Villa del Prado es un pequeño pueblo del suroeste de la Comunidad de Madrid. Está a una hora en coche de la capital y limita con la provincia de Toledo. Si no existiera la pandemia, sus vecinos estarían celebrando esta semana las fiestas patronales. Pero ahora mismo es uno de los puntos más oscuros en el mapa epidemiológico de la región. En los últimos 14 días (del 24 de agosto al 7 de septiembre) ha detectado 87 casos entre sus cerca de 6.500 habitantes. El Ayuntamiento no duda en señalar cuál es el principal problema: los "botellones" y las "fiestas" de los jóvenes.
La economía de Villa del Prado vive de la agricultura y la sanidad. Hay una residencia de ancianos, un centro de salud y un hospital, la Virgen de la Poveda. Aunque está pensado para cuidados paliativos, el hospital atendió a pacientes con Covid-19 durante la primera ola. "Desde hace muchos años la gente ha optado por formarse en grados medios de auxiliar de enfermería o similar porque tenemos un hospital desde hace décadas y siempre ha dado mucho trabajo al pueblo", cuenta su alcalde, el socialista Héctor Ortega.
La primera oleada mató a algo más de 30 vecinos. A esa cifra hay que sumarle los pacientes no censados en Villa del Prado que también fallecieron en la residencia y en el hospital. "Los primeros meses de la pandemia lo pasamos bastante mal. Tenemos mucha gente trabajando en el hospital y en la residencia y muchos, al tratar con pacientes con Covid-19, se acabaron contagiando". Desde que terminó el estado de alarma, aclara el alcalde, no ha fallecido nadie más.
Pero la situación se complicó a mediados de agosto. "Desde el día 15 han subido mucho los contagios sobre todo porque hay mucha gente joven que no se ha privado de irse a casas rurales, cumpleaños… El gran problema es que se han realizado botellones y fiestas ilegales y se han ido agrupando muchos núcleos familiares", señala Ortega, que dirige el pueblo sin haber cumplido aún los 25 años de edad.
Hasta el martes, cuando la Comunidad actualizó el mapa por última vez, el municipio detectó 87 positivos en las dos semanas anteriores: 1.334 contagios por cada 100.000 habitantes. Una tasa de incidencia que supera a la de los distritos del sur de Madrid, Usera o Puente de Vallecas, los más afectados por el virus. Pero los datos de los pueblos pequeños hay que interpretarlos con cautela. Cuando se trata de poblaciones pequeñas, diagnosticar unos pocos positivos dispara sus tasas de incidencia. Es lo que ocurre en Brea del Tajo, el único municipio con una incidencia más alta que la de Villa del Prado: 7 casos entre su medio millar de vecinos, que equivale a una tasa de 1.335 por cada 100.000.
Los casos que ahora sufren en Villa del Prado, sin embargo, son "asintomáticos". Para el alcalde se trata de jóvenes que creen que "no se van a contagiar y que, si se contagian, no les va a afectar como a los mayores". Fuentes de la Consejería de Sanidad asocian la mayoría de estos positivos al ámbito familiar y al social. "Como en el resto de la Comunidad", añaden.
Ante esta situación, el Ayuntamiento ha pedido a sus vecinos que extremen las precauciones y cumplan "escrupulosamente" las normas de seguridad. El sábado pasado, la Policía Local desalojó y denunció a dos locales y a una fiesta en una finca particular. "A diario se incoan denuncias por no llevar mascarilla", expuso el Consistorio en una publicación en Facebook.
Contactos "localizados y controlados"
Desde Sanidad aseguran que la incidencia del virus en Villa del Prado no es "excesivamente preocupante". Los contactos están "localizados y controlados". Una opinión que comparte Héctor Ortega: "De momento, la sensación es de tranquilidad, sin relajarnos tampoco, esto puede cambiar y ponerse como en los meses del inicio de la pandemia". Delfín Gonzalo, un vecino del pueblo que habló el miércoles con la Cope, sí reconoció que la "preocupación" en el pueblo es generalizada. "Me consta que las autoridades están tomando cartas en el asunto y tienen todo controlado", dijo.
Por ahora, el Gobierno local ya ha aumentado la vigilancia policial y cerrado los parques y las instalaciones deportivas municipales. Tampoco se están celebrando las fiestas patronales de la Virgen de La Poveda, que suelen comenzar el 8 de septiembre. Ahora la preocupación está en su hospital: "Ya esta semana ha empezado a recibir pacientes Covid. Entiendo que por la saturación de hospitales y la disponibilidad de camas se les vuelva a trasladar [al Virgen de la Poveda] Me preocupa volver al punto de partida de marzo, abril y mayo porque mucha gente del pueblo trabaja en el hospital y la residencia. Ese trato conlleva un riesgo que conocemos de cerca".
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