España perdió el tren de usar test rápidos para controlar la expansión del COVID-19 entre la población, como hicieron Corea y Alemania. Pero los test siguen siendo fundamentales pero la función y uso juegan ahora otro papel a estas alturas de la pandemia del coronavirus. “España ha tenido, a diferencia de la proactividad de Corea del Sur, una actitud reactiva. Ha faltado anticipación”, asegura Boi Ruiz, director de la Cátedra de Gestión Sanitaria y Políticas Sanitarias, del Máster Universitario en Gestión Sanitaria y del Instituto Universitario de Pacientes de UIC Barcelona y ex consejero de Sanidad de Cataluña (2010-2016). “En los manuales de salud pública se establece como primera medida para gestionar una epidemia la identificación del número de afectados, después su tratamiento y aislamiento y tercero, proteger a los no infectados. En España ha fallado la primera, no se identificó bien y por este motivo ha evolucionado y han tenido que tomarse medidas de mayor calado”, mantiene Boi.
Julio García Rodríguez, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica y jefe de Servicio de Microbiología del Hospital Universitario La Paz considera que hacer test rápidos para evaluar el grado de transmisión comunitaria ya no tiene sentido. “En Madrid pensamos que ya ha pasado el tiempo de eso. Hubo un momento para hacer los test, cuando estábamos en fase de contención, pero ahora la prioridad es otra; que los pacientes que están graves puedan recibir asistencia. Se usarían para poder hacer un diagnóstico rápido de quien venga al hospital".
Siempre importantes
Pedro Gullón, portavoz de la Sociedad Española de Epidemiología, considera que los test son siempre importantes, pero ahora cambia la estrategia. “Estamos en una fase de mitigación donde estamos todos distanciados socialmente e intentando que el sistema de salud se colapse lo mínimo posible, dentro de que muchos hospitales ya están sobrepasados. Cuando disminuya el impacto, una estrategia de salud pública- y que fue como se empezaron a hacer las cosas-, es hacer como en Corea del Sur. Allí se siguió a los contactos. Si tu eres capaz de poner test a una persona que desarrolla síntomas y poder aislar a todos sus contactos, eres capaz de cortar. Pero para eso necesitas muchos test y profesionales de atención primaria y salud pública que sean capaces de hacer esos seguimientos”.
No podemos saber cuánto, pero el coronavirus estaba dos o tres semanas antes de lo que preveían los organismos internacionales
Según este epidemiólogo "la situación nos desbordó. Lo dejamos de hacer porque pasamos de una fase de control, en la cual creíamos que verdaderamente podíamos aislar. Y ese fue el gran engaño, pensábamos que estábamos en una fase de control, como nos lo decía el ECDC [European Centre for Disease Prevention and Control] y, de repente, pasamos al escenario de mitigación porque el bicho estaba comunitariamente en España desde hacía muchísimo más tiempo. Y lo mismo pasó en Italia o Alemania y muchos países de Europa donde había transmisión comunitaria mucho antes. No podemos saber cuánto, pero el coronavirus estaba dos o tres semanas antes de lo que preveían los organismos internacionales desde luego”, mantiene.
Según Gullón “la llegada de más test puede significar que podemos empezar a testar a población de riesgo de contagiarse o que ha tenido un contacto estrecho”. Para este epidemiólogo, esto nos puede facilitar una “mejor fotografía de la tasa de cuántas personas están falleciendo, aunque más importante es que podemos actuar específicamente en personas antes de que desarrollen síntomas graves, seguramente tengamos capacidad para seguir casos y para seguir los contactos de los casos. Los test pueden tener una gran importancia en la estrategia de salud pública especialmente cuando la curva va a empezar a bajar”, añade.
Lo que anuncia Fernando Simón
En una de sus últimas comparecencias Fernando Simón ha señalado que los test rápidos tienen varios objetivos: “El primero es solucionar el problema de la sobrecarga asistencial, para que donde acuden los pacientes con sintomatología suficientemente grave pueda haber un diagnóstico precoz y descargar un poco la carga asistencial”. Simón señala que hay otro grupo prioritario “los profesionales sanitarios, su detección precoz y la de sus contactos estrechos”, además de “otros grupos de riesgo, como lo de las residencias de mayores, de forma que garanticemos reducir el riesgo en personas con más riesgo”.
Cubiertas estas necesidades, “empezar a distribuir para el diagnóstico poblacional a todos aquellos que dieron positivo tengan un seguimiento en sus casas y entre medias, objetivos intermedios que se tienen que hacer, como conocer el nivel de transmisión comunitaria, con una selección de población general con sintomatología”.
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