El arranque en España de la vacunación infantil para niños de cinco a 11 años, previsto para este miércoles, viene aún con dudas que acechan tanto a los padres como a algunos profesionales. Los pequeños son quienes menos sufren la enfermedad y de hecho ni siquiera entre los expertos había un consenso sobre si vacunarles de forma masiva hasta hace apenas unas semanas.
Desde entonces, dos aspectos han resultado clave para la autorización por parte de las autoridades y la recomendación de los pediatras. El reporte de los datos de Estados Unidos, donde en poco más de un mes se han vacunado unos cinco millones de niños, y el repunte de la pandemia. Así lo explica la doctora en Pediatría e investigadora en vacunas María Garcés, que forma parte también del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría.
Garcés incide sobre todo en la gran seguridad de la que goza la vacuna del Covid de Pfizer, la única hasta la fecha aprobada en niños: "De todas las vacunas que tenemos en el calendario infantil, los ensayos clínicos se hacían de 2.000 o 10.000 niños. De todas las existentes, el paradigma estaba en la vacuna del rotavirus, que se había probado en 70.000 niños. Nos parecía el no va más y ahora tenemos datos de más de cinco millones de niños". Son 70 veces más que en el mayor ensayo.
Desde desde el inicio de la vacunación infantil en EEUU el pasado 3 de noviembre, Garcés afirma que ella y la comunidad pediátrica en general ha estado "siguiendo muy de cerca los datos". "Los datos estadounidenses han sido determinantes. El escenario hubiera sido muy distinto si se hubieran reportado efectos adversos como los que se vieron de miocarditis en adolescentes, por ejemplo. Pero no ha sido así y tener información de cinco millones de vacunaciones da una seguridad tremenda", subraya la investigadora.
A principios de diciembre el director del Centro de Prevención y Control de Enfermedades (CDC) de EEUU, Rochelle Walensky, afirmó que no se habían registrado casos de miocarditis en los millones de niños vacunados, como recogió Reuters.
También se han reportado datos de seguridad de la vacunación de niños en Israel, donde recientemente se publicó que no ha habido efectos adversos graves. El 1% de los niños había requerido atención médica tras la vacuna y alrededor de un 20% de los padres indicaron que sus hijos habían experimentado alguna reacción leve como dolor en la zona, dolor de cabeza o cansancio.
¿Y los efectos de la vacuna a largo plazo?
Otra de las dudas que suscita la vacunación infantil es si el fármaco puede perjudicar a los pequeños a largo plazo. En Este sentido, Garcés subraya que la mejor evidencia es que "en un siglo y medio de vacunación, con la cantidad de vacunas que tenemos y la cantidad de vidas salvadas, nunca se ha descrito ningún efecto a largo plazo para ninguna".
Además, la investigadora explica que las vacunas de ARN mensajero no son nuevas. "La gente ha de saber que su desarrollo comenzó en 1980, que esta es una estrategia antigua pero había un hándicap porque no se sabía como introducirla en el cuerpo, porque el ARN se degrada tan rápidamente en el cuerpo. Eso se consiguió con el desarrollo de las partículas lipídicas y desde entonces no solo se ha usado en el Covid, también se ha ensayado con otras vacunas contra la rabia o el ébola. No se espera ni por asomo después de la experiencia con vacunas que no se espera ningún efecto a largo plazo", afirma.
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