La lucha contra el coronavirus SARS-CoV-2 y la covid-19 es uno de los mayores retos científicos al que se ha enfrentado la humanidad. En estos momentos, en todo el mundo, hay 140 proyectos de investigación de vacunas y 219 de tratamientos contra la enfermedad, según el Milken Institute.
Esta semana el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha dado a conocer una de las líneas de investigación en la que trabaja. Un equipo de investigadores busca producir nanoanticuerpos que bloqueen la entrada del coronavirus SARS-CoV-2 a las células y que, por tanto, puedan emplearse para reducir la infección en pacientes con covid-19. La singularidad es que utilizan muestras de dromedarios de canarios para obtener esos anticuerpos.
Los anticuerpos de los camélidos son muy buenos neutralizantes y parecidos a los de los humanos por lo que no generan rechazo
“Lo que hacemos nosotros es con linfocitos del dromedario, que son las células productoras de los anticuerpos, clonamos los genes que producen los anticuerpos dentro del linfocito”, explica a El Independiente Luis Ángel Fernández, que dirige el grupo de ingeniería bacteriana del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) que trabaja en esta investigación en colaboración con en colaboración con la Facultad de Veterinaria de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria.
Nanoanticuerpos de camélidos
El grupo de ingeniería bacteriana del CNB-CSIC lleva años trabajando con nanoanticuerpos en diferentes proyectos de investigación y ha desarrollado metodologías propias para su aislamiento y producción. A lo largo de estos años, el grupo de ingeniería bacteriana ha construido una colección con más de mil millones de nanoanticuerpos, que ahora están rastreando para localizar los que puedan ser útiles contra el SARS-CoV-2. Y además están generando una nueva colección específica frente a Covid-19, derivada de la inmunización de dos dromedarios con la proteína que este coronavirus emplea para entrar a las células.
“Los anticuerpos de los camélidos [familia a la que pertenecen los dromedarios] es muy especial, son muy buenos neutralizantes y son parecidos a los de los humanos por lo que no generan rechazo. Por ese motivo se pueden usar en terapias y podrían bloquear al virus, son más pequeños que los anticuerpos humanos y son capaces de acceder a zonas a los que no acceden los anticuerpos convencionales, son mejores bloqueantes y, además, son fáciles de producir por ingeniería genética”, señala.
Estos anticuerpos ya han demostrado antes capacidad para bloquear otros coronavirus
Este último punto es importante porque si clínicamente funciona, se puede producir de manera masiva y usar como un antiviral dirigido a que, una vez administrado en un enfermo, disminuir la carga viral de Covid-19 y la capacidad de infección del virus en personas infectadas que tuviesen una progresión mala”, añade. Esta investigación, insiste, no es una vacuna, eso es lo que están trabajando otros científicos, “es una estrategia alternativa a la vacuna y a los tratamientos que trabajan con anticuerpos humanos. Hay otros animales como las llamas y alpacas, también de la familia de los camélidos, que poseen estos anticuerpos y otros científicos los están usando con el mismo propósito, generar bloqueantes”.
Como es un tratamiento, no una vacuna, se puede ensayar con personas enfermas. Estos anticuerpos ya han demostrado antes capacidad para bloquear otros coronavirus como el MERS-CoV, el virus de la gripe o virus respiratorios.
Una solución de muchas
Según este científico contra la covid-19 no va a haber una sola solución, “no sólo va a haber un anticuerpo, va a haber anticuerpos humanos, animales, habrá varios antivirales y más de un vacuna. Los tiempos son difíciles, sobre todo en las vacunas lleva más tiempo”. Su línea de investigación es una de las que tiene abiertas el CSIC sobre la covid, además se están trabajando en dos vacunas.
Luis Ángel Fernández considera bueno que haya muchas opciones abiertas entre las posibilidades de tratamientos y vacunas, “puede que no nos salga mejor que otras instituciones o empresas. Pero es bueno que no haya un monopolio sobre el tratamiento porque si así fuera iría en detrimento de la salud de todos y de nuestra economía, especialmente si podemos hacer producción nacional. Sería un error esperar a que nos lo hagan los demás y tener que comprar a los demás, pero hay tanta competencia que todo el mundo quisiera tenerlo mañana y eso no puede ser. Pero van a ver soluciones, varias. Eso es seguro”, concluye.
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