La publicación en The Lancet de los primeros resultados del ensayo en fase II de la vacuna que desarrolla la Universidad de Oxford y que fabricará y distribuirá la farmacéutica AstraZeneca mantiene abierta la esperanza de que el fármaco pueda estar enfrentándose cara a cara con la pandemia en 2021. Una dosis única de la vacuna ha generado respuesta inmune frente a SARS-CoV-2 en el 95% de los 1.000 participantes un mes después de la inyección.
También se han conocido los resultados de la vacuna contra la COVID-19, desarrollada por la compañía biofarmacéutica china CanSino Biologics Inc. y la Academia China de Ciencias Militares. Esta vacuna también pudo inducir una respuesta inmune en un ensayo de fase 2 a más de 500 voluntarios sanos, según los resultados publicados en The Lancet. Por su parte, la farmacéutica china Sinovac Biotech inició ayer la fase III de su vacuna en 12 centros clínicos ubicados en varios estados de Brasil donde han vacunado a 9.000 sanitarios.
Estos avances dan esperanzas para poder afrontar con mejores recursos la epidemia del coronavirus que continúa su expansión por el mundo y amenaza a España con centenares de rebrotes. Interesa especialmente la vacuna de Oxford y AstraZeneca, dado que la multinacional farmacéutica ya tiene comprometidas con la UE 400 millones de dosis para final de año. Además de estas dosis, la empresa ha comprometido otros 400 millones de dosis para EEUU, 100 para Reino Unido y el resto para los demás países, en la que sería una primera entrega.
Un hito científico
De confirmarse la llegada al mercado de cualquiera de estas vacunas o de otra de las cerca de 186 vacunas que hay en proyecto por el mundo, según el centro de investigación Policy Cures Research, se habrá producido un hecho sin parangón en la ciencia al poder desarrollar una vacuna en un año. En estos momentos 23 están en estudio con humanos.
Nunca se ha desarrollado una vacuna y se ha puesto en el mercado en menos de un año desde que se identificó el virus
“Nunca se ha desarrollado una vacuna y se ha puesto en el mercado en menos de un año desde que se identificó el virus”, asegura Joan Caylà epidemiólogo de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona. “Lo importante es que se confirme su eficacia, que ésta sea muy alta y que esté disponible pronto y con una cobertura mundial. Claro que esto es muy complicado”, asegura. Según Caylá es muy difícil hacer un pronóstico de cuándo estaremos poniendo una vacuna en España, pero él apostaría por el otoño o el invierno de 2021.
Vicente Soriano, médico especialista en Enfermedades Infecciosas y en Genética Clínica ex asesor de la OMS y profesor titular de UNIR, también considera que no veremos la vacuna antes de verano. “En el mejor escenario, hasta que se producen las dosis, se compran, llegan a los centros de salud, se da a los pacientes la primera vacuna y la de recuerdo, creo que sólo veremos eso en el verano de 2021”.
Razones del optimismo
Para Salvador Macip, director del Departamento de Biología Molecular y Celular de la Universidad de Leicester (Reino Unido) hay razones para ser optimista de cara a obtención de la vacuna. "La vamos a conseguir, aunque creo que debemos prepararnos por si acaso no lo hacemos, pero soy optimista por varias razones. La primera es porque hay casi 200 vacunas muy diferentes, nunca en la historia ha habido tantas candidatas”, asegura.
Nunca ha habido tantos recursos, tanto dinero y tanta gente trabajando para resolver un problema científico
Para este investigador otra razón para ser optimista la da el propio coronavirus. “Es muy estable, no es como el VIH que cambia constantemente. En la gripe el virus cambia un poco cada año, pero da tiempo a ajustar la vacuna. Creo que este virus es mejor que el de la gripe, porque en los seis meses que lleva dando vueltas ha tenido muy pocas mutaciones y ninguna ha cambiado el comportamiento del virus. Estos es, no es más agresivo y no es más transmisible, por lo que la vacuna que se está preparando ahora en un año va a servir igualmente, o quizá incluso sirva por más años”, mantiene Macip. Si no es necesario cambiar la vacuna cada año, como en el caso de la gripe, se facilita su distribución y alcance.
Además de estas dos claves Macip apunta al gran interés puesto sobre la causa de la vacuna contra la COVID-19. “Hay mucho interés y mucho dinero puesto en esto. Todo el proceso que normalmente dura cinco o seis años se está haciendo en meses. Nunca ha habido tantos recursos, tanto dinero y tanta gente trabajando para resolver un problema científico”.
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