Los niños nacidos en diciembre tienen un 33,7% más de diagnósticos de trastorno del aprendizaje que los nacidos en enero, según datos del sistema público catalán en 2016 reflejados en un informe de la Agència de Qualitat i Avaluació Sanitàries de Catalunya (Aquas), recogido por Europa Press.
Los trastornos del aprendizaje --dificultades que puede tener un niño con inteligencia normal pero al que por ejemplo le cuesta desarrollar el lenguaje, como la dislexia-- crecieron un 66,6% de 2012 a 2016 en Catalunya, pasando de 7.629 casos al año a 13.176.
En una entrevista de Europa Press, la coautora del informe Cristina Colls ha constatado el hallazgo de muchos "diagnósticos inespecíficos" sobre estos problemas, debido a que los trastornos del aprendizaje tienen una lógica más educativa que sanitaria --tener dislexia no es estar enfermo-- y en muchas ocasiones los médicos no los especifican.
"El mes puede actuar como un factor confusor a la hora de diagnosticar" a un niño que fracasa en la escuela, y al que quizás se le asocia un trastorno cuando en realidad la dificultad radica en que es más pequeño e inmaduro que sus compañeros, por lo que le cuesta más.
Más problemas en niños que en niñas
El informe también ve que las dificultades en el aprendizaje se reducen a la mitad en niñas respecto a los niños, de la misma forma en la que también ven menos casos en los niños de origen extranjero, lo que Colls vincula a una posible menor exigencia de los padres internacionales, que pueden atribuir dificultades al periodo de adaptación.
"El problema es que estas situaciones tienen un cierto efecto a largo plazo porque se genera un estigma, ya que al empezar la escuela te haces una idea de tus capacidades y tus profesores también", en lo que ha coincidido el pedagogo Xavier Ureta, que ha señalado que la impotencia que siente el niño al ver que los demás avanzan con más facilidad puede generar más fracaso.
En declaraciones a Europa Press, Ureta ha dicho que estos diagnósticos parten de unos padres o tutores que han llevado el niño al médico ante una preocupación, por lo que refleja que "ha habido un aumento de peticiones de visita o intervención", y ha añadido que por ejemplo en Dinamarca los padres pueden elegir cuando escolarizar, lo que se traduce en una menor medicalización infantil.
Desórdenes del habla
Según el informe, los diagnósticos más frecuentes en este ámbito en 2016 fueron los desórdenes del habla y el lenguaje en general (3.430 casos) y "otras dificultades" (2.573), mientras que de diagnósticos específicos, como la dislexia y la discalculia, solo hubo 634 y 69 casos registrados por médicos, respectivamente.
La diferencia por mes de nacimiento se incrementa en los diagnósticos "inespecíficos", y las 'otras dificultades del aprendizaje' en la historia clínica aumentan un 61,7% en los nacidos en diciembre respecto a los de enero, mientras que los retrasos en el desarrollo no especificados se disparan en un 75,1%.
En cambio, en los diagnósticos específicos "no se observa patrón estacional o es muy menor", como detalla el informe monográfico, que también revela que las dificultades desaparecen a partir de los 10 y 15 años.
Ureta, que es coordinador del Grupo de Investigación de Pedagogía del Colegio de Pedagogos de Catalunya, ha opinado que el problema para estos niños es el de una escuela graduada --en cursos y años-- y podría mejorarse con un sistema más abierto y con metodologías basadas en proyectos y solución de problemas, y ha visto necesaria más renovación pedagógica a nivel individual.
El doble con TEA
El Síndic de Greuges, Rafael Ribó, pidió a la agencia elaborar este informe a raíz de un análisis de 2017 en el que se reflejaba una vinculación entre el mes de nacimiento y el diagnóstico y tratamiento por trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), y la Aquas decidió ampliarlo incluyendo también los trastornos del espectro autista (TEA), independientemente de los de aprendizaje.
Entre 2012 y 2016, se duplicaron los menores de entre 6 y 17 años con diagnóstico de TEA registrado en el sistema sanitario público, pasando de 3.928 casos anuales (4,3 por 1.000 menores) a 8.316 (8,8 por 1.000), y han detectado una "relación leve" entre el diagnóstico y el mes de nacimiento.
En los TEA el hecho de ser niña reduce un 80% el riesgo de ser diagnosticado, pero el informe ha detectado que, en relación a la edad, el riesgo disminuye a partir de los 15 años, "hecho paradójico, ya que los TEA se consideran trastornos crónicos", dice el informe.
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