Dos pinchazos con el 25% de la dosis actual de la vacuna de Moderna serían suficientes para generar una inmunidad aceptable contra el coronavirus, lo que permitiría multiplicar por cuatro el ritmo de vacunación con este fármaco. Es la conclusión a la que han llegado nueve investigadores del Instituto de Inmunología de La Jolla, en Estados Unidos. No obstante, el estudio tiene que ser todavía revisado por pares.
Actualmente, las personas que se vacunan con Moderna reciben un primer pinchazo con 100 microgramos del compuesto y 28 días después una segunda inyección con la misma cantidad, 100 microgramos. La efectividad anunciada por la empresa es del 94,1%. Sin embargo, dos dosis de 25 microgramos "inducen una respuesta de anticuerpos y células T duradera y funcional, comparable a la infección natural", señala el estudio publicado a principios de julio.
Es más conveniente tener a más población vacunada con una eficacia menor que inmunizar a menos gente con más eficacia"
José Manuel bautista, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular
Durante los ensayos clínicos de la vacuna de Moderna se probaron tres niveles de dosis: 25, 100 y 250 microgramos. La cantidad más alta se descartó porque provocaba demasiados efectos secundarios, mientras que los que recibieron las dosis de 25 microgramos no desarrollaron una respuesta inmune de forma rápida. Así, la farmacéutica optó por el camino de en medio: 100 microgramos, que ofrecía una inmunidad fuerte con efectos secundarios aceptables. Esa cantidad fue la que finalmente se autorizó y la que se administra en decenas de países.
"Es bastante notable y prometedor"
Como la emergencia de la pandemia obligó a acortar los plazos de la vacuna, cuando se aprobó la de Moderna no se había analizado la inmunidad que generaba a largo plazo. Por eso, los investigadores del instituto californiano de La Jolla revisaron seis meses después el nivel de anticuerpos que tenían 35 personas que habían recibido dos dosis de 25 microgramos. "Casi todos tienen anticuerpos neutralizantes que bloquean al virus de infectar a las células", señala la investigación. Además, también habían desarrollado las llamadas células T, que tienen la capacidad de matar a las células infectadas.
"Es bastante notable y prometedor que se generen fácilmente respuestas inmunes", indica Daniel Weiskopf, una de las autoras de la investigación. Y varios expertos que no han participado en el estudio son muy optimistas. "Son más que buenas noticias. Incluso con una dosis baja, el sistema inmunológico responde de una manera aceptable", celebra en Nature la viróloga del Centro Médico de la Universidad de Rotterdam Corine Geurts van Kessel.
José Manuel Bautista, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Complutense de Madrid, señala que el estudio es "muy prometedor". "Si se confirma sería una noticia estupenda porque se podría reducir notablemente el número de muertes y de contagios a nivel global", indica en una conversación con El Independiente.
Salvar miles de vidas
En el estudio no se aporta un porcentaje de la eficacia que se alcanza con dos dosis reducidas, pero los investigadores insisten en que es "aceptable". "Es decir", aclara Bautista, "que aunque la eficacia sea más reducida se podrá inmunizar a más personas y así reducir muertes y contagios".
Si las conclusiones del estudio son refutadas, organismos como la Agencia Europea del Medicamento (EMA) podrían decidir administrar dosis de 25 microgramos y tener a un mayor porcentaje de la población inmunizada aunque con una protección algo menor que si se recibieron las dosis de 100 microgramos.
"Hay algunos estudios que han llegado a la conclusión de que se evitarían muchas muertes", añade el inmunólogo Bautista. Un estudio del Becker Friedman Institute de la Universidad de Chicago planteó tres escenarios (una curva disparada, un crecimiento de contagios lento y un decrecimiento moderado) en los que se inoculaban dosis reducidas de las vacunas y en todos los casos aparecía como una buena solución para frenar los contagios y las muertes.
No sería la primera vez que se decide reducir la dosis de una vacuna para inmunizar a más población en menos tiempo. Desde 2016 se ha seguido esa estrategia con la fiebre amarilla en África y Sudamérica con resultados muy buenos. "Normalmente se pone la dosis óptima y se debe poner esa dosis estipulada, pero en un escenario de semejante emergencia como es ahora el Covid-19 sería bueno poder inmunizar más rápido a la población".
"De lo que se trata ahora es de arrinconar al virus, que circule menos y que no surjan variantes como la Delta. Es más conveniente tener a más población vacunada con una eficacia menor que inmunizar a menos gente con más eficacia", sentencia el experto de la Universidad Complutense.
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