Para conseguir un desarrollo adecuado, la dieta de los niños debe alcanzar unas cantidades adecuadas de varios nutrientes, entre los que se encuentran el calcio, vitamina D, magnesio y fósforo.
De todos ellos, solo uno, el fósforo, lo toman los niños españoles en cantidades adecuadas. Así lo revela un nuevo trabajo publicado en la revista Nutrients dentro del estudio EsNuPI (Estudio Nutricional en Población Infantil Española), que promueve la Fundación Española de la Nutrición (FEN).
El calcio, la vitamina D y el magnesio que toman los niños españoles está lejos de llegar a los niveles recomendadas y un tipo de alimentos está en el punto de mira. La leche y los lácteos, que en un mínimo de dos vasos o biberones al día ya supone conseguir una ingesta de calcio o vitamina D por encima de la mediana, según señalan los investigadores.
Porque para los 1.514 niños participantes del estudio, niños de uno a nueve años residentes en zonas urbanas (poblaciones de más de 50.000 habitantes), la principal fuente dietética de todos los micronutrientes estudiados fueron la leche y los lácteos, alimentos que, según advierten desde la FEN, están bajando su consumo en los últimos años.
Sin embargo, los investigadores hacen hincapié en un detalle que, como confiesa el catedrático de Bioquímica de la Universidad de Granada, Ángel Gil Hernández, "es objeto de controversia": "Este estudio clarifica que las leches de continuación son beneficiosas para que los niños ingieran cantidades más adecuadas de estos nutrientes".
Vitamina D
Y es que los niños que toman leches adaptadas toman, según este estudio "la ingesta de vitamina D es entre dos y tres veces mayor en los consumidores de leches adaptadas", aunque esta continúa siendo muy baja, aproximadamente la mitad de los 15 microgramos diarios en quienes toman leches adaptadas y menos de tres microgramos en quienes toman leche de vaca.
El estudio reseña que el déficit de vitamina D es un problema de salud pública a nivel mundial y su consumo procede, tal como reveló la información del estudio, en primer lugar de la leche y lácteos, pescados y mariscos, huevos, cereales, papillas de cereales y suplementos y productos de panadería y pastelería.
Calcio
El nivel de calcio que halló el estudio fue mayor en los niños consumidores de leches adaptadas que en los demás. De los niños menores de cuatro años, aproximadamente uno de cada cuatro c0nsumidores de leche de vaca tenía bajo niveles de calcio mientras que en los de leches adaptadas, el 8% de los niños y 17,5% de las niñas tenía insuficiente calcio.
En los niños de seis a 10 años, también los consumidores de leches adaptadas tenían mejores niveles de calcio.
Entre el 66 y el 88% del calcio que consumen los niños procede de leche y lácteos, seguidos de cereales, verduras y productos de panadería y pastelería.
Magnesio
El magnesio, que también se relaciona con la salud ósea, si está más presente en la dieta de los niños españoles, aunque en algún grupo de edad hasta la mitad de los niños tomaban ingestas menores a las adecuadas.
La leche y lácteos fueron, de nuevo, la principal fuente de magnesio fueron la leche y lácteos, seguidos de cereales, frutas, verduras, carnes y productos cárnicos y legumbres.
Fósforo
Mientras que la ingesta de fósforo supera las recomendaciones generales en casi todos los niños, la relación entre calcio y fósforo fue inferior a la recomendada aunque los datos para los consumidores de leches adaptadas fue de nuevo mejor que en los consumidores de leche de vaca.
De nuevo, la mayor fuente de fósforo en la dieta de los niños fue el grupo de la leche y los productos lácteos, seguidos de las carnes y productos cárnicos, cereales y los pescados y mariscos.
El estudio de campo se realizó en 2018, por lo que no corresponde a los hábitos que haya podido modificar la pandemia, según han destacado los investigadores.
Rosa Ortega Anta, catedrática de Nutrición de la Universidad Complutense de Madrid, ha recordado, frente a la caída del consumo de leche en los últimos años, la importancia del consumo de leche y de "no retirar de la dieta un alimento fundamental sin que haya una confirmación clínica del problema de intolerancia", por el creciente número de personas que dejan de tomar leche por la sospecha de intolerancia a la lactosa.
La investigadora destacó durante la presentación del estudio que "hay una edad de especial riesgo que es cuando el niño se incorpora a la mesa familiar, porque los pediatras pierden fuerza en sus recomendaciones y dejan de tomar toda la ingesta recomendada de fruta, cereales integrales o pescado, por lo que es importante mantener la adherencia y transmitir hábitos en familia".
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