Las personas que padecen urticaria crónica ven gravemente afectada su calidad de vida, según denuncian desde AAUC, la Asociación de Afectados por esta enfermedad que padece entre el 1% y el 1,5% de la población general. El intenso picor, las ronchas, el angioedema, así como la impredecible aparición de estos síntomas generan estrés y un gran impacto emocional y psicológico que en el largo plazo puede contribuir al desarrollo de ansiedad y depresión, según denuncia el colectivo.
La impredecible aparición de los síntomas genera un gran impacto psicológico, que en el largo plazo puede contribuir al desarrollo de ansiedad y depresión
La responsable adjunta del Servicio de Alergología del Hospital La Luz (Madrid), la doctora Paula López González, es una gran conocedora de la enfermedad. Señala que, aunque actualmente no hay tratamiento curativo, existen muchas vías terapéuticas para disminuir su aparición y controlar los síntomas.
La urticaria crónica es una afección cutánea caracterizada por la aparición súbita de habones o ronchas en diferentes partes del cuerpo. Viene acompañada de intenso picor, y en ocasiones de inflamación, conocida como angioedema, de labios, párpados y otras localizaciones. «Un tercio de los pacientes presentarán urticaria y angioedema, en torno al 40% sólo urticaria y un 10% sólo angioedema», apunta la doctora López.
Una vida condicionada
Se considera que la urticaria es crónica cuando los síntomas duran más de seis semanas. La espontánea o de causa desconocida es la más frecuente, y afecta al 60% de los pacientes que presentan urticaria crónica.
«La vida de las personas con urticaria crónica puede verse afectada de diferentes maneras», explica la especialista de Quirónsalud. «Son muchos los pacientes que sufren alteraciones de sueño a causa del intenso picor, así como pérdida de concentración e irritabilidad por no poder descansar bien. También es frecuente la aparición de lesiones en la piel, que pueden provocar el rechazo de los que les rodean, o la ansiedad ante la dificultad para identificar los desencadenantes».
Más de 300.000 personas padecen en España urticaria crónica, y afecta en más del doble a mujeres que a hombres. «La mayoría de los pacientes tienen entre 20 y 65 años», describe López, mientras que en niños «lo más frecuente es la urticaria aguda, aquella que ocurre como un único episodio que dura pocos días o semanas».
Origen desconocido
Aunque la causa de la urticaria crónica se relaciona en ocasiones con enfermedades autoinmunes, en otros muchos casos se desconoce su origen. «Los síntomas son consecuencia de la liberación de mediadores inflamatorios por parte de la activación y degranulación de las principales células efectoras de las enfermedades alérgicas (mastocitos, basófilos, eosinófilos, linfocitos T y B…). La causa de la activación de estas células es desconocida y espontánea en la mayoría de los casos».
Entre las enfermedades autoinmunes capaces de propiciar urticaria, la más frecuente es la enfermedad tiroidea. También se ha encontrado relación con enfermedades psiquiátricas. «Las comorbilidades psiquiátricas pueden estar presentes hasta en un 60% de los pacientes, siendo la ansiedad y la depresión las más comunes. La dermatitis atópica, el asma, y la rinoconjuntivitis también han sido descritas como comorbilidades asociadas».
Sin cura pero con tratamiento
Aunque no existe un tratamiento curativo, sí hay varias terapias dirigidas a disminuir su aparición y controlar los síntomas. La alergóloga recuerda que la primera línea de tratamiento es el uso de antihistamínicos de segunda generación, es decir, no sedantes, con seguridad y eficacia demostradas. «En los casos que no mejoren con una única dosis, es posible cuadruplicar la dosis del mismo antihistamínico», asegura.
Pero cerca del 40% de los pacientes no responde siquiera a esa dosis cuadruplicada. Para ellos existe la posibilidad de tratar con un anticuerpo monoclonal anti-IgE, que se administra de manera subcutánea cada cuatro semanas. «Actualmente sólo existe un anticuerpo monoclonal aprobado para este uso, pero se encuentran en estudio muchos otros con resultados prometedores».
El diagnóstico de la urticaria crónica espontánea se realiza con una exhaustiva historia clínica. Es imprescindible conocer la duración, la severidad y el número de habones que presenta el paciente, así como la intensidad del picor asociado. «También es importante conocer posibles entidades que puedan empeorar la aparición de estos síntomas, como determinados alimentos, medicaciones, enfermedades autoinmunes o infecciones crónicas, entre otras», apunta.
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