La cerveza es la bebida alcohólica por experiencia en nuestros días, una de las más consumidas a nivel mundial. Asimismo, al tratarse de una droga su ingesta irresponsable puede causar efectos nocivos sobre nuestro organismo. Con una única caña, a las dos horas podemos sentir su efecto en nuestro interior. Los cambios y alteraciones sensoriales son varios, a pesar de estar familiarizado con ello, desde El Independiente recordamos estos:

Pérdida de los sentidos

Te sentirás más feliz pero después de unas cuantas horas todo lo verás de forma contraria. A medida que el alcohol vaya adhiriéndose a tu organismo irás perdiendo facultades sensoriales. Se hará más difícil ver, escuchar e incluso hablar. En este sentido entran en juego el sexo y el peso que tengas, de ahí que las mujeres se intoxiquen más rápido. También la cantidad de comida que tengas en el estómago es un factor a tener en cuenta.

Dificultad para ver

Se nos hará más enfocar, apreciar los colores de forma nítida, e irás perdiendo la sensibilidad a la luz poco a poco. Asimismo, la cerveza posee antioxidantes con los que se combaten los radicales libres que causan daño a las células en el ojo.

Hipotensión

Existen perfiles de personas que pueden experimentar bajadas repentinas en la tensión. Los niveles de azúcar en sangre suelen decaer una vez se consume alcohol, de ahí los mareos o las ganas de comer que entran de forma ocasional.

Ganas de orinar

Este consecuencia se debe a que el alcohol inhibe las hormonas antidiuréticas y de ahí el aumento de la frecuencia a la hora de ir al baño. Además, orinar frecuentemente puede resultar molesto.

¿Y los beneficios?

Sí, no todo es malo. La cerveza también es rica en antioxidantes útiles para nuestro cuerpo al ser rica en proteínas, hierro, calcio, fósforo, fibra y vitamina B. Además al ser rica en silicio fortalece los huesos reduciendo la osteoporosis. Asimismo, es útil para reducir los niveles de estrés por el trabajo. Pero recuerda, todo ello en la dosis justa.