La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) realizará un estudio científico para tratar de conocer cuál es la ingesta media diaria de sal de los adultos y actualizar el valor alcanzado en el trabajo realizado hace 13 años. Entonces las muestras arrojaron la cifra de 9,8 gramos al día, casi el doble de la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS): menos de cinco.
El organismo autónomo adscrito al Ministerio de Consumo ha dado el primer paso al sacar a licitación un contrato de servicios para encargar a una empresa que se se encargue de seleccionar a las personas que participarán en la muestra, recoger las muestras de orina de 24 horas, realizar las determinaciones analíticas, elaborar cuestionarios sobre los hábitos de consumo de la sal, llevar a cabo fichas con datos antropométricos (peso, talla y porcentaje de grasa corporal), medir la tensión arterial y crear una base de datos para que se pueda acometer posteriormente el estudio y obtener los resultados. El presupuesto máximo asciende a 165.736,17 euros.
Un estudio realizado en 2009 por el Departamento de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid reveló que el consumo medio diario de sal en España era de 9,8 gramos al día, en línea con el promedio que se registraba a nivel mundial. La reducción de la ingesta de cloruro sódico es una estrategia de salud pública en el mundo occidental por el ahorro que supondría a los sistemas sanitarios una menor incidencia de la hipertensión arterial y de las enfermedades cardiovasculares.
Para actualizar las conclusiones y conocer si las medidas adoptadas en los últimos años han surtido efecto, ahora se seleccionará a 500 personas con edades comprendidas entre los 18 y los 69 años. Habrá el mismo número de hombres que de mujeres y de la franja de edad 18-45 y 46-69 años, según se especifica en el pliego de prescripciones técnicas que regula el concurso para la contratación de la empresa que realizará el trabajo de campo. Éste tendrá una duración máxima de siete meses.
Los participantes en esta muestra residen en las mismas 30 localidades correspondientes a 13 comunidades autónomas (todas menos Baleares, Cantabria, Comunidad Valenciana y Navarra) que los que formaron parte del estudio de 2009. El número de personas seleccionadas dependerá de la población del municipio, no siendo inferior en ningún caso a cuatro.
El estudio realizado en 2009 arrojó una media diaria de 9,8 gramos, el doble de lo que aconseja la OMS
El listado es el siguiente: Alba de Tormes (Salamanca), Albacete, Almazán (Soria), Barcelona, Bilbao, Cáceres, Cádiz, Cervera del Río Alhama (La Rioja), Cuevas de San Marcos (Málaga), Guitiriz (Lugo), Las Regueras (Asturias), Librilla (Murcia), Logroño, Lugo, Madrid, Maella (Zaragoza), Málaga, Malpartida de Plasencia (Cáceres), Murcia, Ossa de Montiel (Albacete), Oviedo, Premià de Dalt (Barcelona), Salamanca, San Andrés y Sauces (Santa Cruz de Tenerife), Santa Cruz de Tenerife, Setenil de las Bodegas (Cádiz), Soria, Villamanta (Madrid), Zalla (Vizcaya) y Zaragoza. La población de estas ciudades oscila entre el 1,6 millones de Barcelona y los 1.865 de Las Regueras.
"Con el fin de orientar el desarrollo de las políticas de salud pública destinadas a reducir el consumo de sal en la población, y por tanto el riesgo de cardiopatía y accidente cerebrovascular, es necesario conocer la tendencia de ingesta de sodio y hábitos de consumo asociados a la ingesta de sal, así como estilos de vida relacionados con factores de riesgo cardiovascular en la población", justifica la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.
Campañas de concienciación
Desde finales de 2008, España viene desarrollando un plan de reducción del consumo de sal con campañas de comunicación y acciones de concienciación dirigidas a la población a fin de rebajar la morbilidad y la mortalidad vinculada con la hipertensión arterial y las enfermedades cardiovasculares. Fue un año después de que la UE impulsara el marco europeo para iniciativas nacionales sobre la sal, una iniciativa con la que pretendía que cada estado miembro redujera al menos un 16 % el consumo de sal en todos los alimentos en cuatro años.
Fruto de esta estrategia son los convenios que la Aecosan ha venido firmando en los últimos años con la industria alimentaria y la distribución de alimentos -como los productores de aperitivos, la carnicería y charcutería artesanal y fabricantes de pan- para que utilicen menos sal.
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