Si eres de los que congelan el pan, te estás alimentando de una forma muy sana.

Congelar el pan es una práctica común en muchos hogares, principalmente para evitar el desperdicio y tener pan fresco disponible en cualquier momento. Sin embargo, recientes investigaciones han revelado que este simple hábito puede tener beneficios sorprendentes para la salud.

La congelación del pan provoca cambios en su estructura que resultan altamente beneficiosos para nuestro organismo. Cuando congelamos el pan, el almidón que contiene experimenta un proceso llamado retrogradación. Este proceso transforma gran parte del carbohidrato del pan en fibra prebiótica, que tiene efectos positivos en nuestra salud digestiva.

El almidón modificado por la congelación se convierte en lo que se conoce como "almidón resistente". Este tipo de almidón no es digerido completamente por nuestro intestino, sino que llega al colon, donde las bacterias intestinales lo utilizan como alimento. Este proceso tiene un efecto prebiótico, lo que significa que favorece el crecimiento de bacterias beneficiosas en nuestro intestino.

Las bacterias intestinales, al fermentar este almidón resistente, producen ácidos grasos de cadena corta, especialmente butirato. El butirato es un compuesto esencial para la salud digestiva, ya que tiene propiedades antiinflamatorias y contribuye al bienestar del intestino.

Otro beneficio importante de consumir pan previamente congelado es su efecto en los niveles de glucosa en sangre. El almidón resistente formado durante la congelación hace que el pan se digiera más lentamente. Esto resulta en un aumento más suave del azúcar en la sangre en comparación con el pan fresco.

Un estudio realizado con diez personas sanas demostró que la congelación y posterior descongelación del pan casero redujo el incremento de azúcar en un 31%. Si además de congelarlo, se tuesta el pan, la reducción puede llegar hasta un 39%.

  • Menos molestias digestivas: El almidón modificado por el efecto del calor se digiere mejor, lo que puede reducir las molestias de distensión abdominal y gases[.
  • Menor aporte calórico: El pan congelado y descongelado aporta menos calorías que el pan fresco, lo que puede ser beneficioso para el control de peso.
  • Posible reducción del riesgo de cáncer de colon: Algunos estudios sugieren que el consumo de almidón resistente podría reducir el riesgo de cáncer de colon, aunque se necesita más investigación en este campo.

Para obtener el máximo beneficio de esta práctica, los expertos recomiendan:

  1. Optar por pan de calidad, preferiblemente de masa madre.
  2. Congelar el pan ya cortado en rebanadas para facilitar su uso.
  3. Descongelar y calentar la rebanada en una tostadora o sartén antes de consumirla.
  4. Combinar el pan con otros alimentos saludables como aguacate, aceite de oliva, tomate o hummus.

Es importante recordar que, aunque congelar el pan tiene estos beneficios, debe ser parte de una dieta equilibrada y variada para obtener todos los nutrientes necesarios.

Si eres de los que congelan el pan, no solo estás siendo práctico, sino que también estás contribuyendo a tu salud intestinal y al control de tu glucemia. Este simple hábito puede hacer que tu consumo de pan sea hasta "10 veces más saludable", según algunos expertos. Así que la próxima vez que saques una rebanada de pan del congelador, recuerda que estás haciendo algo bueno por tu salud.