Los alemanes que no vacunen a sus hijos de sarampión se enfrentarán, a partir de ahora, a multas de 2.500 euros. Así lo ha aprobado el Parlamento alemán el pasado 14 de noviembre, en una ley que establece que los padres deben probar que sus hijos han recibido dos vacunas del sarampión antes de escolarizarse en el colegio o guardería.

Esta norma llega mientras la enfermedad sigue ganando terreno por los antivacunas y justo cuando Samoa acaba de declarar el estado de emergencia por sarampión. La isla polinesia había declarado la epidemia en octubre y ahora ha pasado a emergencia tras la muerte de seis personas, la mayoría niños de menos de dos años, de los que ninguno estaba vacunado.

Como adelantaba la CNN, Los médicos, asistentes, profesores y trabajadores de servicios también deben estar vacunados según la nueva normativa, que tiene de plazo de implementación hasta el 31 de julio de 2021.

"El sarampión se subestima con demasiada frecuencia. Es altamente contagioso e incluso puede tener consecuencias fatales. Esta enfermedad infecciosa pone especialmente en peligro a quienes no pueden protegerse: nuestros hijos. Es por eso que promovemos la protección contra el sarampión en la guardería, la escuela y la guardería infantil", afirma el Departamento de Salud alemán en un comunicado.

En todo el mundo, en 2018 hubo unos 350.000 casos de sarampión, según Unicef. Más del doble que en 2017. Europa también vive un resurgimiento del sarampión, que ha hecho que este agosto la Organización Mundial de la Salud excluyera a Reino Unido, Grecia, Albania y Chequia de los países libres de sarampión. España y Alemania aún siguen libres de la enfermedad pero los casos aumentan.

En concreto, en el país alemán, se han dado 501 casos desde enero a octubre de 2019, según los datos del Ministerio de Sanidad germano.

El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa que puede llegar a ser “extremadamente grave”, según la OMS. “Un solo enfermo de sarampión puede contagiar a un gran número de personas”, afirma Domínguez. Se transmite por las gotas respiratorias y el virus puede vivir hasta dos horas fuera del enfermo.

En la mayoría de las veces – en los países desarrollados – la enfermedad se resuelve en 10 días tras cursas con fiebre, conjuntivitis, malestar y manchas en la piel, pero sobre todo en menores de un año y mayores o personas con enfermedades previas, pueden aparecer complicaciones. Desde diarrea u otitis en el 10% de los casos, hasta neumonía (en uno de cada 20 casos), encefalitis e incluso fallecimiento (en aproximadamente uno de cada 1.000 casos), según los datos del Departamento de Salud estadounidense.