El ofrecimiento de Pedro Sánchez de 2000 rastreadores militares a disposición de las comunidades para reforzar los recursos de sus departamentos de Salud Pública es una ocasión que, según los expertos, la Comunidad de Madrid no debe dejar escapar.
El Gobierno aún no enviado a Madrid una propuesta formal con los detalles sobre los rastreadores del Ejército, según confirman fuentes de la Consejería de Salud. En estos momentos, el Ejecutivo de Díaz Ayuso está buscando perfiles sanitarios o de ciencias. Si no encuentran médicos, por ejemplo, forman a biólogos o a ciudadanos con estudios científicos. A los nuevos rastreadores se le enseña una serie de cuestiones, como el método para realizar el circuito de rastreos. Por eso, Madrid necesita conocer qué perfiles técnicos tienen estos militares o cuántos se destinarían a la región. Una vez le llegue la oferta formal, la Comunidad valorará sí los incorpora o no a su plantilla de rastreadores.
La región, que en estos momentos está a la cabeza de la expansión del Sars-CoV-2 por sus poblaciones en España, dispone —según las mismas fuentes— de 560 rastreadores para sus 6.663.000 habitantes. Una cifra alejada de los 1.300 rastreadores necesarios según la ratio de un rastreador por cada 5000 habitantes recomendado por el mismo del mismo grupo de expertos que demandó el uso de los militares para practicar PCR y seguimiento de casos.
La Comunidad seguirá contratando rastreadores para incorporarlos a su plantilla. Pero "necesitaría más" de esos 560 según el epidemiólogo Pedro Gullón. "Hay datos, como el porcentaje de positividad, que dicen que en Madrid todavía estamos lejos del seguimiento de contactos óptimo, por lo que Madrid podría hacer uso de esos rastreadores", asegura Gullón.
Miguel Ángel Sánchez Chillón, presidente del Colegio de Médicos de Madrid, insiste en la importancia de los rastreadores. "Con la capacidad de detección de PCR, se necesita un trabajo de campo que haga seguimiento para encapsular toda la población portadora del virus. Esto es lo más efectivo y eficiente para frenar la expansión del virus".
Sobre los 560 rastreadores de la Comunidad, Sánchez Chillón considera que "sería en número suficiente. Es fundamental parar la transmisión comunitaria y hay que invertir en recursos humanos y económicos ya que como criterio de eficiencia lo sería desde el punto de vista económico y de salud pública", apunta. En este sentido, el ofrecimiento de Defensa es bienvenido: "Si no encuentran sanitarios y Defensa puede aportar personal formado, adelante. Pero siempre con el objetivo de detectar, aislar y evitar la transmisión comunitaria".
Por su parte, Julián Ezquerra, secretario general del sindicato médico AMYTS, considera que el medio millar de rastreadores que la Comunidad dice emplear en estos momentos es muy escaso. "La carencia de rastreadores es evidente y cualquier ayuda sería bien recibida. Madrid debería tener alrededor de 1.000 para acercarnos a lo recomendado", asegura.
Rastrear más y mejor
"Hay que hacer estudios de contacto buenos. Si se hubieran hecho al salir del confinamiento no estaríamos en esta situación", asegura Joan Caylà, epidemiólogo de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona (FUITB). "En aquel momento era un trabajo muy asumible en todas partes porque había pocos casos y se podía hacer seguimiento con poco personal", añade.
Según este epidemiólogo, los responsables sanitarios "tienen que implementar los estudios de contacto evaluando la cobertura porque, a veces, sólo se hace estudio de los convivientes más allegados, si lo hacemos a más gente la prevalencia bajará, pero captaremos a más infectados", explica.
La demanda de más rastreadores no viene únicamente de los epidemiólogos, el Banco de España también ha demandado un incremento de este recurso clave en las acciones de Salud Pública de las comunidades para evitar otros confinamientos que dañen aún más a la economía.
"Un buen rastreador tiene que detectar todos los contactos que ha tenido un infectado de más de 15 minutos 48 horas antes de desarrollar síntomas y esto hay que hacerlo bien, es un trabajo muy tedioso que necesita su tiempo. Madrid no ha activado Radar Covid, la aplicación podría ayudar un poco a aliviar el sistema de rastreo. Todavía las personas que tienen coronavirus no pueden meter su diagnóstico, la Comunidad de Madrid no lo tiene adaptado para aliviar el servicio de rastreo, sobretodo en las situaciones más complicadas de contagio como eventos con muchos participantes", explica Gullón, coautor del libro Epidemiocracia.
¿Cuándo funcionará la app en Madrid?
Varias comunidades ya están probando la aplicación. Andalucía, Cantabria, Aragón, Canarias, Extremadura, Castilla y León, Cataluña y, desde este miércoles, en Murcia. Pero no en Madrid, la región donde se han diagnosticado más casos en las últimas dos semanas. Las apps de rastreo comenzaron a lanzarse junio en otros países de Europa. España, sin embargo, probó la suya en La Gomera en julio y la puso a disposición de las autonomías a finales de ese mes.
Para usar la app, las comunidades tenían que solicitárselo al Ministerio de Sanidad. Aunque la integración técnica depende del Ministerio de Asuntos Económicos y, en concreto, de la Secretaría de Estado de Inteligencia Artificial, el mismo organismo que ha impulsado la herramienta. Del despliegue en cada región, sin embargo, se encarga Sanidad. Cada comunidad tiene un sistema de salud distinto y, por tanto, Radar Covid se tiene que adaptar a cada uno de ellos.
La Comunidad de Madrid también solicitó a finales de julio la puesta en marcha de la plataforma. Según explican fuentes de la Consejería de Sanidad, hasta la semana pasada no recibieron la documentación de Sanidad sobre los pasos que hay que seguir para desplegar la app. En estos momentos, la región está revisando esa documentación y espera lanzar Radar Covid "en los próximos días". Eso sí, la aplicación no funcionará de golpe en toda la comunidad: primero se realizará un piloto y luego se desplegará progresivamente por el territorio.
Como la mayoría de aplicaciones europeas, Radar Covid funciona con Bluetooth. Cuando se instala y se activa, el smartphone emite unas claves cifradas y aleatorias que no identifican al usuario. Nuestro teléfono, a su vez, recibe los códigos enviados por los dispositivos con los que hayamos pasado 15 minutos o más y a una distancia de menos de dos metros. Sí resulta que después damos positivo en coronavirus, el médico nos dará un código para introducirlo en Radar Covid. Cuando se completa ese paso, nuestros contactos estrechos reciben una alerta de exposición, que no revela nuestra identidad ni el lugar del contacto.
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