Elena Jacinto estuvo hundida mucho tiempo. Varios intentos de suicidio tras los que se escondía una enfermedad mental no diagnosticada complicaron su existencia durante años y acabaron postrándola en una silla de ruedas. Solo entonces, paradógicamente, llegaría su momento. Fue a través del deporte y de la Fundación Integralia DKV, donde comenzó a trabajar mientras entrenaba para conseguir representar a España en unos Juegos Paralímpicos.
Carlos Aznartegui tiene parálisis cerebral, le cuesta hablar y tiene graves problemas de movilidad. Pensaba que nunca encontraría un trabajo, pero seis años después de iniciar su andadura profesional en el proyecto que Integralia tiene en Perú, su vida dio un giro de 180 grados. Hoy está casado, tiene dos hijos e incluso pudo cumplir uno de sus sueños, disfrutar una luna de miel en Machu Pichu.
David Rivas nació sin brazos. Quería trabajar, pero en sus entrevistas de trabajo recibía negativas por respuesta. La incredulidad llegó incluso de la persona que le recibió cuando acudió de la mano de la Fundación Integralia DKV para conseguir un trabajo como teleoperador. Pero bajar el teclado de la mesa al suelo fue todo lo que se necesitó para que David se convirtiera en uno de los mejores teleoperadores de la compañía. También fue la primera persona sin brazos en España en conseguir un carnet de conducir. Nunca tuvo tanto sentido la máxima querer es poder.
La Fundación Integralia DKV es precisamente el punto común donde se unen las historias de Elena, David y Carlos y que que sirven para poner cara y corazón a una labor que cumple ya 20 años. En este contexto, en El Independiente hemos celebrado una nueva edición de Conversaciones para hablar sobre salud y discapacidad y el papel que juega en este gran reto social la fundación de DKV Seguros. Un encuentro que ha tenido el honor de contar con el presidente del Grupo DKV, Javier Vega de Seoane, así como el consejero delegado de DKV y presidente de la Fundación Integralia DKV, Josep Santacreu, y la directora de Cooperación al Desarrollo y de la Escuela Integralia, Pilar Moya Maganto. En la conversación han participado también Casimiro García-Abadillo y Victoria Prego, director y adjunta al director de El Independiente respectivamente.
Los expertos han puesto sobre la mesa la dura realidad que esconden estas historias de superación. La discapacidad supone en España asumir un 25% de riesgo de pobreza porque sólo una de cada cuatro empresas cumplen con la ley que establece un 2% de contratos para personas con discapacidad cuando la compañía tiene más de 50 empleados. "Las personas con discapacidad tenemos muchísimas más dificultades para encontrar empleo y nuestras tasas de paro duplican las generales de España y triplican las de la Unión Europea", ha asegurado Moya Maganto, que sufre discapacidad al igual que el 99,9% del medio millar de empleados de la Fundación Integralia.
Sin embargo, esta conversación ha puesto en valor lo que aportan estos trabajadores y el potencial que tiene la integración laboral de este colectivo: "En nuestros centros de Integralia hay un índice de absentismo que es de la mitad que en los centros ordinarios. A pesar de los problemas que tienen, van todos los días a trabajar y no se quejan. Nos dan una lección a los demás. Aportan un valor al resto de la organización que mejora los comportamientos generales", ha asegurado Vega de Seoane.
¿Por qué, con estos resultados, sólo una de cada cuatro empresas cumple sus objetivos? "Por desconocimiento", ha apuntado Moya Maganto, "todo lo que no conoces te da miedo y hay muchos tópicos; van a coger bajas, van a sobrecargar al resto de trabajadores... pero esto se derriba contratando". Pilar Moya ha incidido además en que "la diversidad, en todos sus aspectos, enriquece. A las organizaciones les aporta mucho valor y si necesitan ayuda para hacer procesos inclusivos, estamos encantados de ayudarles".
También Santacreu ha animado a otras empresas a "ser valientes, porque está muy bien la responsabilidad empresarial, pero hay que empezar por los básicos y todos los ciudadanos tienen derecho a trabajar. Nunca antes había habido tantas personas con discapacidad formadas para trabajar y que si lo hacen mejorará su empresa en todos los sentidos".
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