Los efectos del estrés en los músculos son profundos y variados, y en ocasiones los anula tanto que parece que los silencia. La tensión muscular puede ser resultado de la activación del sistema nervioso simpático durante situaciones estresantes, lo que causa una acumulación de tensión en los músculos que puede llegar a ser insoportable.

Como asegura el doctor Ghassan Elgeadi, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología de los hospitales Quirónsalud Valle del Henares y Quirónsalud San José, “esta tensión puede tener un impacto tan significativo en los músculos, y causar tales dolores y molestias, que la calidad de vida del paciente se ve directamente afectada”.

Otros trastornos psicológicos

Esta tensión no solo puede perpetuar y aumentar la percepción de estrés y ansiedad, sino que también puede ser un síntoma de otros daños psicológicos, como la depresión y el trastorno de estrés postraumático. Por tanto, abordar la tensión muscular no solo implica tratar los síntomas físicos, sino también enfrentar los problemas mentales subyacentes.

Ghassan Elgeadi, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología de los hospitales Quirónsalud Valle del Henares y Quirónsalud San José.

El estrés crónico, además de tensión en los músculos, también puede dificultar su recuperación. Investigaciones recientes han demostrado que el estrés crónico puede interferir en la capacidad del cuerpo para reparar y regenerar las fibras musculares después de un daño o un ejercicio intenso. Si el estrés se convierte en una condición crónica o recurrente, esta tensión muscular constante puede causar problemas de salud significativos, como rigidez, dolor, desarrollo de puntos gatillo o contracturas, e incluso puede conducir a trastornos musculoesqueléticos como la fibromialgia.

La identificación y el tratamiento de la tensión muscular relacionada con el estrés son fundamentales para mejorar la calidad de vida. En cuanto al diagnóstico, es esencial consultar a un especialista para un examen físico y una revisión del historial clínico del paciente. En algunos casos, pueden ser necesarias pruebas de diagnóstico por imagen para descartar otras patologías.

El tratamiento puede incluir la aplicación de calor en la zona afectada, el uso de antiinflamatorios para aliviar el dolor, y la fisioterapia, que es beneficiosa para relajar los músculos y corregir la postura. También se recomiendan técnicas de respiración diafragmática y entrenamiento autógeno para reducir la ansiedad y prevenir las recaídas. Además, actividades como taichi, pilates, yoga y natación son altamente aconsejadas para la prevención y liberación de la tensión muscular, mediante los trabajos en la mejora de la postura y la relajación postural.

La imprescindible prevención

Finalmente, es crucial comprender que la prevención juega un papel clave en evitar la tensión muscular. La gestión adecuada del estrés, la práctica constante de deporte y, en algunos casos, el apoyo psicológico son importantes para prevenir su aparición. La conexión entre el estrés y la tensión muscular resalta la importancia de prestar atención a nuestro cuerpo y aprender a identificar los indicadores tempranos de estrés y ansiedad. 

“Abordar los síntomas físicos asociados con el estrés es un componente vital para mejorar nuestra salud mental y física en general”, resume el doctor Elgeadi.

En conclusión, enfrentar la tensión muscular relacionada con el estrés es crucial. No solo se trata de mejorar un aspecto físico, sino de atender a un bienestar integral, donde mente y cuerpo están en armonía. Es esencial prestar atención a los efectos del estrés en nuestro cuerpo y tomar medidas proactivas para controlarlo antes de que cause problemas graves de salud. 

La batalla contra el estrés es también silenciosa, pero con conocimiento y acción consciente podemos ganarla.