La llegada a España de los esperados test rápidos de detección de coronavirus no ha sido la esperada. Los primeros resultados han mostrado fallos de precisión, según un informe de la Sociedad Española de Microbiología Clínica. Además, la Embajada China de España ha publicado que la empresa fabricante no tenía la licencia requerida.
Unos hechos a los que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha tenido que responder en su comparecencia en la Comisión de Sanidad en el Congreso de los Diputados: "La primera partida de test [9.000] fue comprada a un distribuidor nacional. Nos dio todas las garantías y es un producto de la marca CE. ¿Ya no sirve la marca CE para un producto sanitario?".
Illa ha defendido que "no había ninguna alerta sobre esta empresa en la agencia española del medicamento ni en ninguna agencia europea" y ha recordado que el Ministerio ya afirmó que lo primero sería hacer pruebas sobre los test. "Porque en un mercado loco hay que ir con mucho cuidado".
"Imagínense que el Ministerio de Sanidad rechaza la compra de test rápidos con el marcado CE", ha comentado también el ministro para defender el fracaso en el inicio de la detección masiva de casos que, como ha reconocido, es "una línea estratégica para vencer al virus".
Illa ha incidido en que se ha comunicado que los test "no cumplen los estándares" y que han "exigido que los cambien". Así, ha reconocido que hay que ampliar el número de test: "Se están haciendo 15 o 20.000 al día y no son suficientes. Habría que hacer al menos 50.000".
"El mercado está loco y la logística es complicada", ha insistido, ante las críticas relativas a la tardanza en la llegada de los productos, que se van alargar a lo largo de las próximas semanas. "Hay contratos ya pagados por valor de 500 millones de euros" y "el Gobierno de España ha comprado capacidad de producción".
Moncloa, por su parte, ha emitido un comunicado en el que insiste en el "proveedor nacional", aunque los documentos adjuntos hablan de una empresa china con un representante europeo radicado en Bélgica. Explica que fue el instituto de Salud Carlos III el que analizó la documentación aportada por la empresa respecto a los estudios clínicos realizados por el fabricante chino. También comprobaron, como ha asegurado Illa, "que no existía ninguna alerta de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios".
Sanidad asegura que hizo "comprobaciones sobre la fiabilidad del proveedor nacional"
Las primeras pruebas de test rápido se realizaron en paralelo en un hospital de Madrid y en el Instituto Carlos III "y en cuanto se detectó la escasa sensibilidad, se dio orden inmediata de retirada" y se contactó con el proveedor, "que lo va a sustituir por otro tipo de test".
Tras insistir Moncloa en que esta operación se inició antes de que las autoridades chinas facilitaran sus listados de proveedores y negar que esté vinculada a la que anunció este miércoles el titular de Sanidad, admite que, si bien en los listados del gobierno chino no consta la empresa a la que se hizo ese pedido, Sanidad sí hizo "comprobaciones sobre la fiabilidad del proveedor nacional".
En la declaración de conformidad que adjunta Moncloa se cita al fabricante chino (Shenzhen Bioeasy) y como representante europeo a Qarad Ec-REP con sede en Bélgica. También adjuntan un certificado de calidad del fabricante con fecha de validez entre julio de 2019 y julio de 2022, muy anterior, por tanto a la aparición del coronavirus, y los estándares que el producto se suponía que cumplía.
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