Durante meses la pandemia ha desplazado las preocupaciones, ha relegado las urgencias y ha apartado de la agenda otras realidades que, sin embargo, no han dejado de estar ahí, aunque hayan sido tapadas. El análisis preliminar de la mortalidad en los primeros cinco meses de 2020, realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejó que la primera causa de mortalidad fueron las enfermedades del sistema circulatorio (23% de los fallecimientos) por encima de las infecciosas (20,9%), entre las que se encuadra el coronavirus.

Atendiendo a enfermedades concretas, el Covid (confirmado o sospechoso) fue la enfermedad que más muertes causó esos meses, seguida de infartos, ictus, demencia y cáncer de pulmón. Estas patologías son, además, las que tradicionalmente suponen las principales causas de muerte en España y que se han visto afectadas por la pandemia.

En general, el cáncer, las enfermedades del corazón, las cerebrovasculares (ictus), el alzhéimer y las enfermedades crónicas respiratorias de vías inferiores (fundamentalmente EPOC) son las que más mataron a los españoles según el último informe de patrones de mortalidad del Ministerio de Sanidad.

Analizamos con especialistas de cada una de estas enfermedades cómo se han visto afectadas por la pandemia que ya cumple un año.

CÁNCER

En los últimos años prepandemia, la cifra de nuevos casos de cáncer en España rondaba los 276.000. El Covid ha provocado, según los estudios realizados por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), una reducción de unos 50.000 casos. “Hemos realizado varios análisis y la reducción de diagnósticos y primeras visitas está en torno al 20-21%, lo que supone uno de cada cinco casos”, afirma Álvaro Rodríguez-Lescure, presidente de esta sociedad científica.

El cáncer es una de las principales causas de mortalidad en nuestro país y en concreto el de pulmón es la primera causa de mortalidad para los hombres, tras haber superado en los últimos tiempos a la enfermedad cardiovascular. “Estas cifras nos preocupan mucho, es necesario ponerlas sobre la mesa y darles la importancia que tienen. El coronavirus ha producido mucha mortalidad pero todo este retraso y falta de atención va a provocar un aumento de la mortalidad por cáncer ya este año y el próximo”, asegura Rodríguez-Lescure.

Estos pacientes a los que se está retrasando o imposibilitando el diagnóstico “están perdiendo oportunidades de tratamientos, de curación, de paliación y de supervivencia”, explica el oncólogo, que asegura que están viendo “menos tumores de colon en estadíos iniciales pero más avanzados, con obstrucciones que incluso requieren operaciones de urgencia, o un mayor porcentaje de tumores ya con metástasis”.

El oncólogo subraya la necesidad de recuperar cuanto antes los programas de cribado. “Ha habido un parón en programas de cribado de cáncer, de mama o de colon. En general, en la realización de biopsias.  Hay que analizar la situación desde cada ámbito, cada consejería, cada hospital y abordarlo cuanto antes”, incide el presidente de SEOM.

Sobre la relación entre los enfermos de cáncer y el Covid, no se ha establecido una relación directa que los convierta en pacientes de riesgo pero sí subraya Rodríguez –Lescure que un tumor puede afectar como agravante cuando la persona tiene otros factores de riesgo.

INFARTOS

Al principio de la epidemia, los hospitales españoles atendieron un 40% menos de infartos. ¿No los hubo? “Los pacientes acudieron menos al hospital, relativizaban sus síntomas y cuando acudían, lo hacían más tarde y por ello con peor pronóstico”, afirma Ángel Cequier, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). Un estudio posterior en 75 hospitales españoles mostró que entre marzo y abril la mortalidad hospitalaria por infarto se duplicó. También observaron que el tiempo desde el inicio de síntomas hasta la atención se incrementó más de media hora, hasta 233 minutos, algo que también se relacionaba con el aumento de la mortalidad.

“Afortunadamente y gracias a los llamamientos que se hicieron a la población, no hemos visto esta reducción en la primera y segunda ola. No obstante, sí hemos visto consecuencias de la pandemia que han perjudicado a estos pacientes, igual que a los de otras patologías”, explica el presidente de la SEC.

Cequier habla, en concreto, del aumento de las listas de espera, del retraso diagnóstico y del seguimiento de los pacientes crónicos, que tendrán como consecuencia “que en los próximos años se va a producir un aumento de la mortalidad por estas enfermedades”.

