La vida se ha paralizado. La población está experimentando una situación desconocida durante el estado de alarma. Nunca antes los españoles se habían visto obligados a quedarse en casa durante más de un mes por una amenaza invisible como la del Covid-19, que se cuela en los hospitales, los sitios de ocio y los centros de trabajo para convertirlos en lugares potencialmente peligrosos.
Ese miedo a contraer el coronavirus puede llegar a provocar que, tras el confinamiento o durante este periodo de encierro, haya más personas que experimenten trastornos psicológicos. "La evidencia científica y las investigaciones que ya se están realizando en países como China confirman esta hipótesis. Cerca de un tercio de la población puede vivir efectos importantes en materia de salud mental, especialmente el conocido como estrés postraumático", explica para El Independiente José Antonio Luengo, secretario de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Psicología de Madrid.
Cerca de un tercio de la población puede vivir efectos importantes en materia de salud mental, especialmente el conocido como estrés postraumático"
José Antonio Luengo
Según Medline Plus, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) es una afección de salud mental que algunas personas desarrollan tras experimentar o ver algún evento traumático. Este episodio puede poner en peligro la vida, como es el caso de una guerra, un desastre natural, un accidente automovilístico o una agresión sexual. Sin embargo, a veces el evento que desencadena este trastorno no es necesariamente peligroso, ya que puede aparecer también con la muerte repentina e inesperada de un ser querido.
La actual coyuntura va a generar "estrés sobreañadido a la situación personal de dolor y sufrimiento emocional que mucha población vive", indica Luengo, y consecuentemente, "las necesidades de atención psicológica ligada a trastornos del estado de ánimo y de salud mental se acrecentarán".
Estas "huellas emocionales", como le llama Natalia Pedrajas, cofundadora y CEO de Apoyo Psicológico en Casa, pueden afectar de forma diferente a cada persona. "Todos y todas terminaremos con una huella emocional", señala, pero dependiendo de cómo "llevemos este confinamiento, de lo que nos vaya sucediendo en nuestra vida y de cómo lo vamos afrontando", nuestra huella será más reconfortante o más desagradable.
Estas alteraciones psicológicas "están relacionadas fundamentalmente con sensaciones de agobio por los impactos en la salud pública y las consecuencias económicas que este proceso está haciéndonos vivir, la incertidumbre y el miedo a que todo va a cambiar", evidencia Luengo. Es cuando estas "situaciones se mantienen mucho en el tiempo y dominan los pensamientos negativos" cuando pueden surgir episodios de ansiedad, según afirma este psicólogo educativo y sanitario.
Los niños, el sector más vulnerable
Los menores pertenecen a un "sector vulnerable", ya que "están viviendo situaciones complejas, ligadas a miedos poco definidos pero no pequeños, a la irritabilidad, a síntomas de ansiedad y, en ocasiones, a riesgos ligados al uso excesivo de las TIC -que están teniendo, no obstante, un papel positivo en este proceso- y de juego patológico en los mayores", relata Luengo. Matiza que estos trastornos no se producirán en todos los casos, dado que "habría que unir otros factores de riesgo ligados a situaciones socioeconómicas que afloran de manera dramática".
Los niños, que este domingo tendrán la posibilidad de salir de sus domicilios por primera vez desde hace más de un mes y medio, afrontan esta extraña situación de forma diferente, dependiendo del rango de edad en el que se encuentren. Los adolescentes y preadolescentes "se han separado de su grupo de iguales", aquellos con los que "interactúan y descubren el mundo", dice Pedrajas. Las nuevas tecnologías "se convierten en el epicentro de su vida", especialmente para conectar con sus amigos, "no sólo a través de las videoconferencias, sino también a través de los videojuegos", indica la psicóloga, que es donde transmiten "su malestar o su bienestar en este confinamiento".
Por su parte, los niños de Primaria "están desprovistos de cualquier tipo de rutina, lo que les puede estar afectando bastante, y se les ha cortado el contacto que tenían con otros familiares con los que podrían pasar tiempo", dice la CEO de Apoyo Psicológico en Casa. "Antes, a lo mejor estaba en contacto con sus abuelos, con sus abuelas", y ahora "pueden estar viviendo la muerte de un ser querido", por lo que "esta afección les toca muy de cerca".
