El ozono troposférico es responsable de 500 muertes anuales en España, debidas en su mayoría a complicaciones circulatorias y respiratorias. A esta conclusión ha llegado un estudio llevado a cabo por investigadores de la Escuela Nacional del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
El ozono en las capas más altas de la atmósfera tiene un efecto positivo, ya que constituye la capa de ozono que protege la vida de la radiación ultravioleta. Pero en capas más bajas supone un contaminante secundario. Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, "se considera un contaminante secundario, ya que no se emite directamente a la atmósfera, sino que se forma a partir de ciertos precursores (...) que tienen su origen en los procesos de combustión".
Es decir, no se vierte directamente a la atmósfera, sino que se genera a partir de otros gases y contaminantes que sí vertemos, fundamentalmente por los vehículos y la industria.
Concretamente, este estudio ha analizado el impacto atribuible del ozono de la troposfera en la mortalidad diaria en España, y ha desvelado además la posibilidad de determinar un nivel del umbral en el que el este podría afectar a la salud. Según la Unión Europea, cerca del 95% de la población europea respira concentraciones de ozono superiores a los valores establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En su artículo Short-term effect of tropospheric ozone on daily mortality in Spain, publicado en la revista Atmospheric Environment, analiza el impacto que tiene este contaminante sobre la mortalidad diaria, tanto por todas las causas como por causas circulatorias y respiratorias, de cada una de las 52 capitales de provincia españolas en el periodo 2000-2009.
Julio Díaz, jefe del Departamento de Epidemiología y Bioestadística de la Escuela Nacional de Sanidad, considera que esta mortalidad atribuible al ozono, si bien es menor que la debida a la de óxidos de nitrógeno o partículas materiales, supone aproximadamente un tercio de la mortalidad debida a los accidentes de tráfico en España, "lo que evidencia la necesidad de arbitrar las medidas necesaria para disminuir las concentraciones de este contaminante".
"A diferencia de lo que ocurre con las partículas materiales o los óxidos de nitrógeno, la relación entre la mortalidad diaria y las concentraciones medias diarias de ozono no es lineal, si no que presenta una forma cuadrática en forma de 'U' en 33 de las 46 ciudades en las que hay datos disponibles de ozono en el periodo de análisis", indican los investigadores.
Para Cristina Linares, científica titular de la Escuela Nacional de Sanidad, esta relación en forma de 'U' entre el ozono y la mortalidad diaria, que varía de una ciudad a otra, tiene "importantes implicaciones en salud, ya que permite establecer un nivel umbral a partir del cual el ozono comienza a afectar a la salud, y sería a partir de este valor cuando habría que tomar las medidas oportunas para proteger la salud de los ciudadanos dependiendo de las características de cada lugar".
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