A Leyre Bilbao, una arquitecta española residente en Ciudad del Cabo, las nuevas restricciones por la expansión de la variante del coronavirus Ómicron que han convertido Sudáfrica en el mayor damnificado, amenazan con arruinarle su navidad y un plan que llevaba meses pergeñando. “Llevo dos años intentando presentarles mi novio a mis padres sin conseguirlo por las limitaciones de viaje. Voy a acabar teniendo hijos sin que le conozcan”, dice a El Independiente, indignada por el repentino curso de los acontecimientos.
Un malestar que comparte la pequeña comunidad española de Sudáfrica, golpeada de lleno por las medidas aprobadas este martes por el Consejo de Ministros. La limitación de vuelos entre Sudáfrica, Botsuana, Eswatini, Lesotho, Mozambique, Namibia y Zimbabue y los aeropuertos españoles entrará en vigor este jueves y se prolongará, de momento, hasta el 15 de diciembre. En este lapso de tiempo solo podrán realizarse vuelos a España que estén ocupados por ciudadanos españoles o andorranos, así como residentes en ambos países.
“Todo esto es producto de una histeria colectiva. Resulta muy fácil cerrar las fronteras de estos países africanos, aunque suponga condicionar la vida de miles de personas. Es más complicado cerrar discotecas o obligar a la gente a vacunarse”, denuncia a este diario Rafael Montero, un español afincado en Angola que tiene a su familia radicada en Sudáfrica. “Mis tres hijos y mi esposa venían a visitarme el jueves para pasar tres semanas de vacaciones, pero ya es imposible. Siguiendo la fiebre general, han cerrado con Sudáfrica. No tengo muy claro si podré ir a Sudáfrica a verlos”, admite.
Todo esto es producto de una histeria colectiva. Resulta muy fácil cerrar las fronteras de estos países africanos que obligar a la gente a vacunarse
RAFAEL MONTERO, RESIDENTE ESPAÑOL EN ANGOLA
La comunidad española en Sudáfrica está formada por unos 2.300 nacionales, sometidos ahora a un bloqueo y a la obligación de efectuar una cuarentena de diez días en caso de viaje a España que consideran exagerada. “Sudáfrica es el país más desarrollado científicamente de África y donde se descubrió esta variante, pero no es una variante sudafricana. Es como la gripe española de principios del siglo XX. Se la llamó así porque se diagnosticó en España, pero parecía que los españoles fuésemos los culpables”, apunta a este diario Álvaro de la Cruz-Dombriz, profesor de física teórica de la Universidad de Ciudad del Cabo. "En todo caso, España no puede suspender vuelos porque desde hace unos años no hay directos, desde que Iberia dejó de operar la ruta con Johannesburgo", matiza.
De la Cruz-Dombriz preside la Asociación de Científicos Españoles en Sudáfrica, una institución de reciente creación que engloba a una cuarentena de investigadores españoles en el país. La organización es también muy crítica con las decisiones acordadas por la Unión Europea. “Deseamos mostrar nuestro profundo rechazo a la estigmatización ejecutada por gobiernos de diversos países, activando cierres inmediatos de fronteras a los ciudadanos sudafricanos y cancelando el transporte aéreo desde y hacia Sudáfrica”, señala un comunicado remitido a El Independiente.
“Es una reacción política sin fundamento científico para frenar la expansión de la nueva variante Ómicron firmemente desaconsejada por la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, advierten los científicos españoles. “Si se miran el mapa, hay países de África y del mundo donde no hay estadísticas de contagio de coronavirus. Sin embargo, los ciudadanos de esos países sí pueden entrar en España con todas las medidas pertinentes, pero no se les prohíbe a priori. El país con mayor vacunación y mayor seriedad del confinamiento en África es, sin duda alguna, Sudáfrica”, responde De la Cruz-Dombriz, que subraya los contratiempos que causará entre la comunidad española y la población local necesitada de viajar al exterior.
“Para mí, es una cuestión de derechos básicos y de cómo se pueden pisotear de cualquier manera. Me parece más básico poder viajar para ver a tu familia que salir a una discoteca por la noche”, replica Montero, que, como otros tantos compatriotas, litiga ahora con la incertidumbre de si su conexión aérea se mantendrá o, como ya sucede con algunas aerolíneas, le será denegado el viaje, solo permitido a las nacionales del país de destino.
