Con la curva de contagios batiendo récords en España desde el inicio de la pandemia, el Gobierno de Pedro Sánchez ha tomado la decisión de imponer el uso obligatorio de la mascarilla en espacios exteriores. La medida, sin embargo, causa mucho recelo entre epidemiólogos y expertos en Salud Pública, que creen que no frenará el número de casos y que es una norma "más política que científica".
Patricia Guillem, catedrática en Epidemiología de la Universidad Europea de Valencia, Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, y Salvador Peiró, investigador experto en Salud Pública, coinciden en que la medida que aprobará este jueves el Consejo de Ministros carece de utilidad desde un punto de vista epidemiológico y reclaman otras medidas para frenar la curva. "Pero las medidas que de verdad hay que tomar, como reducir aforos, imponer el toque de queda o limitar la movilidad y las reuniones familiares, sí tienen un coste político y eso no lo quieren asumir", ejemplifica Patricia Guillem en una conversación telefónica con El Independiente.
La mascarilla dejó de ser obligatoria en España en espacios exteriores el 26 de junio, cuando la vacunación avanzaba a un ritmo altísimo y la incidencia acumulada se desplomaba hasta los 95 casos por cada 100.000 habitantes. Ahora, a las puertas de la Navidad, la variante ómicron ha hecho saltar por los aires cualquier previsión de unas fiestas tranquilas: su alta transmisibilidad ha disparado los contagios hasta una incidencia de 784, aunque el número de muertes y de hospitalizaciones sigue siendo bajo gracias a las vacunas.
El problema está en los interiores
Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, reclama a los políticos que tomen "medidas útiles, no estéticas" y que pongan el foco donde se debe: "Todo el mundo sabe que el problema está en los interiores".
"Hay que pedir que la gente use la mascarillas en las aglomeraciones, pero ponerlas obligatorias de nuevo no es necesario. Nunca lo han sido necesarias en el exterior si estás a más de 1,5 metros", recuerda este experto a este diario. "Es una medida fácil de tomar, pero muy débil para el control de la situación. Es una medida más política que científica".
Coincide totalmente con esa visión Salvador Peiró: "La mascarilla en exteriores, salvo que no se pueda mantener la distancia, es una medida de nula efectividad y no será útil para cortar la transmisión. Es, además, una demostración de que sigue sin entenderse cómo funciona la transmisión por aerosoles, la principal vía de transmisión de la Covid".
Los aerosoles y los espacios exteriores
Cuando empezó la pandemia, se pensaba que el coronavirus se transmitía por gotículas y no por aerosoles. La Organización Mundial de la Salud tardó en reconocerlo, pero finalmente en mayo de 2021 admitió que la principal vía de transmisión de este virus era por aerosoles. La ventilación y la mascarilla en espacios interiores han sido claves para evitar contagios.
"Sabiendo que se contagia por aerosoles, obviamente siempre es correcto poner un filtro que impida esa transmisión. Es una herramienta de prevención. Pero usar la mascarilla de forma generalizada no lo veo claro. Tiene que ser cuando no se pueda mantener la distancia o en ambientes cerrados", añade Patricia Guillem. "Yo no veo necesario ponerme la mascarilla para dar un paseo por la playa. Es como poner una tirita en una brecha, es una medida paliativa que genera falsa seguridad".
El catedrático de la Universidad de Colorado José Luis Jiménez, uno de los mayores expertos en transmisión aérea del coronavirus, no daba crédito a la medida anunciada por Pedro Sánchez. "El Gobierno toma como única medida para ómicron la mascarilla obligatoria en exteriores, ¡pero los bares y los restaurantes sin mascarilla!", ha indicado. "Es puro teatro. Sabemos que la transmisión en exteriores es al menos 20 veces más baja que en interiores".
"No sabría decir el motivo por el que no se adoptan medidas efectivas para reducir los contactos como el teletrabajo, la reducción aforos, los controles horarios o los cierres selectivos de algunas actividades y eventos masivos", insiste Salvador Peiró, que coincide con el resto de expertos consultados en que la vacunación sigue siendo vital para frenar a la variante ómicron.
"Acelerar la tercera dosis en mayores de 60 años es muy importante. Esa medida es muy relevante. No cortará la transmisión general, pero probablemente sí lo hará en ese grupo de edad que es el que más casos graves produce… Aunque vamos algo tarde".
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