Desde el comienzo de la pandemia del Covid-19, se han impuesto medidas de seguridad sanitaria con el fin de evitar la propagación del virus. Fueron tres: el uso de mascarilla, la distancia de seguridad y el lavado de manos. No obstante, cada vez gana más peso la ventilación, que sería más importante que el resto de medidas.
Al comienzo de la crisis sanitaria se pensaba que la principal fuente de transmisión eran las gotas que desprenden las personas al hablar, toser o estornudar, estas se quedaban sobre las superficies. Las personas tocaban esas gotas, sobre todo con las manos, y después se tocaban la cara y así se contagiaban. Al principio para protegerse se potenció el lavado de manos y de las superficies, y también el uso de pantallas faciales.
Los principales investigadores estadounidenses del covid han publicado una carta en de Science, en la que apuntan a que la transmisión aérea por medio de los aerosoles es la principal vía de contagio. Consisten en pequeñas partículas que expulsamos al hablar o respirar y que se quedan suspendidas en el aire durante bastantes minutos. En España, Fernando Simón negó esta posibilidad hace unos días.
Esta forma de transmisión hace que la mascarilla cobre mucha más importancia en los espacios cerrados. Junto a esta medida, se vuelve fundamental una buena ventilación de los espacios cerrados, para que se liberen de la presencia de los aerosoles. Consistiría en abrir las ventanas cada pocos minutos. A diferencia de otras medidas, como los geles de manos o las mascarillas, no supondría ningún coste.
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