Cuando la pandemia de COVID-19 supera ya los 438.000 muertos registrados en todo el mundo, el hallazgo del primer fármaco capaz de reducir la mortalidad se recibe con la máxima expectación. La dexametasona, un corticoide que encima es barato y accesible (la dosis en España ronda los 26 céntimos de euro), se ha demostrado capaz de reducir una de cada cada ocho muertes en los pacientes que requieren ventilación y una de cada 25 en los que necesitan oxígeno, tal como han comunicado los responsables de Recovery, el ensayo clínico realizado en 175 hospitales de Reino Unido por investigadores de Oxford.
"Nosotros lo hemos usado junto con otras cortisonas en distintos tipos de pacientes. La mayoría con resultados favorables", asegura David de la Rosa, neumólogo del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona y miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). En el peor momento de la pandemia en España con su hospital convertido en un centro dedicado casi en exclusividad a los enfermos de COVID-19 lo usaban "a la desesperada", asegura. "No sabíamos muy bien qué dosis dar ni en qué momento". La cuestión de cuándo administrar la dexametasona era clave en esos momentos de máximo estrés hospitalario.
"Dar cortisona durante la infección puede ser contraproducente porque te baja un poco las defensas y si la infección es muy activa puede facilitar que aumente. Esto es muy conocido en enfermedades como la tuberculosis. En las infecciones víricas pasa un poco lo mismo. De entrada se dijo que había que tener cuidado con la cortisona con el coronavirus, pero en un momento dado, como no teníamos fármaco alguno que dar a pacientes que llevaban 15 o 20 días con la infección, pensábamos que tenían ya inflamación pero no infección y entonces sí que nos lanzábamos al río. Había alguna publicación pequeña y tal, en aquel momento nos agarrábamos a cualquier clavo ardiendo. Muchas veces fue bien y otras no tanto porque a lo mejor al paciente le hacía falta otra cosa. Pero la impresión que teníamos fue buena y con esta publicación se reafirma la impresión que teníamos", explica el neumólogo.
Contra la COVID se ha mezclado la pericia clínica y bibliografía incompleta
"En hospitales grandes teníamos las opciones de probar con otros fármacos y la cortisona la dejábamos para casos más extremos, pero en el centros más pequeños tiraban más de la cortisona porque es más accesible. En bastantes casos se notaba mejoría, en muchos, pero hasta que no procesemos todos los casos clínicos de los pacientes registrados no podremos asegurarlo con datos", añade.
En España se ha estado usando la dexametasona, asegura Jesús Sierra de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH). "Contra la COVID-19 se ha mezclado la pericia clínica y bibliografía incompleta, lo que ha ido conformando el tratamiento. En esta enfermedad se ve un perfil inflamatorio muy característico que hacía pensar que los corticoides podían aportar y funcionar, y por funcionar me refiero a reducir la mortalidad", explica.
Para Jesús Sierra, el Recovery es un estudio muy importante porque demuestra que se reduce la mortalidad de los pacientes ingresados, que es muy alta. "Es el primer fármaco que da resultado, ¿será el único? probablemente no”, mantiene. Sierra destaca también las reticencias existentes inicialmente respecto al uso de corticoides contra la COVID-19, "pero en este caso se ha confirmado, con esta investigación, que se puede usar, y es una buena noticia", añade.
Este estudio dará tranquilidad a muchos médicos que han usado estos fármacos sin saber si funcionaban
Pero este descubrimiento, como subraya Sierra, "no soluciona nuestro problema, pero abre una puerta y asienta la parte de que los corticoides pueden atacar la inflamación que es clave frente a la enfermedad. Este estudio dará tranquilidad a muchos médicos que han usado estos fármacos sin saber si funcionaban y esto ha sido muy habitual en la pandemia. Ver que lo que has estado haciendo ha reducido la mortalidad es tranquilizador".
Sierra es coordinador del registro español de los resultados de la farmacoterapia frente a COVID-19 de la SEFH y asegura que "este medicamento es muy barato y accesible por sus componentes, además hay un grupo de fármacos que actúa igual que la dexametasona". En este sentido, destaca que "difícilmente se puede producir un desabastecimiento de este fármaco porque tiene un uso muy clínico".
La dexametasona es un fármaco inmunosupresor, es decir, que deprime el sistema inmune y por tanto es eficaz cuando el COVID-19 produce en el enfermo una respuesta descontrolada del sistema inmune. Es por ello que sólo es eficaz en los casos más graves y no tiene efectos - como han confirmado los investigadores responsables de Recovery - en los pacientes con infecciones moderadas o leves.
Este hecho, además, es importante tenerlo en cuenta pues descarta su uso preventivo. Utilizarlo así sólo podría tener un efecto adverso, pues dejaría al sistema inmune peor preparado para combatir el virus.
Prudencia frente al nuevo estudio
Pocas horas después de conocerse los resultados, el portavoz del Comité Técnico para la Desescalada, Fernando Simón, celebraba los resultados "con prudencia". "Hacer un ensayo clínico que nos prueba que este medicamento tiene un efecto beneficioso es importante. Confirma las hipótesis que había de que su uso podía reducir la letalidad, afortunadamente en muchos pacientes ya se había utilizado pero lo cierto es que esto incita a utilizarlo más", decía el epidemiólogo, quien sin embargo se mostraba cauteloso: "El estudio puede ser muy sólido, pero en ciencia los resultados de un único estudio si no tiene una solidez muy, muy importante no suelen ser suficiente como para garantizar los resultados".
Simón afirmaba también que ahora será la Agencia Española del Medicamento la que "tendrá que valorar los resultados y proponerlo o no para el tratamiento de coronavirus".
Sin embargo, los resultados detallados del Recovery no se han dado a conocer por parte de los científicos de Oxford, que solo han comunicado la nota de prensa, un hecho que ha suscitado reservas por parte de la comunidad científica. "La medicina no es así. Dar la noticia antes del estudio. Esto es publicidad", denuncia un científico divulgador.
Los análisis realizados sobre el uso de corticoides en COVID-19 no habían mostrado su clara eficacia
Alberto García-Salido, doctor intensivista, es uno de los científicos españoles que plantean su escepticismo: "No conocemos el estudio. En España los hemos indicado [este tipo de corticoides] y no están exentos de riesgo. Por eso lo primero para poder analizarlo ha de ser leer qué se ha hecho, qué tratamientos se han añadido y si este fármaco es el responsable de la mejoría o puede haber factores de confusión. Necesitamos el trabajo completo".
De hecho y hasta la fecha, los análisis realizados sobre el uso de corticoides en COVID-19 no habían mostrado su clara eficacia y por ello el intensivista insiste en que "hay que ser muy precavidos". Una revisión de estudios publicada en abril en Anales de Pediatría sobre evidencias en los tratamientos y firmada por García-Salido, concluyó que "no existe evidencia de beneficio de su uso. Su aplicación debe ser individualizada".
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