Hace cuatro semanas, en vísperas de la Navidad, la incidencia del coronavirus en España estaba en torno a los 240. Tres veces menos que la actual, disparada este martes hasta los 714. En algunas comunidades el aumento ha sido mucho mayor, multiplicado por cinco en Extremadura o incluso por siete en Murcia. En el mismo período, el porcentaje de enfermos Covid en los hospitales se ha duplicado (del 9 al 18%) y en las UCI ha subido del 20 al 32% (respecto a las unidades de críticos ampliadas, el porcentaje sobre las camas prepandemia es mucho más elevado). En las últimas horas se han abierto hospitales de campaña en la Comunidad Valenciana o el segundo pabellón del hospital de pandemias de Madrid.
Con al aumento drástico de casos - que se achaca a las fiestas navideñas y aún sin confirmar también a la cepa británica -, algunas comunidades autónomas han impuesto nuevas restricciones. O lo han intentado, porque una de esas medidas - que hoy se debate en la reunión del Consejo Interterritorial de Salud que reúne al Ministerio de Sanidad y CCAA - es el adelanto del toque de queda al menos hasta las ocho de la tarde. La medida se ha topado con una negativa de Sanidad, una trifulca política y hasta judicial.
El primero en pedirla fue Castilla y León, que decidió imponerlo frente a la negativa del Gobierno y está recurrido por el Gobierno al Tribunal Supremo, pero pronto le siguieron otras comunidades autónomas - del PP y del PSOE - y ya son al menos diez con Castilla La Mancha, Murcia, Cantabria, Cataluña, Madrid, Galicia, País Vasco, Andalucía, Canarias y Baleares. Aunque no todas lo vayan a aplicar, porque Madrid ya ha advertido que no lo hará.
Una medida que "llega tarde"
La trifulca política de los últimos días es inadmisible para el doctor en Salud Pública de la Universidad de Oviedo, Pedro Arcos, que cree que la medida "llega tarde y en medio de una polémica que va más allá de la política, porque afecta a la credibilidad de las autoridades sanitarias y eso se traduce en adherencia de los ciudadanos a las medidas y, por tanto, en menor eficacia".
Para Arcos, la medida "está justificada en todos los territorios pero es insuficiente en cuanto la incidencia supera ya con creces los 400 o 500 casos por 100.000 habitantes, a partir de los cuales hay que plantear un confinamiento de mínimo dos semanas para bajar los casos". Explica el experto en Salud Pública que si estas medidas se hubieran tomado hace tres o cuatro semanas hubieran cambiado la evolución de la epidemia, "pero en estas tres últimas semanas nos hemos comido el margen de maniobra en los hospitales y ya no es suficiente".
El preventivista Juan Antonio Sanz, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva y Salud Pública (SEMPSH), coincide con Arcos en que la medida "llega tarde" aunque cree que "puede ser efectiva, aunque se tardará dos o tres semanas en comprobarlo". Sanz, que ejerce en el Hospital de Laredo (Cantabria), cree que es importante "apretar ahora las restricciones para permitir que vaya viéndose un efecto de la vacunación que tenga impacto en los más vulnerables".
Tener disponibles el toque de queda o el confinamiento
Faltan "medidas suficientemente potentes y eficaces para la contención de la transmisión" de la epidemia. Así lo pedía este lunes en un comunicado la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), cuyo portavoz Jonay Ojeda ha explicado a El Independiente que entre esas medidas están tanto "la modificación del horario del toque de queda como el confinamiento domiciliario, que no tiene que ser como el de marzo aunque tampoco se descarte".
Ojeda cree que el adelanto hasta las ocho de la tarde del toque de queda "será diferente según vaya acompañado de otras medidas como el caso de Valencia, donde se ha cerrado la hostelería, pero también en función del lugar, ya que no será igual en un pequeño pueblo de Castilla que en Madrid o Barcelona, tanto por la complejidad de la movilidad como por la capacidad de vigilancia de cumplimiento de las mismas".
¿Una medida efectiva?
Sanz se muestra prudente y cree que no es posible saber ahora si la medida tendrá "un efecto suficiente, aunque es cierto que dificulta mucho la interacción social en horas clave".
Arcos reconoce que ahora la mayoría de los casos tiene su origen en la hostelería y las reuniones familiares: "Las reuniones con familia son más difíciles de controlar, pero las de la hostelería sí si se limitan las horas". Sin embargo, el doctor en Salud Pública incide en que una o dos horas son "instrumentales, porque la efectividad de las medidas depende en parte de la coordinación y la eficacia de la gestión que es lo que está fallando".
Por ello, el epidemiólogo apuesta, más allá del adelanto del toque de queda, "por que se revise el marco de actuación aprobado en el Consejo Interterritorial, que se deje actuar a las comunidades autónomas o se asuma la gestión por parte del Ministerio y que se efectúe en confinamiento más estricto al menos dos semanas, que permitan controlar la incidencia", subraya.
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