El coronavirus llegó a nuestras vidas en marzo de 2019, desde entonces, el mundo ha cambiado de manera radical. La pandemia ha transformado la sociedad tal y como la conocíamos. Los contagios y las muertes han dado paso a lo en su momento llamamos nueva normalidad. Las farmacéuticas más potentes del globo han desarrollado una vacuna en tiempo récord, lo que ha generado desconfianza en muchas personas.
La famosa y deseada inmunidad de grupo es el objetivo de los gobiernos para poder retomar la realidad que precedía al virus. Esta meta tiene un medio tan evidente como complejo: la vacuna. La carrera por su obtención ha sido liderada por Pfizer-BioNTech, Moderna, Oxford-AstraZeneca o por los proyectos rusos y chinos -Sputnik y Sinopharm-.
La campaña de vacunación ya ha comenzado a nivel mundial; sin embargo, a los problemas de distribución y de logística se ha sumado la falta de confianza de los receptores potenciales del fármaco. Según el Barómetro del CIS de diciembre de 2020, el 28 % de los encuestados en España no estaría dispuesto a vacunarse inmediatamente después de la obtención de la vacuna. La cifra alcanza el 42 % en EEUU. Si una gran parte de la población evita la vacuna, el SARS-CoV-2 tendrá muchas más posibilidades de sobrevivir y por tanto, de quedarse entre nosotros.
Seguridad
Un trabajo de un equipo de alergólogos dirigido por Aleena Banerji, directora clínica de la Unidad de Alergias e Inmunología Clínica del Hospital General de Massacusetts (MGH) y profesora asociada de la Escuela de Medicina de Harvard, pretende tranquilizar a la gente sobre la seguridad de la vacuna contra el coronavirus. Estos especialistas han analizado las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna -las de mayor seguimiento a nivel mundial- para concienciar a toda la población sobre su seguridad,y, particularmente, a las personas alérgicas, sobre su seguridad.
La agencia reguladora del medicamento británica ha aconsejado a quienes tengan antecedentes de una reacción alérgica grave evitar la vacuna por el momento. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) estadounidenses observaran durante los 15 minutos posteriores de la vacunación a los pacientes para identificar y controlar posibles reacciones. Por ello, las agencias norteamericanas no proponen a los alérgicos que eviten la vacuna.
Diferenciar riesgos
El equipo responsable de este estudio ha llegado a la conclusión que lo mejor es estratificar riesgos. Es decir, identificar diferentes niveles de inconvenientes para llevar a cabo de manera segura el plan de vacunación. Los expertos distinguen dos grados: el primer grado para que las personas con antecedentes alérgicos reciban su primera vacuna de forma segura y el segundo para aquellas que hayan tenido una reacción tras la primera inyección.
Banerji afirma que "Como alergólogos, queremos fomentar la vacunación garantizando al público que ambas vacunas aprobadas por la FDA (La Administración de Medicamentos y Alimentos de los EEUU) son seguras. Nuestras pautas se basan en las recomendaciones de las agencias reguladoras de EE. UU. y ofrecen pasos claros a la comunidad médica sobre cómo administrar ambas dosis en personas con antecedentes alérgicos".
El trabajo asegura que las reacciones alérgicas a las vacunas son raras, con una tasa de 1,3 casos por 1 millón de personas. Esperan que la cifra sea la misma para las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna.
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