Los espasmos del llanto, aunque son súper alarmantes para cualquier padre, realmente no producen ningún daño inmediato, ni tardío al niño. Tampoco tienen relación alguna con el síndrome de la muerte súbita del lactante, pese a los mitos que corren en torno a este fenómeno.

“Los espasmos del llanto son cuadros que se presentan en algunos niños, de forma esporádica o recurrente, y que se desencadenan ante circunstancias que producen llanto, como un susto, una situación inesperada, un dolor repentino o, incluso, una contradicción o negación por parte de los padres”, afirma el especialista Dr. Rafael Barragán del Servicio de Pediatría de Centro Médico Teknon de Barcelona

Estos espasmos, según prosigue, ocurren en aproximadamente un 5% de los niños sanos, y habitualmente no suelen aparecer antes de los 6 meses, ni después de los 6 años.

Dr. Rafael Barragán del Servicio de Pediatría de Centro Médico Teknon de Barcelona.

Son involuntarios y ocurren en niños sanos

Además, el Dr. Barragán dice que suelen estar precedidos de una espiración alargada y se asocian con una apnea (falta de respiración), que se acompaña de palidez cutánea o cianosis; al tiempo que mantiene que, ocasionalmente, este fenómeno puede producir hipotonía o pérdida de conocimiento transitoria. “Estos episodios son involuntarios y ocurren en niños sanos”, aprecia.

A pesar de lo aparatoso del cuadro, recuerda este experto del Centro Médico Teknon que el organismo tiene mecanismos de protección, y la respiración se reanuda de manera espontánea al cabo de unos segundos, habitualmente menos de 1 minuto, y sin necesidad de llevar a cabo ningún tipo de maniobra. 

“En estos casos, el niño se recupera completamente en unos instantes. Los padres tardan algo más en recuperarse de la situación vivida”, reconoce el especialista en Pediatría de este centro sanitario barcelonés.

¿Por qué se producen?

Así, concreta que la causa de los espasmos no se conoce con certeza, si bien afirma que existe una predisposición personal ligada a la inmadurez emocional y, parece probable, que se deban a alteraciones funcionales de las áreas involucradas en el control respiratorio.

“Se ha encontrado en gran número de casos una relación entre la ferropenia (déficit de hierro) y los espasmos del llanto recurrentes. Eso sí, estos niños mejoran tras la administración de preparados de hierro”, asevera este especialista.

¿Cómo actuar?

Con todo ello, y aunque se trate de un fenómeno que suele asustar bastante a los padres, el doctor Rafael Barragán considera que, ante un episodio de estas características, en estos casos lo más importante es mantener la calma. “Hay que recordar que, aunque lo parezca, la vida del niño no corre peligro alguno”, afirma.

De hecho, hace hincapié en que los espasmos “tienen una naturaleza benigna” y se resuelven sin complicaciones en unos segundos, “por lo que no habrá que llevar a cabo ninguna maniobra de resucitación que podría conllevar, por sí misma, un riesgo mayor de lesiones”. 

Eso sí, destaca la importancia de evitar los zarandeos u otras maniobras violentas que podrían comportar lesiones ante la aparición de este tipo de episodios. “Soplar una o varias veces de forma seca e intensa sobre la cara del niño ayuda a revertir la situación rápidamente en la mayoría de los casos”, aconseja el pediatra del Centro Médico Teknon.

Igualmente, sostiene que si los espasmos se producen de forma recurrente es conveniente consultar con el pediatra, con el objetivo de que este especialista efectúe un diagnóstico clínico correcto y realice al menor una analítica, que incluya un perfil del metabolismo férrico.

“Un diagnóstico clínico correcto y aconsejar correctamente a los padres, evitará someter al niño a múltiples pruebas complementarias y a evitar el peregrinaje por varios especialistas”, recomienda el Dr. Rafael Barragán.