La probabilidad de contraer el Covid-19 en un bar o un restaurante es elevada. Es un riesgo que reconoce la comunidad científica y que ha llevado a varias comunidades autónomas a ordenar el cierre de la hostelería, pese a que usuarios en las redes sociales lo pongan en duda.
Así lo hacen mensajes como el de un usuario de Facebook, que acusa al presidente de Castilla y Léon, Alfonso Fernández Mañueco, y a otros cargos del Gobierno autonómico de cometer "el mayor daño posible" a la economía de la región con "la disculpa de un virus que no se contagia en los bares".
Muchas de estas afirmaciones proceden de internautas afectados por las medidas de restricción en el sector hostelero, uno de los más golpeados por las acciones para contener la pandemia en España.
Los bares y restaurantes son entornos donde existe una alta probabilidad de contagio debido a los aerosoles, que en los interiores mal ventilados son una importante vía de transmisión del Covid-19, apuntan investigaciones científicas.
Los aerosoles son partículas emitidas por nariz y boca más pequeñas que el diámetro de un cabello humano y que pueden quedar suspendidas en el aire durante horas. La comunidad científica estima que hay pruebas suficientes para considerar los aerosoles una de las principales vías de infección.
Sin embargo, "no existe en este momento tecnología capaz de detectar in situ el SARS‐CoV‐2 en muestras de aire", según un informe del Grupo de Trabajo Multidisciplinar para el Ministerio de Ciencia del 20 de agosto.
Instituciones como los ministerios españoles de Sanidad y Ciencia o las agencias de Salud Pública de Estados Unidos, Alemania y el Reino Unido consideran que hay una evidencia significativa sobre la transmisión por esta vía, apoyada en datos como el riesgo de infección en los interiores, casi 19 veces mayor que al aire libre.
Así lo recoge el Informe científico sobre vías de transmisión SARS-CoV-2, elaborado por un grupo de investigadores para el Ministerio de Ciencia y que confirma que la probabilidad de infección aumenta "en espacios cerrados con poca ventilación".
El documento recomienda, por esta razón, "el uso de mascarillas en interiores siempre que se esté en contacto con personas no convivientes por un tiempo superior a unos 15 minutos", algo difícil de cumplir en locales donde se consume bebida y comida.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte también de que "los lugares interiores, especialmente aquellos cuya ventilación es deficiente o nula, entrañan mayores riesgos que los espacios al aire libre".
"La transmisión se puede producir más fácilmente" en "lugares congestionados", en "situaciones de contacto cercano" y en "espacios confinados y cerrados con ventilación deficiente", abunda la OMS.
La medida más eficaz
Ante esta evidencia científica, y con la finalidad de controlar la propagación del virus, el Ministerio de Sanidad español considera necesario limitar el acceso al interior de los locales de hostelería.
El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, ha manifestado recientemente que el cierre del interior de los bares es la medida "más eficaz" en el control de la transmisión, "según la evolución de las comunidades autónomas" que habían aplicado esta restricción.
La patronal Hostelería de España respondió a Simón al día siguiente con la exigencia de una rectificación o su cese en el cargo.
Entre los argumentos empleados para rechazar las declaraciones del epidemiólogo, la patronal indicaba que, según los estudios del Ministerio de Sanidad acerca del foco de los contagios, los bares y restaurantes aparecen como el origen de un 3 % de los casos aproximadamente.
Este porcentaje, aunque reducido, confirma que en realidad sí se producen contagios en la hostelería.
Los resultados de una investigación publicada el 10 de noviembre en la revista Nature también contrastan con la postura de los hosteleros.
Realizado en Estados Unidos a partir de los datos de 98 millones de teléfonos móviles, el estudio revela que ocho de cada diez nuevas infecciones se producen en restaurantes, bares, cafeterías, gimnasios y otros lugares cerrados y concurridos.
Además, otra investigación recogida por Nature Human Behaviour señala como la medida más eficiente en la lucha contra la propagación de la covid-19 la restricción del acceso a lugares donde "la gente se reúne en pequeñas o grandes cantidades por un extenso periodo de tiempo", incluidos tiendas, restaurantes o instituciones educativas.
Un centenar de contagiados en un bar de Málaga
Por otra parte, hay ejemplos concretos de brotes de la covid-19 atribuidos a la actividad de los bares. Es el caso de uno en la localidad malagueña de Teba con un centenar de afectados cuyo supuesto origen se sitúa en un establecimiento que reabrió el 24 de diciembre tras permanecer cerrado desde marzo, según explicó a EFE el alcalde, Cristóbal Corral.
En su crítica a Simón, Hostelería de España exponía que había comunidades que han optado por no imponer restricciones a la hostelería con cifras similares de contagios a las que sí lo han hecho.
Con los datos disponibles resulta difícil cuantificar el impacto real de la clausura de los locales en las comunidades que en los últimos meses la han ordenado, ya que esa medida siempre va acompañada de otras restricciones.
Asimismo es complicado realizar paralelismos entre autonomías, porque las circunstancias son muy diferentes en cada región y varían con el tiempo.
No obstante, en la evolución de la pandemia en Cataluña y Navarra, de las primeras comunidades en restringir el acceso a esos locales, sí se observan mejoras.
El comité del Plan de Emergencias de Protección Civil catalán (Procicat) aprobó a mediados de octubre el cierre de bares y restaurantes, que se prolongó durante 38 días.
Según los datos provisionales de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE), Cataluña pasó de registrar 17.520 casos el 16 de octubre a 1.507 el 23 de noviembre, cuando inició la desescalada, con un dibujo de la curva claramente descendente.
Un comportamiento similar se observa en Navarra, que ordenó la clausura total de la hostelería del 21 de octubre al 26 de noviembre, un periodo en el que se pasó de 590 infecciones en un día a 133.
Hostelería de España también indicaba que en Cantabria, "tras dos meses y medio con el interior de los locales cerrados", la tasa de contagios había subido un 34 %.
Esa afirmación no se corresponde con los datos registrados.
El Gobierno cántabro ordenó el cierre del interior de los locales de hostelería desde el 4 de noviembre y seguía vigente en la fecha del comunicado de la patronal hostelera, el 19 de enero.
En ese periodo, la curva dibujada con los datos de la RENAVE muestra un importante descenso de los 222 casos desde el día que comenzó la medida hasta los 56 casos del 16 de diciembre, para volver a subir desde esa fecha hasta los 207 el 19 de enero, tras las reuniones familiares de las navidades.
La medida, acompañada de otras restricciones, sirvió por tanto para reducir los contagios un 6,7 por ciento, aunque el dibujo de la curva en el citado periodo es en forma de V.
En conclusión, aunque las cifras de contagio originadas en bares y restaurantes son difíciles de cuantificar, la comunidad científica y las autoridades sanitarias coinciden en que hay un elevado riesgo de infección por aerosoles en interiores cerrados con ventilación deficiente, como es el caso de los bares y restaurantes.
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