ese esfuerzo. Por eso la iniciativa ciudadana de todos los días del aplauso me parece fundamental.
P.-¿Se sienten reconocidos por la sociedad, siquiera simbólicamente con el aplauso diario de las 20 horas?
R.-Aunque sea una medida simbólica, es fundamental. Y demuestra claramente que la sociedad sí valora el esfuerzo que estamos haciendo.
P.-¿Las administraciones públicas han valorado en los último años la importancia que tiene el sector sanitario en España?
R.-Estamos inmersos en plena crisis y lo mejor y lo único que yo esperaría ahora mismo de la Administración es que dé respuesta a los problemas que se están presentando día a día. La respuesta que nos dé a los profesionales sanitarios habrá que verla cuando la situación se haya controlado y cuando realmente todo esto esté superado. Entonces será el momento de ver realmente cómo se ha valorado el esfuerzo que hemos hecho todo el personal sanitario.
P.-¿Qué debería saber el ciudadano a estas alturas?
R.-Al ciudadano le trasladaría el mensaje de que la situación es muy difícil y que los confinamientos son horribles para todos, pero este problema tenemos que superarlo entre todos. Los sanitarios hacemos nuestra parte, pero la población tiene que colaborar porque sin su esfuerzo esto no llegaría a superarse. Los datos empiezan a decir que es posible que estemos llegando a la parte plana de la curva, por lo que los animaría a seguir. Las medidas son eficaces. En otros países se ha conseguido luchar y vencer y aquí lo vamos a lograr también.
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