En 1990, 271 millones de personas sufrieron un accidente o enfermedad cardiovascular en todo el mundo. En 2020 fueron casi el doble - 523 - los millones de ciudadanos que vivieron un episodio de ese tipo. Especialmente los accidentes cerebrovasculares (ictus) y las cardiopatías isquémicas suponen la primera causa de muerte en todo el mundo - en España son la primera de las mujeres y la tercera de los hombres - y a los fallecimientos se unen las consecuencias en términos de discapacidad y costes sanitarios.
Esta duplicación de eventos es uno de los principales hallazgos del estudio que se acaba de publicar en Journal of American Cardiology y que ha dirigido el prestigioso cardiólogo español Valentín Fuster, al frente del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y el Mount Sinai Heart de Nueva York. Su equipo ha analizado todas las evidencias "todas las fuentes de datos disponibles a nivel poblacional sobre incidencia, prevalencia, letalidad, mortalidad y riesgos para la salud" en 204 países y territorios.
En relación al aumento de las enfermedades se ha producido un aumento de las muertes, aunque ha sido menor en proporción. Los fallecimientos por esta causa han pasado de 12,1 en 1990 a 18,6 millones en 2019. Los años de vida con discapacidad - por las secuelas de estas enfermedades - también se duplicaron de 17,7 millones en 1990 a 34,4 millones en 2019.
Las muertes por enfermedades cardiovasculares afectan más a los hombres que a las mujeres, ya que la proporción fue de 9,6 millones frente a 8,9 en 2019. Uzbequisztán, Islas Solomon y Tajikistan lideran la tabla. La evolución de los datos, no obstante, han sido muy dispares entre países y algunos como Francia, Perú y Japón tuvieron seis veces menos muertes en 2019 que en 1990.
El estudio también destaca que más de seis millones de las muertes se produjeron en personas de entre 30 y 70 años y en estos casos China, seguida de India, Rusia, EE.UU. e Indonesia encabezan la lista.
Los autores del análisis subrayan que es posible que en los próximos años, el envejecimiento de la población, especialmente en el norte de África y algunas zonas de Asia, América Latina y el Caribe (donde se prevé que la proporción de personas mayores se duplique entre 2019 y 2050) contribuyan a un aumento total de la mortalidad y enfermedades cardiovasculares y por ello Gregory A. Roth, autor del artículo y profesor en la Universidad de Washington (EE.UU.) afirma en un comunicado que "es necesaria una mayor atención para promover una salud cardiovascular ideal y un envejecimiento saludable a lo largo de la vida. Y, además, y no menos importante, ha llegado el momento de implementar estrategias viables y asequibles para la prevención y el control de las enfermedades cardiovasculares y para monitorizar los resultados".
El informe analiza los principales factores de riesgo para desarrollar estas enfermedades y se observa que no ha habido grandes cambios entre 1990 y 2019. La hipertensión continúa siendo el primer factor de riesgo modificable, seguido de la alimentación, el alto nivel de colesterol y la polución. El tabaco baja una posición (del quinto al sexto lugar) y en el sentido contrario sucede con el índice de masa corporal.
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