La vacuna contra el coronavirus era un bien tan escaso y cotizado que los países más ricos del mundo hicieron un acopio tremendo incluso antes de que los diferentes sueros fueran aprobados para su uso. Esa provisión desmesurada puede provocar que en los próximos meses se tiren a la basura miles de millones de dosis mientras decenas de países esperan todavía la llegada de las vacunas.
De acuerdo a un informe publicado recientemente por la revista médica británica BMJ, a finales de 2022 se podrán haber desperdiciado un total de 3.755 millones de dosis en el caso de que no se donen y caduquen. Donar es difícil porque las farmacéuticas lo prohíben en algunos casos por contrato; y que caduquen es sencillo porque la fecha límite para su uso es de seis meses.
"Mientras hay países a los que no ha llegado todavía la vacuna, los más ricos del planeta no paran de acumular y por una muy mala gestión se acabarán desperdiciando millones y millones de vacunas", lamenta en una conversación con El Independiente Miriam Alía, coordinadora médica de emergencias de la ONG Médicos Sin Fronteras. "Que caduque una vacuna es un auténtico drama".
En España sobrarán 206 millones de vacunas
El país donde más vacunas podrían desperdiciarse a finales del año que viene según los cálculos de BMJ es Estados Unidos, que tendrá un sobrante de 1.271 millones contando con el hipotético escenario de que toda su población se vacune con la pauta completa. Le siguen Reino Unido (421 millones), Japón (361), Alemania (345), Francia (300), Canadá (297) e Italia (270). España aparece en el octavo puesto con 206 millones de dosis de más, mientras que el top ten lo completan Polonia (166) y Australia (118). En total, 3.755 millones de vacunas que corren riesgo de perderse. En este gráfico se detallan esos datos y qué cantidad corresponde a cada vacuna.
En los últimos meses ya se han desperdiciado cientos de millones de vacunas, en un goteo constante de informaciones de este tipo. Según documentos a los que tuvo acceso la NBC, en Estados Unidos se perdieron al menos 15,1 millones de dosis desde el 1 de marzo. En una fábrica holandesa hay 200.000 dosis de AstraZeneca que caducarán próximamente, según The Washington Post. En Israel también se tiraron 80.000 dosis de Pfizer en julio, de acuerdo a información de The Times of Israel. En Malawi, incluso, se llegaron a quemar públicamente 20.000 dosis de AstraZeneca que iban a caducar próximamente.
La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) admitió a mediados de julio que varios países africanos tuvieron que desechar 450.000 dosis por la fecha de caducidad. "Esto es deplorable", se quejó entonces el doctor Richard Mihigo, de la oficina regional de la OMS en África.
Por qué no es tan fácil donar vacunas
Aunque suena muy bien, la realidad es que donar vacunas no es nada sencillo por varios motivos: por los contratos con las farmacéuticas, por la fecha de caducidad de los medicamentos y por las difíciles condiciones en que se tienen que mantener algunas.
En la Unión Europea, por ejemplo, los países miembro no pueden donar vacunas libremente porque los contratos firmados por la Comisión Europa con las farmacéuticas tienen cláusulas que lo prohíben. Para poder donar, necesitan el visto bueno de las empresas. "La Comisión Europea debería ir más allá de las palabras y desarrollar una estrategia para perseguir su objetivo declarado de promover las vacunas contra el coronavirus como un bien público mundial", reclamó en un extenso informe The Left, el partido europeo de izquierdas donde están Podemos y Bildu.
A eso se añade que todas las vacunas contra el coronavirus, como se aprobaron por la vía de la emergencia, tienen una fecha de caducidad muy corta: seis meses en todos los casos. Por regla general, las vacunas y los medicamentos caducan entre dos y tres años después de su fabricación. ¿Cómo se podría alargar la fecha de caducidad? "Para eso tienes que tener un vial seis meses en un almacén y ver después de ese tiempo qué ha pasado: si se ha deteriorado, si es menos efectivo... Tienes que hacer un estudio minucioso y tomar una decisión en base a evidencias científicas".
Y aunque se amplíe la fecha de caducidad, existe un problema más: la difícil logística que requieren ciertas vacunas para mantenerse hasta el momento de la inyección. La de Pfizer, por ejemplo, necesita una cadena de frío para que el suero se mantenga a -70 grados. Eso hace inviable que las dosis sobrantes de Pfizer se envíen a los países más pobres del mundo.
"Los laboratorio tienen que seguir investigando en la estabilidad de las vacunas para hacer que sean más accesibles", señala Miriam Alía. "Se necesitan muchos recursos económicos para administrar vacunas que requieran una cadena del frío. Es mucho más caro vacunar en países como el Congo o Sudán del Sur que en Madrid".
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