El pasaporte Covid es desde esta semana un requisito para entrar a bares, restaurantes o gimnasios en Aragón y Cataluña (aunque suspendido temporalmente por el colapso de su web). Esta comunidad y Galicia llevan meses requiriéndolo para entrar en locales de ocio nocturno y otras comunidades autónomas están pendientes de autorización judicial para implantarlo en distintos lugares.
Este certificado digital europeo ha provocado en las últimas semanas un nuevo desbarajuste autonómico, centrando la atención sobre una herramienta de lucha contra la epidemia que los expertos de salud pública ven con cierto escepticismo. Desde la Asociación Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), su portavoz Jonay Ojeda apunta a que "es una medida más, pero no la más efectiva y creemos que hay que enfocarse en medidas más efectivas que efectistas".
El foco puesto en los últimos días por el pasaporte Covid es para Daniel López-Acuña, profesor adjunto de la Escuela Andaluza de Salud Pública y ex directivo de la Organización Mundial de la Salud, "un espejismo que no tiene la efectividad que se le atribuye".
"En cada una de las ondas epidémicas ha habido una medida fetiche, en un momento dado fueron los cierres perimetrales o los toques de queda. Una medida de moda que se creía que podía ser la bala de oro contra la pandemia, ahora es el pasaporte Covid", afirma Javier Padilla, médico experto en salud pública y actual diputado de la Comunidad de Madrid (Más Madrid).
Y es que si en los últimos días muchas comunidades autónomas han subrayado la importancia de esta medida o pedido la implantación de una ley nacional que ampare su aplicación generalizada, menos se han desgranado sus objetivos reales o qué se espera obtener de ello.
Para fomentar la vacunación...
"Lo primero que hay que pensar es en cuál es el objetivo de la medida y aparentemente es doble, por un lado incentivar a los no vacunados a hacerlo y, por otro, que personas que acceden a un entorno cerrado que pueda estar mal ventilado tengan una mayor seguridad porque no van a compartir espacio con personas no vacunadas", indica Padilla.
El objetivo de aumentar el número de vacunados ha sido el argumento utilizado en otros países europeos donde el porcentaje de inmunización es bastante menor que en España. De hecho, hace unos días resurgían en algunos países europeos las coronafiestas y kits de autoinfección para conseguir el pasaporte (que se consigue estando vacunados, habiendo pasado la infección en los últimos seis meses o con una PCR negativa de los últimos tres días).
Sin embargo en España, donde el 91% de la población diana está vacunada, la efectividad del pasaporte Covid para aumentar el número de vacunados es cuestionable. "Habría que ver si esto convencería a quienes no lo han hecho para vacunarse. La última encuesta del CIS [Centro de Investigaciones Sociológicas] reflejaba que del 20% de personas de 20 a 39 años que no se han vacunado, un 25% está dispuesto a hacerlo a corto plazo. Del 60% que no, la gran mayoría manifiesta dudas sobre la eficacia, la seguridad o los efectos secundarios, pero no son antivacunas", explica Padilla. El epidemiólogo afirma que mientras que no hay evidencias sobre si una medida coercitiva puede fomentar la vacunación, sí hay un nuevo estudio, aún en proceso de revisión, que refleja que las imposiciones obligatorias pueden generar nuevos rechazos.
De esa falta de evidencias sobre su efectividad en este sentido se lamenta el portavoz de Sespas: "El pasaporte lleva meses utilizándose en algunos lugares como Galicia pero hasta el momento que sepamos no hay ningún dato que haya evaluado su impacto, lo que hubiera sido muy útil. Por eso ahora pensar en su implementación está condicionado porque no tenemos ni idea de cuál es su utilidad real".
Federico Arribas, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología, apunta que "las vacunas siempre han sido voluntarias en nuestro país y la gente se las ha puesto sin preguntar para cuestiones como viajar". El epidemiólogo cree que "el pasaporte no es la herramienta ideal, aunque puede ayudar" y cree que "lo que no es razonable es que haya distintas normativas de uso en las comunidades autónomas".
Para combatir la incidencia...
La otra razón - y que en muchos casos se ha enarbolado para pedir su implementación - es la de crear espacios seguros donde la gente pueda unirse con un menor riesgo de contagio. Y en este sentido, López-Acuña se muestra contundente: "Yo no tengo nada en contra de que se implante, pero hay que tener claro que usar el pasaporte no va a frenar los contagios ni garantiza que no haya transmisión".
Para los expertos, la imposición del pasaporte Covid con este objetivo puede ser un arma de doble filo. "La utilización de este certificado no puede ser una excusa para relajar cualquiera de las otras medidas de protección que conocemos, como la distancia, las mascarillas o la ventilación", indica Arribas.
En ese sentido, para Padilla el peligro está en que "el pasaporte Covid genere entornos de falsa seguridad donde se relajen otras medidas". Esa fue precisamente la utilidad que se dio en Murcia a finales de octubre cuando el pasaporte Covid se autorizó para que restaurantes y otros locales pudiesen aumentar su aforo al 100%, que de otra manera era el 75%.
"No podemos olvidar que las vacunas no son esterilizantes, la transmisión no es un riesgo que elimine el pasaporte. Ello y la cobertura vacunal que hay ya en España nos lleva a la conclusión de que el pasaporte Covid aporta poco al control de la pandemia en nuestro país", afirma Ojeda.
La última de las patas de este pasaporte que cuestionan los expertos son las dificultades para su implantación. "Tiene complicaciones logísticas y de organización", apunta Ojeda. Este mismo viernes entraba en vigor en Cataluña y se suspendía su uso tras colapsar la web y en las próximas semanas es posible que en estos territorios se produzcan nuevos litigios de empresarios, que podrán pedir "daños económicos".
"No estamos a favor de que se implante pero tampoco tenemos evidencias científicas para estar en contra, ya que no hay datos", concluye el portavoz de Sespas.
Padilla sí cree que habría que considerar la obligatoriedad del pasaporte en determinados lugares como las residencias: "Ahí sí lo haría obligatorio, además del resto de medidas y los test periódicos en trabajadores sociosanitarios".
Qué urge para las próximas semanas...
Los expertos coinciden en que el aumento de la incidencia en España urge la toma de medidas más allá de la implantación del pasaporte Covid. "En las próximas semanas tenemos que hacer un esfuerzo importante para reforzar las medidas que ya hemos utilizado antes para bajar la incidencia. Distancias, aforos, mascarillas. Ni la vacuna sola basta ni tampoco el pasaporte Covid", afirma el exdirectivo de la OMS.
"Vienen épocas complicadas, de frío, de estar en interiores. Hay que recordar lo que funciona. No creo que la implantación del pasaporte sea oportuna porque hay que cuidar la vacuna con mucho mimo y eso significa hacer un convencimiento amable. Quizás la labor tenga que venir de los médicos de cabera, que pregunten a la persona no vacunada y solucionen sus dudas. No medidas coercitivas como el pasaporte Covid", concluye Padilla.
Como último objetivo, Arribas recuerda la vacunación global. "Por muchas medidas que se impongan en los países, sin una mirada global no habrá soluciones definitivas".
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