El laboratorio de Pirbright, al suroeste de Londres, estaba desarrollando en 2007 una vacuna contra la fiebre aftosa. Trabajaban con virus vivos. El 3 de agosto se detectó un brote en varios animales de una granja cercana. Un día después, todos los animales fueron sacrificados y se detectó que la cepa era la misma con la que se trabajaban en Pirbright.
Las autoridades británicas lanzaron una investigación y un mes después presentaron un informe: el sistema de alcantarillado, diseñado para eliminar los virus y bacterias que se manipulaban, tenía grietas, pozos abiertos y había raíces que estaban creando desperfectos en las cañerías.
Pirbright es un laboratorio de nivel de bioseguridad P4, el máximo que existe en el mundo y donde se trabaja con los virus más peligrosos y contagiosos. En España no hay ninguno de esas características y en el mundo existen unos 50. El más famoso actualmente es el Instituto de Virología de Wuhan, el primer lugar donde se secuenció el genoma del SARS-CoV-2 y hacia donde apunta ahora el dedo de Washington. ¿Pudo haber un escape accidental en el laboratorio chino que provocó la pandemia actual?
El regreso de la teoría del laboratorio
La falta de transparencia de China, los informes nada concluyentes de la Organización Mundial de la Salud, el paso del tiempo y las nuevas informaciones aparecidas en Estados Unidos han devuelto esta teoría al primer plano mediático pese a que las evidencias siguen siendo las mismas: no hay. Lo que en un principio era calificado de conspiranoia ahora emerge como una posibilidad real.
La administración de Joe Biden ha encargado un informe a los servicios de inteligencia para que indaguen sobre el origen del coronavirus, mientras que The Wall Street Journal publicó que tres miembros del Instituto de Virología de Wuhan tuvieron síntomas similares a los del coronavirus en noviembre en 2019, antes de que se conociera oficialmente el primer caso. Además, un grupo de científicos ha pedido en un artículo en la revista Science que se siga investigando porque consideran que "las teorías zoonóticas y las que sitúan el origen en un laboratorio siguen siendo viables".
También se ha publicado una posible relación entre la muerte de tres trabajadores de una mina en 2012 con el origen del coronavirus. Científicos del Instituto de Wuhan entraron en la mina a recoger muestras y hallaron hasta nueve tipos nuevos de coronavirus en heces de murciélago. Uno de ellos es el más cercano que se conoce al SARS-CoV-2, con un código genético similar en un 96,2%.
Hasta Facebook ha movido ficha. La red social comunicó el jueves que dejará de vetar los contenidos que relacionen el inicio de la crisis con el laboratorio de Wuhan. "A la luz de las investigaciones actuales sobre los orígenes del covid-19 y en consulta con expertos en salud, ya no eliminaremos de nuestras plataformas las afirmaciones de que el covid-19 fue hecho por el hombre o fabricado".
Los enviados especiales de la OMS solo pudieron entrar tres horas al Instituto de Virología de Wuhan. "Hubo dificultades para acceder a datos en bruto", dijo el director general de la OMS
¿Hasta qué punto es posible?
"Es muy, muy, muy difícil, pero no imposible desde el punto de vista científico porque no hay ninguna certeza que indique lo contrario", opina la investigadora del CSIC Sonia Zúñiga, que trabaja desde hace cuatro años en un laboratorio de nivel P3, el siguiente en el escalafón. "Es algo muy peliculero y seductor, pero es muy complicado y la única manera de que ocurriera es que hubiera un accidente. Y si hay un accidente en un laboratorio de alta seguridad, eso se reporta".
Miguel Ángel Jiménez Clavero, investigador del Centro de Investigación en Sanidad Animal del INIA-CSIC, recuerda que ya ha habido accidentes en laboratorios de máxima seguridad. "Claro que es posible que ocurran accidentes en laboratorios de alta seguridad biológica. Hay que investigar sobre el origen del coronavirus porque no hay certezas. Y mientras no las haya, siguen vivas todas las alternativas", indica a El Independiente este científico, que dirige un grupo de investigación sobre virus emergentes.
