Veinticinco sociedades médicas, sociosanitarias y docentes han elaborado una guía dirigida a los profesionales que deben adoptar decisiones éticas difíciles por la crisis del COVID-19. La saturación, la falta de camas y la rápida explosión de casos, especialmente en algunas regiones, ya están provocando este tipo de situaciones y en otras comunidades autónomas temen que este momento llegue pronto.
La guía se llama "Recomendaciones generales relacionadas con las decisiones éticas difíciles y la adecuación de la intensidad asistencial. Ingreso en las Unidades de Cuidados Intensivos en situaciones excepcionales de crisis" y trata de responder a las difíciles decisiones que han de tomar los médicos. Se especifica que deben, en lo posible, tomarse en un equipo multidisciplinar y con el paciente y su familia cuando se pueda.
En este y otro documento de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias, se indica que la epidemia de coronavirus ha de manejarse como las situaciones de “medicina de catástrofe”, aplicando una atención de crisis excepcional basada en la justicia
distributiva y en la asignación adecuada de los recursos sanitarios.
En el documento se establecen las prioridades a la hora de ingresar a un determinado paciente en caso de que haya más demanda que posibilidad de ingreso. Se determina que no hay que utilizar el habitual criterio de "el primero en llegar es el primero en recibir asistencia" sino otro basado en la "justicia distributiva", que privilegie la “mayor esperanza de vida”, y unos criterios de ingreso claros y de descarga de la UCI, basados en un principio de proporcionalidad y de justicia distributiva, para maximizar el beneficio del mayor número posible de personas.
En el documentos se detallan cuatro tipos de pacientes por prioridades "según el modelo de 4 prioridades clásico de la UCI, y que son "Prioridad 1: Pacientes críticos e inestables; necesitan monitorización y tratamiento intensivo que no puede ser proporcionado fuera de la UCI. Prioridad 2: Pacientes que precisan monitorización intensiva y pueden necesitar intervenciones inmediatas, no ventilados de forma invasiva, pero con altos requerimientos de oxigenoterapia y con fracaso de otro órgano. Prioridad 3: Pacientes inestables y críticos, con pocas posibilidades de recuperarse a causa de su enfermedad de base o de la aguda y prioridad 4: Beneficio mínimo o improbable por enfermedad de bajo riesgo o situación de enfermedad avanzada/terminal.
Según el documento, los pacientes de prioridad 3 y 4 "en casos de crisis, no ingresarán en unidades de cuidados intensivos". También se establece "valorar cuidadosamente el beneficio de ingreso de pacientes con expectativa de vida inferior a 1-2 años".
"Ante dos pacientes similares, se debe priorizar a la persona con más años de vida ajustados a la calidad", es decir, no solo tener en cuenta su esperanza de vida sino también la ausencia de enfermedades. El documento destaca también que "se debe valorar el paciente de forma global y no la enfermedad de forma aislada" y que se tendrá en cuenta "su valor social".
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