Asimismo, los más pequeños, de 0 a 6 años, "son los que menos acusan este confinamiento", pero son los que más necesitan moverse "porque es el momento en el que está toda la expansión motora", algo que podrán desarrollar cuando salgan de sus domicilios a partir del día 26 de abril. "Estos niños son los que más atención demandan de sus madres y padres, y por lo tanto están acusando el nerviosismo, la ansiedad y el estrés del teletrabajo", concreta Pedrajas.
Todos los trabajadores del país se ven afectados por esta cuarentena de una u otra forma, bien porque les han reducido horas y están ganando menos dinero; bien porque en su empresa han hecho un ERTE; porque están en los hospitales y en las calles en primera línea de batalla contra la pandemia; o bien porque, desde sus hogares, "están intentando ser ultraproductivos, para que su negocio salga adelante" o para demostrar que siguen "activos en sus puestos de trabajo ", interpreta Pedrajas.
Además, los niños que recibían "a su terapeuta o que iban a centros de atención, de psicología o de Atención Temprana, les ha influenciado más [este confinamiento]. El reto que tenemos es de qué manera podemos seguir ayudando a su familia al no estar" en los domicilios de los pacientes, refleja la psicóloga, que indica que están "buscando a través de las tecnologías y de las videollamadas" una solución.
Ancianos, los grandes olvidados
Los mayores "han sido grandes olvidados y la sensación que deja en el alma es de profundo dolor", expresa Luengo. Afirma que es importante evaluar diferentes factores, como la situación de salud de estos ancianos, la posibilidad de convivencia con otros familiares en esta situación, la red de apoyo familiar y social con la que tener contacto frecuente, el acompañamiento y el apoyo y solidaridad en el vecindario, porque "cada situación será única".
Muchas personas mayores "ya venían acusando en su mochila" la soledad, recalca Pedrajas. "Cuando llegan a cierta edad, dentro de su discurso siempre está el 'me siento solo' y el 'estoy muy solo’. Hay quienes llevan peor esto y hay quienes han tenido sus estrategias para llegar a la tercera edad en comunidad, en el hogar del jubilado, en las residencias" o en algún otro grupo social. Pero, durante el estado de alarma, han tenido que volver a sus casas, y es ahí donde "aparece este sentimiento de soledad".
"En general, la situación de miedo y desesperanza pueden influir negativamente, (...) pero va a depender de las condiciones en las que vivan. Muchos han pasado en su juventud y madurez por situaciones muy traumáticas, y los recuerdos dolorosos pueden aparecer. Aunque también, la resiliencia forma parte de sus vidas en muchísimos casos", explica el secretario de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Psicología de Madrid.
La portavoz de Apoyo Psicológico en Casa destaca que "aquellos que han podido adaptarse a las nuevas tecnologías" tienen la oportunidad de seguir interconectados con sus familiares, por lo que pueden estar revirtiendo esta situación de cuarentena.
Una situación complicada para quienes recibían terapia
La cuarentena ha paralizado las visitas a los psicólogos durante el estado de alarma. Quienes recibían terapia "han intentando seguir con su terapeuta siempre y cuando se lo ha permitido su economía y su situación de manera online", señala Pedrajas. Según indica esta psicóloga, es importante que, tanto los profesionales como el paciente "hagan el esfuerzo" de hacer un seguimiento a las personas que venían haciendo terapia psicológica.
El Colegio de la Psicología de Madrid está atendiendo a todas las personas que con anterioridad ya tenían necesidades y, especialmente, "necesidades sobrevenidas", como el duelo ante los fallecimientos, la atención a poblaciones vulnerables como mayores y a colectivos profesionales en riesgo durante estos días, afirma Luengo.
Este psicólogo educativo y sanitario refleja que se pueden controlar los desequilibrios anímicos "hablando, exponiendo lo que nos pasa, priorizando rutinas que nos hacen sentir bien y atrayendo pensamientos positivos". Destaca que "la actividad física, en la medida en que podamos, es excelente".
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