Tras el pico agudo, se ha normalizado la atención urgente pero está pendiente recuperar una atención correcta de las patologías cardiovasculares: “El gran problema son los pacientes crónicos. Aunque se están haciendo esfuerzos, no se pueden realizar todas las pruebas ni intervenciones menores y, además, el seguimiento requiere en ocasiones contacto que no se está pudiendo llevar a cabo telemáticamente. Es urgente recuperar esto y también agilizar las listas de espera que se han incrementado”.

Los pacientes cardiovasculares son, además, de los que mayor riesgo presentan ante la infección por Covid. “Se les dice que eviten co­ntacto y que se aíslen, lo que aumenta por otro lado su miedo. Tenemos que avanzar en su vacunación”, indica Cequier.

La vacuna cuanto antes es la clave para poder recuperar el tratamiento de estos pacientes, apunta el presidente de la SEC: “Mientras no estén vacunados no podemos fomentar de nuevo el seguimiento presencial, que será lo que nos permita evaluarles y reestructurar su atención según sus necesidades. Ahora mismo son tremendamente vulnerables”.

ICTUS

Se estima que unos 120.000 españoles sufren un ictus cada año, aunque un tercio queda sin secuelas, cerca del 30% fallece. De hecho, los ictus son la primera causa de mortalidad en las mujeres y la segunda en general, además de la primera causa de discapacidad en España. En la primera ola, el descenso de asistencia a hospitales por ictus descendió también drásticamente, se estima que más de un 30%.

La neuróloga y portavoz de la Sociedad Española de Neurología (SEN) Mar Castellanos recuerda aquellos meses: “No acabábamos de ver la causa pero parece que fue el miedo a acudir a los hospitales. Los que llegaban también lo hacían más tarde y eso en el ictus es particularmente grave, porque la terapia es tiempo-dependiente”, explica Castellanos. En los ictus cada minuto cuenta y un mayor tiempo significa una menor eficacia, reducción de la mortalidad y la morbilidad.

Aunque la situación se fue normalizando en las olas posteriores, la neuróloga apunta a que sí se ha podido ver afectado el tratamiento de estos pacientes. “Algunas unidades de ictus, donde deben ser atendidos estos pacientes, fueron reconvertidas para atender a enfermos de Covid. Cuando el ictus es más grave, los pacientes pueden necesitar ser intubados en UCI y en ese sentido también se puede haber visto afectado el tratamiento a estos pacientes”, explica la neuróloga.

La pandemia también ha afectado al manejo de esta enfermedad precisamente por la ralentización de la extensión de las llamadas “Unidades de ictus”, cuya implantación lleva años aumentando en nuestro país – también lo ha hecho la prevalencia de la enfermedad.

Teniendo en cuenta que una de las complicaciones del Covid es la formación de trombos, los ictus no han sido una de las más frecuentes. “Se estima que entre un 0,5 y un 2% de los pacientes covid desarrolla un ictus como complicación de la enfermedad, pero lo que sí es cierto es que quienes lo sufren tienen peor pronóstico y mayor mortalidad”, indica la portavoz de la SEN.

También preocupa que la pandemia haya podido afectar en algunos casos a los procesos de rehabilitación que muchos de estos pacientes necesitan tras la fase aguda del ictus, así como al seguimiento de pacientes de riesgo que necesitan terapias preventivas. Muchos de ellos pacientes que han podido tener episodios de ictus minor (episodios con síntomas leves) y que se convierten en pacientes de riesgo para otro episodio.

“Sabemos que hay un grupo de pacientes que no acudió al hospital y que tienen ahora una gran posibilidad de recaída. Es urgente frenar la pandemia para poder identificar a los pacientes que pudieron sufrir algún episodio sin diagnóstico en los últimos meses y estudiarlos”, explica Castellanos.  La neuróloga cree que es posible que la mortalidad pueda aumentar en los próximos meses aunque cree que hay que esperar a tener datos oficiales para poder hablar de cifras.

ALZHÉIMER

Los enfermos de alzhéimer han estado entre los grandes damnificados por la pandemia. En primer lugar, porque en un gran porcentaje viven en residencias y según los datos que maneja el neurólogo e investigador de la Fundación CIEN, Teodoro del Ser, “se estima que entre el 30 y el 40% de los fallecidos totales por Covid tenía algún tipo de deterioro cognitivo”.