Es compatible una zoonosis con un escape en un laboratorio, que el salto de especie se produjera ahí"
Miguel Ángel Jiménez Clavero
La versión oficial de China, lo que comunicó en su momento a la Organización Mundial de la Salud, es que los primeros pacientes con síntomas similares a los del coronavirus se registraron en los primeros días de diciembre de 2019. Desde entonces se han contagiado 170 millones de personas y han muerto 3,5 millones, según datos de la Universidad John Hopkins.
La teoría más sostenida por la ciencia es que el virus saltó del murciélago al hombre a través de una especie intermedia. Eso, de todas formas, no elimina de la ecuación la teoría del escape de Wuhan, donde hay un equipo de científicos dedicado al estudio de coronavirus. "El origen zoonótico es indudable, pero no hay pruebas de si entre las etapas que condujeron al virus hasta el ser humano hubo un paso por el laboratorio", señala Jiménez Clavero.
Las medidas de un laboratorio de alta seguridad
Los laboratorios P3 y P4 cuentan con unos dispositivos de seguridad que hacen que el riesgo de un escape sea mínimo. "Pero el riesgo cero es una entelequia, no existe. Puede haber un corte de luz extremo, una nevada como filomena o un movimiento sísmico que producen brechas de seguridad", indica Jiménez Clavero.
En su lugar de trabajo, el Centro de Investigación en Sanidad Animal donde trabaja, de categoría p3 aunque P4 para patógenos animales, hay una presión de aire negativa, "de manera que succiona hacia dentro todo el aire y no puede salir nada aunque se abran las puertas". Además, hay esclusas y filtros de alta eficacia y todos los residuos se esterilizan. "Hasta el agua del baño se trata como material peligroso y se descontamina", explica.
"Está todo esterilizado y todos trabajan con mascarillas y trajes de seguridad", añade Sonia Zúñiga sobre el P3 del Centro Nacional de Biotecnología. Este laboratorio lleva funcionando más de 17 años años "y no ha habido un solo accidente. No se ha caído ni una gota al suelo".
China, Trump y la desinformación
La teoría del accidente en un laboratorio es tan antigua como la propia pandemia. Por qué fue considerada como conspiración antes y por qué ahora gana enteros es puramente una cuestión política que se enmarca en las siempre complicadas relaciones entre Estados Unidos y China.
El que quiera creer que ha salido de Wuhan, lo va a seguir creyendo, digas lo que digas, porque es casi imposible encontrar una certeza."
MIGUEL ÁNGEL JIMÉNEZ CLAVERO
"La teoría de la fuga de laboratorio, nacida en un entorno envenenado por la desinformación, se vio socavada no tanto por las negaciones de China, sino por el hecho de que estaba siendo impulsada por Trump", indicaba esta semana en un análisis el corresponsal de la BBC en China, John Sudworth. "Medios de todo el mundo le dieron la espalda. Mis propios intentos de considerar seriamente la teoría de las fugas de laboratorio en mayo del año pasado se encontraron con largas y tensas discusiones editoriales antes de que finalmente llegaran a publicarse".
Con Biden en el poder, el mundo vuelve a mirar al laboratorio de Wuhan. "Yo no entiendo mucho de política, pero sí veo un trasfondo geopolítico y creo que de tanto en tanto va a surgir", cree Jiménez Clavero. "Lo que sí sabemos es que no es nada fácil obtener evidencias. Si uno examina todos los virus que conocemos, estoy seguro de que no sabemos el proceso detallado desde el hospedador ancestral hasta la especie de destino en ninguno. El que quiera creer que ha salido de Wuhan, lo va a seguir creyendo, digas lo que digas, porque es casi imposible encontrar una certeza".
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