No es posible dar un paso sin ella. Desde ir de compras a un centro comercial o tomar un tren hasta rezar en una mezquita o acceder a un partido de fútbol. “Enseñe su Tawakkalna, por favor”, me pide un empleado a las puertas de un estadio en Yeda, la segunda ciudad de Arabia Saudí. En el reino cualquier acto, hasta el más leve, precisa de la luz verde de Tawakkalna, una aplicación de móvil gestionada por el Gobierno que solo funciona si el usuario acepta estar geolocalizado de manera continuada y eliminar cualquier barrera contra el uso de datos.
En plena polémica por el Pasaporte Covid en España, cuyo uso limitado al ocio nocturno ha sido avalado por el Tribunal Supremo, la aplicación saudí va mucho más allá. Afecta a cualquier actividad diaria y proporciona al Gobierno datos precisos de los desplazamientos de sus nacionales, residentes extranjeros y visitantes llegados del exterior. “Nuestra responsabilidad es protegerte. Cumplir es tu responsabilidad”, argumenta la página web de la aplicación.
“Tawakkalna”, cuyos avisos cuelgan de todos los negocios y en todos los accesos a instalaciones públicas, funciona con un QR y una serie de colores, dependiendo de los datos médicos y la condición del usuario. “Los códigos garantizan la privacidad y demuestran la condición sanitaria de los usuarios conforme a los datos del ministerio de Sanidad a través de datos personales encriptados”, explica la propia aplicación. En el caso de los recién llegados, la información parte del certificado Covid, con detalles de las dosis administradas, que es obligatorio subir a la plataforma para moverse por el reino.
Marrón, infectado; Verde, inmune
Te piden la Tawakkalna hasta para ir al baño, dice un residente español
“La herramienta de rastreo Tawakkalna es de aplicación estricta”, me advierte la organización de uno de los actos a los que asisto, antes incluso de embarcar desde Madrid. “La información mencionada más abajo debería ayudarte a asegurarte una llegada suave”, agrega. Una de las claves es precisamente descargarte y registrarte con antelación en Tawakkalna. Proporcionar los datos y cargar la información sobre la pauta completa de la vacuna de la Covid-19 no es el único requisito. La aplicación requiere que los móviles dispongan de internet sin interrupciones y que el usuario levante cualquier restricción al uso de sus datos y de su localización.
En caso de negativa, el color pasa del verde, que te declara como libre de infección, al gris. “El usuario no tiene conexión a internet o no ha compartido su ubicación o está usando VPN -el sistema para acceder a otra extensión segura de red fuera de Arabia Saudí y sortear la censura en internet-", detalla la información oficial. El resto del abanico cromático contempla el naranja -contacto con un contagiado y aislamiento obligatorio de una semana-; amarillo –contacto con un contagiado, pero se le permite trabajar mientras se adoptan medidas preventivas-; marrón -infectado-; y azul, la cuarentena de cinco días que algunos viajeros deben cumplir tras su entrada en el país. En caso de vulnerar el aislamiento, la propia aplicación alerta de la infracción.
Es algo que deberíamos copiar en España, opina un sanitario
"Sin el Tawakkalna en verde no puedes acceder a ningún sitio, ni al supermercado ni a centros comerciales ni a restaurantes. Y si te cogen circulando con el código en otro color, la multa es bastante importante", explica un sanitario español residente en el país, entusiasmado con la aplicación y su utilidad para rastrear el itinerario de los infectados. "Entre 2012 y 2015 hubo aquí otra epidemia, MERS-CoV, el síndrome respiratorio de Oriente Medio [una enfermedad respiratoria vírica provocada por un nuevo coronavirus que se detectó en Arabia Saudí por primera vez en 2012] y el país aprendió", agrega. "Es algo que deberíamos copiar en España".
La aplicación -que, según los últimos datos, cuenta con unos 20 millones de usuarios- fue lanzada el pasado mayo con el argumento de ayudar al reino a mitigar la propagación del coronavirus. El miércoles el país árabe contabilizó 88 nuevos casos de Covid-19 y un fallecimiento. La población con pauta completa supera el 65 por ciento. El uso de la aplicación ha despertado ciertas quejas entre la población de expatriados. “Te piden la Tawakkalna hasta para ir al baño. Mejor que esté en verde. Asegúrate que no tienes la VPN cuando la actualices”, comenta un español residente en el reino en uno de los foros en los que expatriados comparten consejo con los recién llegados.
Críticas de organizaciones internacionales
Aplicaciones como la saudí, que se han extendido en los últimos meses al calor de la pandemia, levantan sospechas y recelos en las organizaciones de derechos humanos. Contactados por este diario, Amnistía Internacional y Human Rights Watch aseguran no haber estudiado el sistema saudí. Desde Electronic Frontier Foundation, una organización no gubernamental dedicada a la defensa de las libertades en el mundo digital, alertan de su grado de intromisión.
No se trata solo de una aplicación sanitaria, sino de vigilancia y acceso a datos
Jon Callas, director de proyectos tecnológicos de la Electronic Frontier Foundation
“Mi principal preocupación es que no se trata solo de una aplicación sanitaria, sino que es una aplicación de vigilancia y acceso a datos”, replica a El Independiente Jon Callas, director de proyectos tecnológicos de la Electronic Frontier Foundation. “Sirve para gestionar toques de queda y accesos a edificios. Tiene un componente de administración de salud pública, pero es principalmente para vigilancia”, argumenta.
A su juicio, la aplicación abre la puerta a otros usos, menos transparentes. “Una vez que a una persona le exigen tener una aplicación tan invasiva como ésta, será empleada inevitablemente para más y más vigilancia”, contesta Callas. “Durante esta pandemia uno de los asuntos que hemos visto es que los sistemas de salud pública no deberían ser usados como herramientas para aumentar la vigilancia social. Las medidas sanitarias públicas necesitan cooperación de la gente con las autoridades médicas. Si la población no confía en las autoridades, no dirán nada sobre su vida”. Las preguntas por el Tawakkalna y la muestra del QR no cesan hasta el aeropuerto. Llegan hasta el mismo control de fronteras. Una vez cruzado, los códigos se desvanecen.
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