Pero no sólo por la mortalidad, estos enfermos también se han visto afectados por el aislamiento. “Estos pacientes tienen dificultades para comprender el entorno y cuando éste cambia y lo hacen las rutinas, ellos lo sufren con mayor intensidad”, explica Del Ser.

Durante muchos meses, quienes vivían en residencias no han podido reunirse con sus familiares y otros en sus domicilios no pudieron acudir a los centros de día donde recibían asistencia o realizaban actividades que les conectaban con el mundo.

Teniendo en cuenta la gran mortalidad que a causa del Covid han sufrido estos enfermos, aún está por ver, a corto plazo, que efectos tendrá a corto plazo la epidemia en la letalidad de la enfermedad. Lo que sí está advirtiendo la comunidad de enfermos de alzhéimer es del agravamiento de los enfermos y de la aceleración en la aparición de nuevos casos.

“En una enfermedad como el alzhéimer donde tan importante es la detección precoz se va a observar un efecto negativo por la saturación del sistema sanitario”, indica el neurólogo.

Otro aspecto que preocupa a los especialistas y van a estudiar desde la Fundación Cien en el estudio de cohorte es la posible relación entre la infección (que en ocasiones afecta al sistema nervioso central) y la aceleración o el desencadenamiento del alzhéimer. “Es algo que no hemos verificado pero es una hipótesis a estudiar, ya que entre los síntomas que presentan algunos afectados, también en los que sufren Covid persistente, están cuadros neurológicos desde confusión a encefalopatías o afectación inflamatoria”, explica Del Ser.

En un reciente foro sobre alzhéimer coorganizado por Sigma Dos, el director científico de Ciberned, Miguel Muniain,  incidió en la necesidad de estudiar las posibles conexiones entre las alteraciones cognitivas que puedan causar la afectación neurológica que produce la infección por coronavirus y sus efectos a medio y largo plazo, ya que las personas con enfermedad de alzhéimer presentan un síndrome de inflamación aguda como factor de riesgo previo.

ENFERMEDADES CRÓNICAS RESPIRATORIAS

Las enfermedades crónicas respiratorias de vías bajas (la principal es la enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC) son la cuarta enfermedad que más muertes causó según el último informe de patrones de mortalidad del Ministerio de Sanidad.

En este caso, la pandemia de Covid ha tenido un efecto inverso al de el resto de las enfermedades. A falta de datos oficiales que lo confirmen, el vicepresidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), Gregorio Peces-Barba, asegura que la impresión de los neumólogos es que «las hospitalizaciones por agudización de la enfermedad se han visto muy reducidas y, con ello, cabe esperar que también la mortalidad». Según el informe del INE sobre los primeros meses del año, las muertes por enfermedades respiratorias se redujeron un 6,6%.

«Detrás de esto pensamos que están tanto el aislamiento domiciliario como el uso de mascarilla. Hay que tener en cuenta que casi no ha habido gripe. Creemos también que el miedo de estos pacientes ha podido hacer que fueran muy rigurosos con las medidas de protección y cumplidores con los tratamientos que toman, algo que también está relacionado con un menor agravamiento de la enfermedad», indica el neumólogo.

Otra de las sorpresas ha sido la menor relación – sobre las estimaciones iniciales – entre el Covid y las enfermedades crónicas respiratorias. «Al contrario de lo que hubiera sido de esperar, hemos visto que ambas infecciones van por separado y que el Covid no exacerba este tipo de enfermedades», indica el neumólogo, «si la persona tiene el sistema pulmonar muy comprometido sí puede convertirse en un mayor riesgo en la infección, pero por lo general no hay una relación de agravamiento entre ambas».

Lo que sí ha perjudicado a los enfermos de EPOC estos meses ha sido la falta de ejercicio físico. «Muchos de estos pacientes se encuentran peor, más débiles, debido a una bajada en su actividad física. Esto es importante que entiendan que hay que recuperarlo para mejorar su estado general de salud».

También afirma Peces-Barba que es importante que se vayan recuperando las pruebas diagnósticas y el seguimiento de estos enfermos crónicos, para los que está recomendada la vacunación: «Recomendamos la vacuna siempre, no hay ningún problema para que quienes tienen enfermedades respiratorias puedan inmunizarse frente al Covid. Es más, es muy recomendable que se pueda hacer cuanto antes», concluye.