Me parece injusto porque la variante está ya en muchos países y solo se ha decidido castigar a los países del sur de África
LEYRE BILBAO, RESIDENTE ESPAÑOLA EN CIUDAD DEL CABO
“No me siento insegura aquí para nada. Se está exagerando mucho en Europa. Los números están subiendo, pero la variante a Ciudad del Cabo no ha llegado y no parece que sea más grave que las otras”, arguye Bilbao, una madrileña que desembarcó en el país hace siete años en busca de trabajo. “Me parece injusto porque la variante está ya en muchos países y solo se ha decidido castigar a los países del sur de África. En algunos ni siquiera se han detectado casos de Ómicron”, agrega.
Las últimas informaciones añaden más argumentos a quienes desde Sudáfrica lamentan las medidas que les afectan. Este martes Holanda ha reconocido que dos personas que dieron positivo por coronavirus los pasados 19 y 23 de noviembre estaban infectadas con la nueva variante, días antes de que el país africano informara de su existencia a la OMS. Sudáfrica, con 59,3 millones de habitantes, tiene una tasa de vacunación que, con pauta completa, roza el 24 por ciento por ciento de la población. La media del continente no llega al 10 por ciento, frente al 62 por ciento en Europa o el 64 por ciento en Norteamérica.
El país que se ha convertido en epicentro de la atención mediática mantiene en vigor severas restricciones. “Estamos en nivel uno de confinamiento. Hay que llevar la mascarilla en espacios públicos abiertos y cerrados. Sudáfrica es un estado con instituciones. Hay un toque de queda a partir de la medianoche. Las universidades, por ejemplo, están trabajando virtualmente”, detalla De la Cruz-Dombriz, quien pone el énfasis en los pormenores del hallazgo de la nueva variante B.1.1.529, etiquetada con la letra griega Ómicron.
“Gracias a los datos compartidos por Sudáfrica, la OMS pudo, en tiempo récord, clasificar esta nueva variante como preocupante. En lugar de aplaudir la excelencia de los investigadores en el área de genómica y bioinformática adscritos a la Universidad de KwaZulu-Natal los cuales, gracias a su labor extenuante en descifrar el Covid-19, son ya responsables de la temprana detección de dos variantes Covid-19, Beta y Ómicron, ha sido penalizada”, lamentan desde la asociación de científicos españoles.
Sudáfrica es el país más desarrollado científicamente de África y donde se descubrió esta variante
ÁLVARO DE LA CRUZ-Dombriz, Asociación de Científicos Españoles en Sudáfrica
“Desde ese instante, diversos gobiernos alrededor del mundo reaccionaron con la cancelación de todas las conexiones aéreas a Sudáfrica y los países del sur de África. Una reacción sin base científica y discriminatoria. La reacción emocional de estos gobiernos y diversos medios de comunicación ha creado un estado de alarma social y económica”, añaden en la misma tónica tras mostrar su “frustración y desesperación por la injusta estigmatización, sin justificación científica, a un país que a pesar de desarrollar investigaciones de primer nivel en múltiples ámbitos, ha vistos sus recursos financieros mermados, y a una sociedad extenuada por las trágicas condiciones socio-económicas provocadas por la crisis del covid-19”.
Unos reproches que comparten los testimonios recabados. “Sinceramente Sudáfrica no puede tener otra temporada de turismo sin turismo. Está al borde del colapso y no sé si la economía va a sobrevivir después de esto. Es como si en España cierran la entrada a los ingleses. Nos hunden. Es terrible. Es el segundo año que nos lo hacen”, responde Bilbao. Ni siquiera ella misma tiene la certeza de poder hacer el camino de regreso a casa por navidad. “Teníamos comprados los billetes para el 17 de diciembre y el visado para mi pareja. Qatar Airways no acepta pasajeros del sur de África y no sé qué sucederá. Y no tengo dinero para pagarme otro billete. Quería llevarle a que conociera a mi familia”, murmura la española.
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