El punto de inflexión se produjo en torno al 10 de abril. El final de la Semana Santa fue el inicio de dos semanas en las que un nuevo síndrome, muy similar a la forma grave de la enfermedad de kawasaki irrumpió en el Hospital Niño Jesús de Madrid, uno de los dos (junto al Hospital de La Paz) que habían centralizado la atención de urgencia, hospitalización y UCI pediátricas durante la fase aguda de la epidemia de coronavirus.
En esas dos semanas se concentraron dos tercios de los ingresos graves que el hospital infantil ha atendido durante toda la epidemia. Se produjo una concentración en número (15 de los 23 registrados desde el 23 de marzo a mitad de mayo más de la mitad de los 45 que Sanidad tenía contabilizados) aunque éste no fue el único factor que provocó la alerta de los profesionales. Otra cosa llamó su atención, el cambio radical de los síntomas con que llegaban los niños que daban positivo por coronavirus.
"Se produjo un completo cambio en las características de los pacientes", explicó Inés Leoz, pediatra de Cuidados Intensivos en el hospital, en un webinar reciente en el que clasificaba a los niños atendidos durante esas dos semanas en la UCI como "pacientes shock".
Al contrario que los cinco pacientes atendidos en la UCI pediátrica entre el 23 de marzo y el 1o de abril, que mostraban sobre todo sintomatología respiratoria y más en línea con los síntomas confirmados del coronavirus."Todos inestabilidad hemodinámica", dolor abdominal fuerte y deshidratación, además de lesiones en la piel en la mitad de los casos. Unos síntomas nuevos y que despertaron la alerta en los pediatras: "Llama la atención que prácticamente no tienen dificultad respiratoria o es leve", recordaba Leoz.
Esos casos - solo los de pacientes críticos - presentaban también vómitos y o diarrea y esa tensión arterial muy baja (la inestabilidad hemodinámica) para la que necesitaron reanimación y que determinó por tanto su ingreso en UCI. "El cuadro nos planteó muchas dudas diagnósticas, incluimos en el diagnóstico diferencial enfermedad de kawasaki, sepsis abdominal o shock tóxico y algunos recibieron tratamiento específico para estas patologías".
En esos casos está el origen del documento interno circulado por la Asociación Española de Pediatría a finales de abril alertando del síndrome y por el que la entidad tuvo que emitir un documento llamando a la calma a los padres. En aquel momento Sanidad afirmó que no había suficiente información para relacionar el COVID-19 con estos síndromes de Kawasaki o shock tóxico y hasta el momento no han ofrecido nuevas certezas, aunque los casos a nivel internacional han seguido haciéndose públicos y la enfermedad ya tiene un nombre, "síndrome multiinflamatorio sistemático pediátrico".
Tanto de los 15 que se concentraron en esas fechas como del resto hasta los 23 que requirieron ingreso en la UCI, Storch destacó que la edad media fue de nueve años y que 18 (el 78%) no tenía ninguna enfermedad de base. Pese a la gravedad de alguna de las alteraciones ninguno de los pequeños - hasta mediados de mayo - había fallecido.
Cambio también en la sintomatología de casos no graves
Pero el radical cambio de los síntomas de los pequeños no se dio únicamente en los pacientes críticos. Se produjo de forma generalizada en todos los niños que llegaban al hospital, como explicó en el mismo webinar la pediatra Pilar Storch, del Servicio de Urgencias Pediátricas, que califica la atención al coronavirus en su hospital en dos oleadas, antes y después del 10 de abril. "Hasta entonces recibíamos pacientes con características muy similares y de los que pocos tuvieron un curso complicado, en la segunda oleada llegaron pacientes en general más graves y con características clínicas distintas y muy homogéneas".
Al contrario de los casos anteriores, a partir del 8 de abril "se empezaron a describir lesiones cutáneas muy específicas" y que presentaron 22 pacientes de los 39 positivos por SARS-CoV-2 con curso leve o moderado de la enfermedad ingresados en el Hospital Niño Jesús. "Todos tenían lesiones en los pies, muy similares, con pocos síntomas adicionales pero en la mitad de los casos síntomas leves respiratorios o digestivos", explicaba Storch, con "hasta cuatro semanas de antelación en la aparición respecto a las lesiones cutáneas".
No obstante, la pediatra aclaró que especialmente la primera parte de epidemia "se escaparon muchos casos" porque los protocolos de caso sospechoso cambiaron hasta 11 veces, "a veces en la misma semana". En total, el Hospital Niño Jesús atendió entre marzo y abril 9.055 niños en urgencias e ingresó a 880, "una tasa de ingreso mayor a la habitual". Entre ellos, recordaba Storch, se realizaron 551 pruebas que sólo resultaron en 57 positivos. "La tasa era bajísima, llegamos a cuestionar la sensibilidad de la prueba pero luego hemos visto con adultos que era buena. En los niños había mucha PCR negativa aunque tuvieran clínica compatible".
Entre las conclusiones de los efectos del COVID-19 en "la población infantil sana" que han sacado de la atención de Urgencias en este hospital, una de ellas es la baja frecuencia con que se da así como la gran cantidad de síntomas - en su mayoría leves - donde el tratamiento de soporte (para paliar los síntomas) "es suficiente y permite un buen pronóstico".
Actualmente, los criterios clínicos que el hospital maneja para identificar los casos infantiles sospechosos de COVID-19 son las infecciones respiratorias de cualquier gravedad, fiebre sin foco, Fiebre sin foco, manifestaciones cutáneas como sexantema o eritema, diarreas, vómitos o dolor abdominal con fiebre o sin fiebre de más de 48 horas, dolor de cabeza moderado o grave, alteración del nivel de conciencia o cualquier sintomatología si tiene un contacto confirmado con la enfermedad.
Fuentes del hospital aseguran que tras esas dos semanas los casos del nuevo síndrome en su forma más grave fueron remitiendo y que ahora "hace semanas" que no reciben ninguno, algo que asocian a la remisión de la epidemia. En cualquier caso, hace ahora dos semanas que se están realizando ya, según las instrucciones de Sanidad, pruebas PCR a todos los casos sospechosos independientemente de la gravedad y esperan poder establecer próximamente nuevas conclusiones.
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