‘Tengo sueños raros’ es posiblemente una de las frases que más se han generalizado desde que comenzó el confinamiento. El psicólogo Emilio Bravo, especialista, entre otras cosas, en insomnio e hipnosis clínica los define así: “Largos, raros, vívidos y en forma de alucinaciones”. Según el experto, este fenómeno en el que se visualizan imágenes muy claras, ruidos y una larga historia, con o sin sentido...se produce “cuando nos despertamos en la fase REM del sueño”, mientras que cuando despertamos en la fase NREM, nuestros sueños “contienen más representaciones de nuestras preocupaciones cotidianas y son más de tipo pensamiento y menos como imágenes”, explica.
Es un amplio abanico de factores y desequilibrios mentales los que pueden ocasionar estas experiencias nocturnas. Tal y como enumera Bravo, nos encontramos ante y estado de aislamiento “nada agradable” que conlleva la separación de seres queridos, pérdida de libertad, ocio, incertidumbre y aburrimiento. Todo ello está generando la aparición en masa de trastornos psicológicos en la población: “Ansiedad por preguntas sin respuesta, estrés agudo, que puede provocar comer y beber en exceso tener mayor irascibilidad o rabia y depresión, provocada por sentimientos de desánimo, frustración e impotencia…”, enumera el profesional.
Cuando dormimos todos estos ‘problemas’ no desaparecen, sino que permanecen en el cerebro y se lleva a cabo el siguiente proceso químico: “El estrés provoca en el cerebro señales y reacciones neurobiológicas similares a las provocadas por las drogas psicodélicas. Es decir, activan los receptores nerviosos llamados serotonica 5-HT2A, que luego apagan una parte del cerebro llamada corteza prefrontal dorsal”, relata Bravo. En consecuencia, esto provocaría una “desinhibición emocional”, es decir, “un estado en el que las emociones inundan la conciencia”.
El estrés provoca en el cerebro reacciones similares a las provocadas por las drogas psicodélicas
Emilio Bravo, psicólogo
A la causa principal se le unen otras razones que pueden provocar su aparición. Entre ellas se destaca la desaparición de una rutina claramente definida, el tiempo que llevemos encerrados y la edad de la persona. Respecto a lo primero, no seguir un horario establecido en nuestro día a día para las diferentes actividades provoca la “alteración del ciclo circadiano”, que tal y como explica el psicólogo “es un reloj biológico que regula y programa las funciones fisiológicas del organismo en un período de 24 horas”. Es decir, si no mantenemos un equilibrio nuestro cuerpo pierde la coordinación que nos ayuda a descansar correctamente.
Además, la edad también jugaría un papel importante en la ‘elaboración’ de estas imágenes casi de ciencia ficción que están sufriendo los confinados. “A mayor edad nos enfrentamos a más dificultades para quedarnos dormidos, además de despertarnos más veces durante la noche. Algunos de estos despertares se pueden producir en la fase REM, provocando la aparición de los ‘sueños alucinógenos’”, aunque, se están dando numerosos casos de niños que vuelven a costumbres como hacerse pis en la cama, que el profesional achaca a que “los niños, por lo general, no tienen aún las herramientas emocionales necesarias para afrontar esta situación es normal que vuelvan a hacerse pis, les cueste dormir, aparezcan miedos”
La hiperactividad mental durante la noche tiene también una cascada importante de consecuencias en nuestro día posterior. “Esta situación puede dañar los niveles superiores de razonamiento, resolución de problemas y atención a los detalles” además, “puede generar disminución del autocontrol de los impulsos, obesidad, dificultades en la memoria, aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares, deficiencia en el sistema inmunológico y menor deseo sexual”, según Bravo.
Esta situación puede dañar los niveles superiores de razonamiento
Sin embargo, los psicólogos, conocedores de todos los problemas que puede conllevar permanecer tanto tiempo encerrados en nuestros hogares, han llevado a cabo proyectos diferentes en los que se muestran pautas a seguir y consejos que pueden mejorar estos efectos negativos de la cuarentena. Algunos de ellos son la aceptación de la situación, planificación de nuestro tiempo, mantener conexión emocional con otras personas mediante diálogos constructivos y evitando las discusiones, escribir un diario, ejercer actividad física y artística e incluso ser altruistas.
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