Con la edad es frecuente la degeneración de las articulaciones, especialmente caderas y rodillas, que son las que soportan mayor carga en nuestro día a día y suelen desarrollar lo que se conoce como artrosis. Este deterioro del cartílago articular ocasiona dolor, rigidez y pérdida de la funcionalidad. Por ello, puede suponer una merma importante en la calidad de vida de las personas que la padecen. No hay ningún tratamiento capaz de curar la artrosis, pero en los últimos años han surgido vías terapéuticas para aliviar sus síntomas, frenar su evolución y lograr una mejora en la calidad de vida del paciente.
Es el caso de los tratamientos con plasma rico en factores de crecimiento y con células madre, aplicados para frenar la progresión de la artrosis, especialmente en las grandes articulaciones de carga. «Pero sus beneficios van más allá», explica el doctor Jesús Vilá y Rico, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Complejo hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid. «Estos tratamientos también promueven la reparación del cartílago y reducen los síntomas característicos de la artrosis, entre ellos la inflamación de la sinovial, el derrame, la deformidad, el dolor o la pérdida de movimiento».
Plasma y células madre
Son muchos las pacientes que se están beneficiando de los avances en medicina regenerativa en ámbitos como la medicina estética, la oftalmología o la odontología, pero también en el campo de la traumatología. Destaca no solo su empleo en la reducción del tiempo de recuperación en lesiones de hueso, músculo y tendón, sino en el tratamiento de casos de artrosis inoperables o donde los tratamientos conservadores no son suficientes.
«No tiene efectos secundarios ni riesgo de rechazo o de intolerancia, ya que el plasma proviene de la propia sangre del paciente»
dr. Jesús Vilá y Rico, hospital Ruber Juan Bravo de Madrid
El plasma rico en plaquetas, procedente de la sangre del propio paciente, es capaz de potenciar la regeneración de tejidos dañados por la artrosis gracias a las proteinas y sustancias que contiene. Los tratamientos con células madre también permiten la regeneración de dichos tejidos. «Los factores de crecimiento producen efectos biológicos como la proliferación y la diferenciación celular, la generación de vasos sanguíneos y la migración de las células a los lugares donde es necesario que se produzca la regeneración», detalla el doctor Vilá. «Ningún agente exógeno puede mediar de forma tan efectiva sobre todos estos procesos».
Sin periodo de recuperación
El tratamiento se realiza bajo prescripción médica, en un ambiente estéril y con anestesia locoregional. «Para su aplicación, primero se extrae sangre al paciente, después se procesa y se infiltra en la zona a tratar la porción del plasma rico en factores de crecimiento. El proceso puede durar entre 25 y 40 minutos», añade el traumatólogo.
En cuanto al número de infiltraciones, el protocolo varía en función de la patología. El jefe de Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Complejo hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid precisa que, en el caso concreto de la patología articular, que es la más frecuente, se realizan tres sesiones durante tres semanas consecutivas, con una sesión de recuerdo a los seis meses o un año si la evolución es favorable. Las infiltraciones no implican periodo de recuperación, de forma que el paciente puede hacer vida normal desde el primer momento.
Alternativa a la cirujía
El principal beneficio de este tipo de tratamientos es «la mejora de la sintomatología, es decir, la disminución del dolor y la inflamación. En el caso de las lesiones tendinosas y musculares está comprobado que acelera la cicatrización. Además no tiene efectos secundarios ni riesgo de rechazo o de intolerancia, ya que el plasma proviene de la propia sangre del paciente», señala el doctor Vilá. «Este tratamiento solo está contraindicado en caso de infección local, de procesos neoplásicos y de ciertas enfermedades de la sangre», aclara.
En el caso específico del tratamiento con células madre, la infiltración representa una alternativa a la cirugía reconstructiva de tendinopatías crónicas, roturas tendinosas agudas, roturas tendinosas crónicas y roturas de ligamentos y osteonecrosis. «En cirugías de ligamentos, como el cruzado anterior de la rodilla, se han obtenido también extraordinarios resultados. En el caso de las lesiones musculares, más importante que la reducción del tiempo de recuperación es que la utilización de plasma rico en factores de crecimiento permite la recuperación sin que se forme tejido fibroso», agrega el experto. También se utiliza en el tratamiento coadyuvante de lesiones osteocondrales de cara a favorecer el proceso regenerador del fibrocartílago, así como en la patología del tendón rotuliano, tendinitis agudas o crónicas, y en lesiones ligamentosas.
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