De esta pregunta depende, en gran medida, nuestra salida de la pandemia. Cuanto más dure la inmunidad de las vacunas más tiempo se dispondrá para acorralar al virus con la vacunación y que deje de circular. No habremos superado la pandemia hasta que el virus no esté controlado en todo el mundo.
De entrada, si nosotros estamos vacunados y otra parte del mundo no y el virus sigue circulando puede mutar y volverse más resistente a las vacunas. La prueba es lo ocurrido con la variante Delta, que no ha conseguido vencer a las vacunas, pero ha hecho al virus mucho más contagioso infectando a más personas, muchas de ellas vacunadas. En pocos meses se han extendido por todo el mundo.
Pero si la inmunidad que nos dan las vacunas dura poco, vamos a tener que vacunarnos otra vez y necesitar vacunas, que siguen siendo escasas. Porque cuanto más corta sea la duración, menos tiempo tendremos para proteger a suficientes personas para detener la circulación del virus. Mientras estas vacunas deberían estar ampliando la inmunidad en otros países que todavía no han accedido a ella, se quedarán en países con recursos que ya han acaparado las primeras dosis.
La OMS ha hecho un llamamiento para que esto no suceda. Pero países como Israel ya han empezado a poner la tercera dosis a los mayores de 60 años. No lo hacen en base a evidencias, pero siguen las directrices de Pfizer que considera necesario que se den dosis de recuerdo, así que han optado por administrarla a los más vulnerables.
En abril, Pfizer y BioNTech confirmaron que la inmunidad de su vacuna de ARN sigue siendo fuerte (91,3% de efectividad) seis meses después de la segunda dosis. De manera similar, la evidencia de la vacuna Moderna muestra una efectividad del 94% seis meses después de la segunda dosis. Este marcador de seis meses es un hito importante y ambos fabricantes continuarán monitoreando la efectividad de sus vacunas a medida que pasen los meses.
La inmunidad natural (es decir, la inmunidad en personas que han pasado el coronavirus y han sido infectadas con COVID-19) puede durar hasta ocho meses, según una investigación publicada en Science. Según esta información es difícil predecir cuánto tiempo durará la inmunidad porque los mecanismos exactos de inmunidad protectora utilizados por nuestros cuerpos contra el SARS-CoV-2 o COVID-19 no son aún conocidos. La inmunidad derivada de la vacuna a veces puede ser más fuerte y duradera, pero este no es siempre el caso, está por ver.
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