El final del puente de diciembre coincide de nuevo este año con un repunte de la epidemia. España ha vuelto este jueves al riesgo alto tras sobrepasar los 300 casos por 100.000 habitantes en 14 días, con una subida de 15 puntos desde el martes hasta los 305. La incidencia acumulada es mucho mayor en algunas comunidades autónomas como Navarra rozando los 1.000 casos y País Vasco y Aragón también en riesgo extremo.
Las circunstancias recuerdan a las del año pasado, cuando a mitad de diciembre empezaron a aumentar los contagios que provocarían la tercera ola en enero. La situación ahora es distinta, con casi el 90% de la población diana (mayores de 12 años) completamente vacunada, pero los expertos vuelven a mostrar preocupación. "Lo que estamos viendo nos va a llevar a una Navidad como la del año pasado", advierte el epidemiólogo Joan Caylá, exjefe del Servicio de Epidemiología de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, "todos queremos reunirnos pero ahora toca extremar la prudencia y este puente hemos visto en televisión imágenes que no deberían haberse producido".
Caylá achaca el actual ascenso de contagios a "una excesiva confianza en las vacunas y relajación de las medidas", unas razones en las que coincide con la presidenta de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), Elena Vanessa Martínez. "Ha habido un exceso de confianza, posiblemente debido a las altas coberturas de vacunación. Se han relajado e incluso han desaparecido en algunos entornos el resto de medidas preventivas no farmacológicas, que seguían siendo primordiales para el control de la pandemia".
Esa relajación se producía desde final de verano e incluso después de que a mitad de octubre España tocara suelo en los 41 contagios por cada 100.000 habitantes a 14 días. Después empezaría un ascenso lento en el que nuestro país seguía siendo el lugar donde miraba Europa, con una de las menores incidencias y uno de los niveles de vacunación más altos. "Se nos hablaba de que la incidencia bajaba y se atribuía a las vacunas y esos mensajes han llevado a parte de la población a creer que la pandemia estaba superada", afirma Caylá.
Martínez también cree que ese exceso de confianza ha contribuido a que no se instaurasen "más medidas de control que hubieran podido ralentizar la transmisión y que además son más eficaces cuantos menos casos haya. Es cierto que no estábamos en niveles preocupantes hasta hace poco, pero es necesario también ver la evolución y el aumento era significativo y sobre todo constante".
Menos hospitalizados, pero también al alza
La acción de las vacunas del Covid para prevenir hospitalizaciones y muertes ha conseguido romper la relación entre el aumento de los contagios y las complicaciones de la enfermedad. Algo que se observa claramente en la correspondencia de las situaciones actual y de hace un año.
Mientras que el 10 de diciembre de 2020 con una incidencia de 188 estaban ocupadas por Covid el 9,6% de las camas en planta y el 22,44% de las UCI, los 305 de incidencia actuales se reflejan en la mitad de presión asistencial, una ocupación hospitalaria de 4,4% y de 11,3% en cuidados críticos.
No obstante, esta tendencia en aumento preocupa también a los expertos. "Efectivamente la gravedad de la enfermedad es mucho menos en las personas vacunadas, pero hasta pequeños porcentajes se convierten en números significativos cuando aumenta lo suficiente el número total de casos". La presidenta de la SEE habla además de una tendencia sostenida: "Estamos viendo un aumento de la ocupación hospitalaria poco a poco, habiendo superado el 10% de ocupación en UCI el martes pasado, incluso hay ya cinco comunidades superan el 15% de ocupación en UCI".
Caylá también se muestra preocupado por la incidencia hospitalaria. "Ya hay más de 5.400 ingresados y de 1.000 en UCI. Esto nos debe llevar a ser súper estrictos. Estamos en la sexta ola y lo que podemos intentar es minimizar su impacto".
"Todo esto sin ómicron"
Aunque el mundo está pendiente de la variante ómicron desde la notificación de los primeros casos a finales de noviembre, la sexta ola de contagios que afecta a España - y que registra picos en distintos lugares de Europa desde hace semanas - se debe a la variante delta, dominante en España desde verano y que continúa acumulando más del 90% de los casos en la mayoría de las comunidades autónomas.
Así se ve en el último informe de variantes del Ministerio de Sanidad, fechado el 7 de diciembre, donde se ve que que la menor proporción de delta está en Castilla y León (con 88,6%) y en 11 CCAA que reportan datos la proporción es mayor del 98%. Hasta la fecha del informe España había secuenciado un total de 11 casos de la variante ómicron. Nueve vinculados a viajes a Sudáfrica y dos autóctonos y ligados entre sí.
"La situación epidemiológica que tenemos es sin ómicron. Aunque los datos sobre esta variante son muy preliminares, aún está por confirmar si puede ser más transmisible o escapar a la inmunidad generada por las vacunas. Por ello debemos ser cautos y tratar de cortar ahora los contagios en la medida de lo posible", afirma Caylá.
La presidenta de la SEE indica que "por ahora la variante ómicron no se ha asociado a mayor gravedad de la enfermedad, por lo que la preocupación es la misma que con cualquier otra variante, si bien hay que analizar de cerca cualquier signo que nos haga alertar de un aumento de gravedad, pero como anteriormente, no solo de esta variante. Si se transmite con más facilidad, como parece, lo que podría pasar es que la subida en el número de contagios sea mayor que lo que hubiera sido si no circulara, y por eso es también importante implantar medidas de Salud Pública que puedan frenar el ritmo de contagios".
Prudencia en las fechas que vienen
De momento y ante la expectativa de ómicron, los expertos recomiendan continuar con las medidas de protección. "Uso de mascarilla siempre en sitios cerrados, quitárnosla exclusivamente cuando comemos o bebemos si lo hacemos con no convivientes, manteniéndola el resto del tiempo puesta. No olvidar que en sitios abiertos no siempre es fácil mantener la distancia física en esta época del año por la aglomeración de gente, en ese caso mantener la mascarilla puesta también en espacios abiertos y evitar la manipulación excesiva de la misma que pueda disminuir su eficacia", apunta Martínez, "es muy importante una buena ventilación de los sitios cerrados. Y en algunos casos, en lugares con una peor evolución de la enfermedad habría que valorar limitar la apertura de ocio nocturno, reducir aforos y número de comensales en la misma mesa, evitar las reuniones en las que se junten más de dos grupos de convivencia estable, o cerrar de nuevo los interiores de la hostelería, por ejemplo".
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