Alrededor de un tercio de los conductores sufre amaxofobia, es decir, miedo a ponerse al volante, un trastorno que en muchas ocasiones se "vive en silencio y con mucha incomprensión" que tiene varias causas pero, sobre todo, el haber sufrido un accidente previo. Es un dato que se ha puesto de manifiesto durante la presentación del estudio sobre la ansiedad en la conducción Amaxofobia en los conductores de la Fundación CEA (del Comisariado Europeo del Automóvil) que arroja datos sobre este problema a partir de las respuestas de 171 personas que lo sufren.

Según el psicólogo que ha elaborado el estudio, Ignacio Calvo, la amaxofobia tiende a tratarse como una fobia cuando no hay que "encasillarla" como tal al tratarse de un "problema de ansiedad complejo".

Desde la Dirección General de Tráfico (DGT), Elena Valdés, que es subdirectora general de Formación y Educación Vial, ha subrayado que amaxofobia es un trastorno aún desconocido y "poco estudiado" a pesar de que afecta hasta un tercio de los conductores.
A su juicio, es fundamental seguir investigándolo, ha apostado por la formación preventiva y ha instado a los profesionales implicados a seguir formándose para que el problema se pueda abordar de manera más profunda.

En este sentido el psicólogo ha abundado en que es un trastorno "que se vive en silencio y con mucha incomprensión". Según el estudio presentado, este problema afecta al 28 % de los conductores. Son las mujeres las que más lo padecen (representan el 55 % de los afectados, por el 45 % de los hombres) pero también son las que más lo reconocen y en cuanto a la edad, en ellas se presenta entre los 49 y 59 años con mayor frecuencia y en ellos, sobre todo en torno a los 50 años.

De los encuestados, el 21 % ha dejado de conducir totalmente, la mayoría, mujeres. Respecto a las causas de la amaxofobia, la principal es la de haber sufrido un accidente de tráfico (el 24,2 %), seguida de la manera de conducir de los demás conductores (18,7 %), de no haber desarrollado suficiente pericia al volante (17,6%) y de haber sufrido un ataque de pánico durante la conducción (15,4 %). El 57,3 % no ha buscado ayuda y el 42,7 % que lo ha hecho ha sido en la autoescuela (43,2 %) y a través de un psicólogo (también un 43,2 %)