Desde 2015 sabemos que la genética puede ser un factor clave en el sobrepeso, más allá de la dieta o el sedentarismo. Ahora, un estudio de la Universidad de Uppsala (Suecia) ha revelado los mecanismos moleculares que determinan en qué regiones del cuerpo se acumulará la grasa, especialmente en las mujeres.
"Sabemos que mujeres y hombres tienden a almacenar grasa de manera diferente; ellas tienen la capacidad de almacenar más fácilmente la grasa en las caderas y las piernas, mientras que los hombres tienden a acumular grasa alrededor del abdomen en mayor medida", explica el autor principal de la investigación, Mathias Rask-Andersen. "Esto se ha atribuido a los efectos de las hormonas sexuales como el estrógeno. Pero los mecanismos moleculares que controlan este fenómeno son bastante desconocidos". En contraste con estudios anteriores, "no hemos abordado la cantidad total de grasa, sino la fracción de la masa de grasa corporal total que se encuentra en los brazos, piernas y tronco", explican .
Los investigadores utilizaron datos de UK Biobank, que es un estudio de cohorte de medio millón de participantes en el Reino Unido. Los participantes aportaron muestras de sangre para el genotipado. La distribución del tejido graso se estimó mediante mediciones de impedancia, es decir, mediciones de resistencia eléctrica cuando una corriente eléctrica se hace pasar a través del cuerpo (similar a los medidores de grasa de las farmacias). En el estudio actual, se analizaron millones de variantes genéticas en el genoma para determinar la asociación con la distribución de grasa en los brazos, piernas o tronco. El equipo identificó casi un centenar de genes que afectan la distribución del tejido adiposo a los diferentes compartimentos del cuerpo humano. Los investigadores también vieron un alto grado de heterogeneidad entre los sexos.
El equipo identificó casi un centenar de genes que afectan la distribución del tejido adiposo
Los efectos genéticos que influyen en la distribución de la grasa son más fuertes en las mujeres en comparación con los hombres. "Nos sorprendió la gran cantidad de efectos genéticos que fueron más fuertes o sólo se presentaron en ellas. Tras un examen más detallado, se descubrió que varios de los genes asociados codifican proteínas que dan forma activa a la matriz extracelular, que constituye la estructura de soporte alrededor de células", añade la inminóloga y genetista Åsa Johansson. Los hallazgos sugieren que la remodelación de la matriz extracelular es uno de los mecanismos que genera diferencias en la distribución de la grasa corporal.
Barriga y enfermedad cardiovascular
La típica barriga, grasa almacenada en el tronco, se ha asociado previamente con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular observada en los hombres. En sentido opuesto, los estudios epidemiológicos han demostrado que la capacidad de almacenar grasa alrededor de las caderas y las piernas brinda a las mujeres cierta protección contra las enfermedades cardiovasculares. El resultado del estudio actual, por lo tanto, puede llevar al desarrollo de nuevas intervenciones para reducir el riesgo de enfermedad circulatoria o del corazón.
"Los sistemas biológicos que destacamos en nuestro estudio tienen el potencial de ser utilizados como puntos de intervención para nuevos medicamentos que tienen como objetivo mejorar la distribución de la grasa corporal y, por lo tanto, reducir el riesgo de enfermedad", concluye Mathias Rask-Andersen.
¿Quiere decir eso que la obesidad es sólo cosa de genes? En absoluto. "Quiere decir que muchos otros factores genéticos también tienen una contribución pequeña pero que, en conjunto, definen el porqué sube de peso una persona y que se ve igualmente relacionado con su estilo de vida", explicaba el doctor Edgar Vallejo, participante en el estudio previo de 2015 al respecto de aquella publicación. Los factores genéticos detectados tienen un efecto muy modesto en la obesidad, incluso los investigadores involucrados en el estudio creen que estos factores explican solamente diez por ciento de las diferencias que hay en la obesidad de los individuos, explicaba a la agencia Conacyt en 2017.
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