El 21 de febrero, el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF, por sus siglas en inglés) lanzó una advertencia de nivel "grave" tras detectar niveles excesivos de sulfonato de perfluorooctano (PFOS) en carpas y peces espada procedentes de España. Estos productos también habían sido distribuidos en Francia y Bélgica.

Las autoridades sanitarias de los tres países han procedido a la retirada de los lotes afectados, ya que los análisis confirmaron que la cantidad de PFOS presente en el pescado triplicaba el límite permitido. Este compuesto químico, catalogado como un contaminante orgánico persistente, es común en insecticidas, envases, productos de limpieza y textiles, lo que genera preocupación por su impacto en la salud y el medio ambiente.

La alerta se originó tras análisis rutinarios que revelaron concentraciones de PFOS superiores a los límites establecidos en lotes de pez espada y carpas distribuidos en diversos puntos de venta en España. Además del mercado español, se ha informado que estos lotes fueron exportados a otros países de la Unión Europea (Bélgica y Francia), lo que ha llevado a una coordinación entre las autoridades sanitarias europeas para gestionar la situación de manera efectiva.

Qué son los PFOS

Los PFOS son compuestos químicos sintéticos utilizados en una variedad de aplicaciones industriales y productos de consumo debido a su resistencia al agua y al aceite. Sin embargo, su estabilidad química implica que no se degradan fácilmente, acumulándose en el medio ambiente y en los organismos vivos. Esta bioacumulación ha sido objeto de numerosos estudios científicos que han asociado la exposición prolongada a PFOS con diversos problemas de salud.

La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) ha señalado que la exposición a PFOS puede tener efectos adversos en la salud humana. Entre los posibles riesgos se incluyen alteraciones en el sistema inmunológico, problemas hepáticos, incremento en los niveles de colesterol y un mayor riesgo de cáncer de riñón y testículos. Además, estudios han indicado que los PFOS pueden afectar la respuesta inmunitaria a las vacunas en niños, lo que subraya la gravedad de la exposición a estos compuestos.

No es la primera vez que se detectan niveles elevados de PFOS en productos del mar. Debido a su posición en la cadena alimentaria, especies como el pez espada, el marrajo y la tintorera tienden a acumular mayores concentraciones de contaminantes, lo que supone un mayor riesgo para los consumidores. Esta situación ha llevado a las autoridades a reforzar los controles y a promover investigaciones para comprender mejor la magnitud de la contaminación por PFOS en los ecosistemas marinos.

Presencia de mercurio en pez espada español

La del PFOS no es la única alerta emitida estos últimos días. El 18 de febrero, el RASFF informó sobre la detección de niveles elevados de mercurio en un lote de pez espada originario de España. El aviso fue emitido tras una notificación inicial de las autoridades italianas, lo que llevó a España a tomar medidas inmediatas para retirar el producto del mercado.

El mercurio es un metal pesado que, en concentraciones excesivas, representa un riesgo para la salud humana. Aunque este elemento está presente en la naturaleza de manera natural, su liberación al medio ambiente se ve incrementada por la actividad volcánica, la industria y la erosión. En los ecosistemas acuáticos, las bacterias lo transforman en metilmercurio, su forma más tóxica, que se acumula en la cadena alimentaria a través de los peces depredadores.

En el organismo humano, una exposición prolongada a este contaminante puede afectar el sistema nervioso, los riñones y otros órganos vitales. Los grupos más vulnerables a sus efectos son las mujeres embarazadas y los niños, ya que puede interferir en el desarrollo neurológico.

De acuerdo con la normativa de la Unión Europea, pescados como el pez espada, el atún, el bonito o el rape no deben superar el límite de 1 mg de mercurio por kilogramo de producto. Sin embargo, en el lote afectado, los análisis revelaron una concentración de 1,9 mg/kg, casi el doble del máximo permitido, lo que motivó su retirada del mercado como medida de precaución.