Alguien duerme mal en casa de Eva, que a sus tres años se incorpora al “cole de mayores” para el primer curso de educación infantil. Sin embargo, no es ella la que sufre esa ansiedad, sino sus padres. Lo mismo ocurre en otras muchas casas donde ellos están, en general, más preocupados que sus hijos.
“A los padres les cuesta más afrontar el desapego que se va a producir y reconocer que su hijo crece. Les asusta si podrá desenvolverse y relacionarse con los demás”, explica María Campo, pedagoga y profesora en el Máster en Orientación Familiar de la Universidad a Distancia de La Rioja (UNIR).
Sin embargo, los padres sí son responsables de cómo los niños afrontarán esa llegada al colegio por primera vez. “Si el niño escucha frases como ‘qué pena, se ha hecho mayor’ o le decimos que no llore, lo que se preguntará el pobre niño es qué tipo de lugar es el colegio si sus padres presuponen que va a llorar…”, reflexiona Campo.
También en opinión de Abel Domínguez, psicólogo infanto-juvenil del Colegio de Psicólogos de Madrid, los padres tienen la clave de cómo llegará el pequeño a su primer día de colegio. "Los padres son los que más inseguridades tienen y los niños lo van a vivir en función de cómo lo planteen sus padres, la actitud".
Aunque sea otro de los grandes temas de gran preocupación para los padres (tras el dilema de la elección de colegio), estos expertos llaman a mantener la calma y evitar sobreprotegerles. "A veces, con nuestro miedo les sugestionamos. Y lo cierto es que ellos se adaptan mejor de lo que pensamos, no hay que subestimarles", explica Campo.
Prepararle para el gran día
En positivo. La pedagoga anima a los padres a hacer el mayor esfuerzo desde semanas previas a la incorporación al cole para empezar a transmitir a los niños "confianza, seguridad, alegría y protección en lo relativo al colegio. Y hablarles también de la figura de referencia, profesor o profesora, como la persona de apego que estará ahí si lo necesitan. Si conocemos con anterioridad el nombre, fenomenal para que se vaya familiarizando".
Todo con el objetivo de motivar a los pequeños, para lo que también se les puede hacer partícipes en las compras de material escolar o uniformes. "Será útil, si es posible, que participen en la elección. Porque les servirá "tanto para mentalizarse de lo que llega como para que conozcan su propio material, que sepan cuáles son sus cosas. Conocerlas les aportará confianza en un entorno desconocido como será al principio el colegio, es una forma más de apego", añade la pedagoga.
Conocer previamente todo lo que rodeará el colegio es otra de las claves que da Campo. "A veces los padres evitan hablar de lo relativo al colegio con antelación para no generarles preocupación pero eso es un error, porque lo mejor es estar preparado y que tengan tiempo para gestionar la información". Así, a los niños les servirán los paseos por la zona del colegio en semanas y días anteriores y saber quién les va a llevar y recoger.
No pasar de 0 a 100
Físicamente, los niños también necesitan una preparación al menos varios días antes de que empiece el colegio. Y es que como indica Caballero, "los niños son más sensibles a los cambios pero hay que estar tranquilos porque también se adaptan más rápido".
La rutina de horarios es la más importante. Empezando poco a poco, al menos una semana antes, con un horario parecido al del curso. "Si están cansados, se enfrentarán peor emocionalmente al que es uno de los grandes primeros aprendizajes sociales y emocionales para un niño", explica la pedagoga.
Llegó el primer día
Dos palabras a juicio de Campo, "confianza y esperanza". "Hay que decirles con una gran sonrisa. 'Confía en mí, te lo vas a pasar muy bien, vas a hacer muchos amigos, a mi me encantaba ir al colegio de pequeña'..."
Hay que decirles con una gran sonrisa. 'Confía en mí, te lo vas a pasar muy bien'", dice una experta
Sin embargo, cuando lleguemos al colegio hay que ser "firmes y tranquilos, evitar las despedidas eternas y despedirles con una sonrisa", aconseja el psicólogo. Y prepararse para lo que viene, porque ambos expertos coinciden en que durante el primer mes pueden mantenerse comportamientos normales que formarán parte de la adaptación y que van desde los llantos a la entrada del colegio, hasta el rechazo a acudir al colegio o regresiones en conductas ya superadas como hacerse pis en la cama o tener pesadillas.
"Todo lo que ocurra durante ese primer mes será normal, no hay que preocuparse y hay que intentar no regañarles excesivamente. Hay que tener mucha paciencia con ellos, sabiendo que se les pasará y que lo están haciendo para llamar la atención, por lo que lo mejor es no atender la conducta, pues si ven que surte efecto, lo repetirán", añade la pedagoga.
Un mismo niño puede quedarse contento el primer día y llorar a partir del segundo, lo que es normal según Campo: "Los padres se sorprenden pero es normal. Cada niño reaccionará a su manera. Algunos pueden gestionar la situación estando más callados, otros más alterados de lo normal, pues en el colegio tienen nuevas normas que les obligan a estar más contenidos y tienen que soltarlo. Otros lo somatizarán... pero esas primeras semanas todo es normal y no hay que preocuparse".
También hay que evitar que el colegio sea el monotema durante esas primeras semanas. "Una vez se les ha explicado todo lo dicho, hay que ignorarles un poco, cambiar de tema y centrar la atención en cosas que les gusten", explica Campo. "Hay que restar importancia a esas posibles conductas y cambiarles. Además es muy importante no cambiar las rutinas que ya tenga establecidas, por ejemplo no podemos permitirles volver a la cama de los padres, porque entonces generaríamos un problema que no tenemos", añade Caballero.
Rutina y afecto
Y para ayudar a los niños a pasar la adaptación, los dos expertos llaman a la rutina. "Es lo que aporta a los niños más seguridad. Cuántas más rutinas, más información manejan de la situación, más recursos tienen entonces para desenvolverse y mayor confort", indica Campo.
Y para acompañar a esas rutinas, afecto. "Esos días hay que tratar de estar más disponibles que nunca, que sientan que estamos cerca. Aunque no quieran hablar o se porten peor de lo habitual, hay que darles esa atención", concluye la pedagoga.
Y si pasado un mes no cambian esos comportamientos, solo entonces consultar al colegio y a un profesional. "Todos los niños sufren ese período de adaptación pero la gran mayoría lo supera muy rápido. Solo si el comportamiento persiste será aconsejable hablar con el colegio y consultar a un profesional", concluye el psicólogo.
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